“Son charrúas nuestros corazones”, reza una de las frases más significativas de la marcha de Central Córdoba, club fundado un 20 de octubre de 1906 en el corazón de barrio Tablada, en el sur de Rosario.
Siempre se dice que el Charrúa es el equipo más querido de la ciudad, que la gente puede ser hincha de Newell’s o Central, pero que tiene un cariño especial por el Matador, ya sea por ser del barrio o por algún familiar que lo haya llevado de chiquito al Gabino Sosa alguna tarde soleada de sábado para ver jugar al Trinche Carlovich o más por estos tiempos a aquel equipo que contra todo y todos dio el batacazo ascendiendo a la B Metropolitana a mediados del 2012, con un plantel que más que compañeros eran amigos y formaron un grupo que los llevó a la gloria.
Además de aquella inolvidable tarde en Ciudad Evita ante Sportivo Italiano, Córdoba vivió recientemente otros momentos imborrables, como enfrentar a Boca en San Juan por Copa Argentina o por el mismo torneo eliminar nada menos que a Central en Chaco. O aún más reciente la heroica semifinal que le ganó por penales a Laferrere como visitante tras perder como local, con un equipo dirigido por Ariel Cuffaro Russo que, lamentablemente, no pudo coronar esa gran campaña con un ascenso.
Pero el ascenso a la B Metro de ese sábado 30 de junio de 2012 fue algo único. La tarde gris terminó siendo una jornada hermosa para todos los Charrúas que viajaron hasta Ezeiza, porque el equipo invitaba a ilusionarse, no sólo por su juego, sino también por ese plus que tenían: en las más difíciles tenían unas ganas gigantes como el propio estadio Gabino Sosa.
Vencieron a Italiano, a los árbitros y a los propios que querían cortarle el sueño, porque a los goles de Marcos Figueroa y Juan Carlos Lescano los gritaron los visitantes en cancha del Azzurro y llegó por la autopista hasta Rosario, para que todo el barrio, acompañado por la ciudad, salieran a festejar lo que un grupo de treinta jugadores y siete integrantes del cuerpo técnico obtuvieron ante el asombro de todos, menos de los que sabían lo que este equipo era capaz de conseguir.
Pero a lo largo de su historia, el Charrúa tuvo grandes logros que lo hicieron importante no sólo en la ciudad, sino en el mapa futbolístico del país.
La Copa Beccar Varela conseguida en febrero de 1934 después de vencer en la final a Racing en cancha de River de la mano del mítico Gabino Sosa. El primer título oficial de AFA llegó en 1952 al superar 3-2 a Estudiantes de Caseros; o el ascenso a Primera División, el logro más importante en la historia del club, obtenido el 30 de noviembre de 1957 ante Quilmes en el sur del Gran Buenos Aires tras golearlo 3-0 con la conducción de Félix Ibarra y jugadores destacados como Indalecio López y Federico Cecchini.
La única vuelta como local, en el año 1973, tras vencer a Argentino de Quilmes 2-1 con dos goles de Walter Mainonis y figuras como Di Bendetto en el arco, Cassinerio en el medio y Sullivan en la ofensiva. El octogonal ganado en 1982 para volver a la B Metro o la goleada en cancha de Laferrere por 5-1 ante Liniers para volver a subir en la temporada 1987/88. Por último pero no menos importante, como olvidarse del salto a la B Nacional en el torneo de 1990/91 de la mano de Ramaciotti, tras una goleada 4-1 a Chacarita en San Martín.
Estos años de gloria son los que todo el pueblo charrúa quiere volver a vivir, donde el Gabino se llenaba los sábados. Hoy el club atraviesa un momento en el que se esta recuperando de algunos contratiempos que lo llevaron a estar al borde del abismo, pero que con mucha lucha dejó atrás, porque tanto hinchas, dirigentes y jugadores quieren recuperar “la gloria que conquistara Gabino”.
Presentación del libro sobre Gabino Sosa
En el marco de los festejos por el 111º aniversario del club, se llevará a cabo la presentación del libro “El Payador de la Redonda. Vida de Gabino Sosa”, escrito por Julio Rodríguez, periodista e historiador de la institución. El evento será en la sede del club (San Martín 3250) desde las 19 y está organizado por la Subcomisión de Jóvenes Charrúas.