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Final para la historia: a ajustarse los cinturones, que se viene Atalaya con Sportsmen en el Bonilla

Un mes hubo que esperar para este 10D, que quizás quede en la historia como una de las mejores noches del básquet de la ciudad. Desde las 21, la gran final de la Superliga rosarina

Un mes pasó desde aquel 10 de noviembre en el que Atalaya le ganó a Unión y en el que Sportsmen venció a Timbúes. Un mes en el que volvieron a aflorar todas las desprolijidades y carencias del básquet rosarino desde lo organizativo, llevadas a la luz pública en este caso por la exposición que representa una final de este tipo, en la que el morbo se entremezcla inevitablemente con lo deportivo y despierta interés hasta en espacios en los que no se conoce ni el color de la pelota. No es un partido sencillo de manejar, eso está claro también.

Los dimes y diretes tan nuestros, sumados a la situación de violencia que vive la ciudad (tan tristemente nuestro también), retrasaron para este 10D la enorme definición, que desembocó en el Salvador Bonilla de Provincial, teatro de operaciones para que este viernes desde las 21 la República de la Sexta decida a su dueño en el partido más emblemático que puede ofrecer el básquet de la ciudad, por su interés basquetbolero y, no hay que barrerlo bajo la alfombra, por el temor a que algo suceda entre las hinchadas.

Las entradas se venderán en el estadio, el ingreso tendrá un costo de 300 pesos para los mayores de 13 años y cada parcialidad ocupará una de las tribunas del amplio estadio del Rojo, detrás de los aros, mientras que el público en general estará en las laterales, pulmones mediante. El control policial también será acorde a las necesidades del duelo, con vallados que guíen al público a su sector, según lo que se pudo saber en las últimas horas (hasta el jueves al mediodía la Rosarina no había informado detalles). Dirigirán Jeremías Miraglia, Marcelo Pérez y Franco Petrone.

Desde lo basquetbolístico, que debería ser lo que interesa, se trata de un partido con posibilidades equilibradas entre dos elencos de buen presente que cumplieron actuaciones sólidas en los duelos previos del certamen reducido en los que vencieron a Timbúes y a Unión y Progreso con rendimientos colectivos muy interesantes.

No es novedad que Sportsmen tiene muy claro a lo que juega y que el sello Le Bihan revitalizó al equipo desde su regreso. Ni la frustración de la pandemia que paró la Copa Santa Fe lo detuvo y es protagonista en el regional y finalista de la Superliga con un equipo muy joven.

Atalaya también sobrellevó un proceso importante tras la salida de Mariano Junco y afrontó las bajas de símbolos como Lisandro Villa y Lautaro Suárez, pero lo que se presumía serían meses posiblemente traumáticos decantaron en victorias y el número uno de la fase regular, también con juventud en sus filas. Mucho mérito en el técnico Andrés Malajovich Farruggia y en los referentes que permanecen.

“En el plantel están todos aptos y en buenas condiciones, la única baja es Facundo Maruelli, que ya cumplió cuatro semanas de la operación y se encuentra trabajando diferenciado”, contó el entrenador del Azul, quien recuperó a Leo Yanson, lesionado ante Timbúes. Y reconoció que la espera se vive con entusiasmo: “El club siempre tiene las mejores expectativas, no hace falta aclarar lo pasional que es Atalaya. Se transmite mucha buena onda y el equipo se encuentra bien, tranquilo y seguro. Este tiempo de espera vino bien para seguir ajustando detalles y poder disfrutar de este lindo momento”.

Se vio a un equipo muy concentrado en defensa y solidario en ataque en el cuadrangular. Y Andrés sabe que es una de las claves ante un equipo como Sportsmen: “Es lo que intentamos hacer desde que comenzamos el año y creo que justamente es lo que nos trajo hasta acá, priorizamos mucho la faz defensiva y el rebote para intentar correr o buscar mediante el volumen ofensivo buenos y cómodos lanzamientos. Creo que la clave pase por una obviedad ‘tratar de manejar el ritmo del juego’, lo intentaremos hacer con aspectos sencillos y algunos detalles específicos”.

Y hace su resumen: “Tuvimos varios contratiempos pero el equipo nunca se tomó ni un día para lamentarse nada, siempre con mucho compromiso y una gran predisposición, redoblando esfuerzos el equipo siguió trabajando. Estoy muy contento con el trabajo realizado, es difícil llegar a una final, pero lejos de conformarnos tenemos siempre entre ceja y ceja  seguir mejorando y  ganar”.

El juego interno de Yanson y López, la conducción de Rava, el gol de Tarragó y el aporte todoterreno de Orellano son algunas de las variantes que ofrece el Azul, pero que necesita de su trabajo colectivo como explicó su entrenador.

Por su parte, Cristian Le Bihan también mantiene en alto las ilusiones del Verde: “Estamos bien, con todo el equipo completo, llegamos sin excusas y de la mejor manera”.

“La espera fue larga, pero es sólo algo más de todas las cosas que pasan en este básquet rosarino. A nosotros disputar el torneo regional nos fue enfocando en mejorar día a día, no sé si nos ayudó para no esperar con ansiedad esta final, sino que nos focalizó siempre en el próximo partido y gracias a Dios llegamos a la instancia final en ambos torneos”, analizó el entrenador del Verde.

“La gente del club está entusiasmada porque fue un año muy bueno. Nos quedó atragantado el primer puesto del Federativo pasado que se suspendió por la pandemia y por eso no es poca cosa al año siguiente llegar a dos instancias decisivas”, explicó el entrenador del Verde, quien destacó también cómo tiene que jugar su equipo y las virtudes del rival: “Sportsmen tiene que jugar a lo Sportsmen, por tradición y por estructura, tratar de afianzar lo que hacemos. Y de Atalaya hay que estar atentos a todo, porque es un equipo con buenos jugadores, con un buen entrenador, con recambios y con esquema de juego desde hace años, con el plus de haber jugado años en el Federal. Nadie les regaló nada y llegó por mérito propio”.

Y también se animó a un mensaje y deseo: “Espero que se vea lindo básquet y que la gente vaya con ganas de ver un buen partido y  no con el morbo del lío que potencialmente pueda existir, algo que no colaboraría en nada con el básquet ni con las instituciones”.

El liderazgo de Tripelli, el aporte todoterreno de Cingolani, la efectividad interna de Boixader, el desequilibrio de Dalpino son algunas de las claves de un plantel que se hace largo y que tiene la intensidad como bandera.

Un mes hubo que esperar para este 10D, que quizás quede en la historia como una de las mejores noches del básquet de la ciudad. Hubo un mes para intentar que así sea.

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