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Fiestas electrónicas: en Rosario también se empezaron a cancelar

Metropolitano levantó los shows programados. La decisión se toma a pocos días de que en Buenos Aires se suspendieran.

Efecto TimeWarp. El salón Metropolitano, el lugar donde se hacían las mayores fiestas con música electrónica en la ciudad, decidió suspender la agenda de eventos hasta nuevo aviso. Un comunicado volcado a las redes sociales por la productora que tenía programada para el viernes 3 de junio una fiesta con la presentación del DJ británico Danny Howells informó sobre la decisión. En ningún momento ni el salón ni la productora vincularon la retirada con lo ocurrido en la fiesta de Costa Salguero, en la costanera porteña, donde cinco chicos ingirieron o mezclaron drogas que les provocaron la muerte, que derivó en la reciente suspensión, por parte del jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, de toda fiesta electrónica masiva en su territorio. Tampoco con la última fiesta que se hizo en Rosario el pasado viernes 30 de abril, tras la cual cuatro chicos fueron internados y varios más requisados y detenidos por tenencia de sustancias prohibidas. En ese marco, dsesde las ONG locales Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec) y Asociación de Reducción de Daños de la Argentina (Arda) advirtieron que la suspensión no es la lógica a seguir, ya que las fiestas electrónicas no sólo no se van a terminar sino que van a seguir a menor escala, ocultas, y en condiciones más riesgosas para el público.

“En el día de la fecha comunicamos que Metropolitano SA ha decidido momentáneamente no realizar shows de música electrónica de carácter masivo”, dijo en su perfil de Facebook Lado B Producciones, una de las organizadoras de las mayores fiestas de la ciudad.

“A partir de esta medida nos vemos obligados a reprogramar los próximos shows anunciados a un formato de club con capacidad limitada, poniéndonos a tono con diversas provincias que ya han seguido esta modalidad”, explicó con resignación la firma Lado B.

“Desde nuestro lado, y sintiéndonos también perjudicados con estas nuevas medidas, le pedimos al público y a todo amante de esta música seguir reflexionando en nuestro cuidado personal y conciencia a la hora de disfrutar de una noche de baile, así podremos lograr una movida más sana y responsable para que nunca más vuelva a suceder esto que vivimos”, completó el comunicado de prensa.

En rigor, la decisión de suspender el calendario en Metropolitano –hay otra fiesta programada para el próximo viernes 20 que sigue en marcha, de otra productora y en otro sitio– ya había tenido un antecedente, el pasado sábado 23 de abril –más cerca de la fecha de TimeWarp– cuando la fiesta “Hot Since” se levantó, sin explicar detalles, y ahora se está devolviendo el dinero de las entradas a quienes habían comprado anticipadas.

“Suspender las fiestas es claudicar: se trata de invisibilizar lo que está, de barrerlo bajo la alfombra, que es el fenómeno del policonsumo de sustancias. No es el camino prohibir los escenarios donde se consume. Asi, dentro de poco van a descubrir que también se consume en las tribunas o en los shows: ¿van a prohibir entonces el fútbol? ¿Van a impedir los recitales de rock?, se preguntó la psicóloga Silvia Inchaurraga, referente de la Asociación de Reducción de Daños.

Hace menos de dos semanas atrás, en un artículo publicado por este diario, la investigadora había advertido que la suspensión de las fiestas electrónicas era lo “peor” que podía pasar, desde el punto de vista del cuidado de la salud, el ámbito en el que trabaja Arda. “No podemos negar el consumo. Las drogas no son un problema de la noche ni el éxtasis es de las fiestas electrónicas. Son un problema de la humanidad”, había aclarado.

Una década atrás, la organización fue pionera, tanto en Rosario como a nivel país, en ofrecer a usuarios de drogas ilegales un testeo de lo que iban a consumir antes de que lo hicieran, como modo de prevenir daños severos o aun fatales. Ahora Inchaurraga estima que la tarea, ya de por sí compleja y no exenta de polémica, se tornará imposible si las fiestas se vuelven clandestinas. De ese modo directamente quedarían ajenas a toda estructura de salud pública y control de servicios en un marco de persecución. La experta menciona como ejemplo un caso español, en el que una organización entregaba jeringas esterilizadas a personas con adicción a drogas inyectables, “y atrás venía la Guardia Civil y las detenía”.

“Costó mucho tiempo y esfuerzo poder imponer el modelo de la salud pública. La persecución del consumidor es la salida equivocada”, remarcó.

En la misma dirección el referente de Arec Pablo Ascolani reclamó una intervención fuera del ámbito persecutorio. “Las fiestas van a seguir a menor escala y desreguladas, cuando tiene que haber un Estado presente, controlando la ventilación de los lugares, la provisión de agua, el cumplimiento de las condiciones éticas mínimas de los organizadores para hacer una fiesta electrónica”.

Para Ascolani, la suspensión de fiestas electrónicas perjudica toda iniciativa de reducción de riesgos y crea condiciones “mucho más tóxicas”. Y marcó con énfasis el “retroceso” por parte del Estado argentino, cuando en el mundo se cambió el paradigma de “un mundo sin drogas” por “un mundo sin uso problemático” de ellas.

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