Las últimas tres décadas del teatro rosarino están marcadas, entre otras cosas, por la impronta de una actriz cuyo recorrido, además de valerse de un estilo inconfundible, abrió la puerta a otras actrices, un puñado de mujeres de la ciudad dispuestas hacer humor, un territorio, como tantos otros, copado hasta entonces por los hombres.
Andrea Fiorino, de ella se trata, decidió festejar estos treinta años de teatro jugando con lo azaroso, seguramente porque es el azar, entre algunas otras cosas, lo que termina definiendo el destino de cualquier artista tanto en Rosario como en cualquier otro lugar del planeta.
30 años, un recorrido al azar, que se conocerá este sábado por la noche en Espacio Bravo, es un compendio de momentos, un recorte que hurgó entre el recuerdo, la risa compartida y la felicidad de transitar algunos personajes con destino de clásicos, para volver a traer al presente a muchas de esas mujeres nacidas en sus unipersonales que tomaron cuerpo y voz a partir del valioso trabajo que Andrea Fiorino desarrolló y compartió con el público en todos estos años.
“Cumplo treinta años desde el momento en el que empecé a dedicarme por completo al teatro, porque si contabilizo los años de bailarina, que fue con lo que empecé, son algunos más. Son muchos años yirando por los escenarios de la ciudad”, dijo Fiorino a El Ciudadano en el marco de una extensa charla.
De todo este tiempo de tanta producción y consolidación de un talento que la actriz mostró, de todos modos, desde sus primeras apariciones, se vuelve complejo hacer un recorte, y por lo mismo, lo azaroso se volvió un recurso. “Armé este espectáculo buscando que no sea eterno como hay algunos ahora, que duran varias horas (risas), y tampoco para hacer Micro Teatro que está tan de moda también. Quería hacer algo de poco más de una hora, son momentos de los unipersonales, y sólo de algunos. Fui extractando y quedaron unos cuantos personajes, en su mayoría de humor, y en su mayoría también resumidos; en realidad volví a estudiarlos porque los recordada de otra manera y quería hacer algo más potente, más cómico, más versátil, porque además son personajes muy distintos entre sí y de distintas épocas”, adelantó Fiorino que esta vez está acompañada desde la asistencia de dirección por Carolina Hall, con puesta de luces de Romina Mazzadi Arro y diseño gráfico de Fabio Sbergamo.
Volver a Niní
Desde su homenaje a Niní Marshall con algunos de sus personajes más emblemáticos a Pequeñas terapias ilustradas o Cabaret en una valija, sólo por mencionar algunos, más de una veintena de personajes rondan en el imaginario de su incondicional público local, siempre ansioso de que esos personajes estén de regreso.
“Son unos cuantos que reaparecen; también hay momentos de El destino de los huesos entre algunas otras cosas, pero es cierto que los personajes del homenaje a Niní Marshall son los que están más presentes. Fue uno de mis espectáculos más entrañables, pero además es el unipersonal que más hice, fue mucho tiempo, varias temporadas, la última función fue en La Vigil hace tres años, pero además fue un espectáculo que se sostuvo solo y me resulta muy hermoso volver a hacer esos personajes; con algunos de ellos me quedaría horas”, expresó la actriz que estrenó su homenaje a Niní Marshall en 1997.
En ese tránsito, el de aquel elogiado trabajo con el que recorrió también otros escenarios del país y el exterior, algunos de los personajes de Recordando a Niní Marshall, que aborda en una versión personalísima, estarán de regreso. “Obviamente Catita y La Niña Jovita, una supuesta solterona, porque hoy ya sabemos que las supuestas solteronas la pasamos mejor (risas), pero en la época en la que Niní lo escribió era así. Y sobre eso hay cosas que me llaman poderosísimamente la atención: hay textos que Niní escribió hace casi cien años, a finales de la década del 20 del siglo pasado, y tienen una vigencia extraordinaria, porque además son personajes en los que prevalece un humor muy universal, algo que con mis personajes, más allá de que no soy ni dramaturga ni escritora, nunca he conseguido y siempre los tengo que ir actualizando” resaltó Fiorino.
Todo el feminismo
La militancia feminista marcó en estos últimos años un ejercicio que desde los discursos o los parlamentos de algunos de sus personajes siempre estuvo presente, una tarea que hoy refuerza, también, desde su presencia en las redes sociales donde suma cientos de seguidores. “Hay cosas que ya no digo porque merecerían un paréntesis y una explicación; estamos en otra época, tanto de algunos personajes de Niní como de otros míos. Me pasa con Para la cartera de la dama o el bolsillo del caballero, que tiene doce años y que pretendía ser feminista pero le faltaba recorrer caminos como nos faltaba a todas las mujeres entender y visibilizar algunas cosas”, repasó la actriz. Y completó: “A los personajes los voy acomodando para terminar diciendo lo que yo pienso sobre algunos temas; los personajes crecen o decrecen según lo que nos vaya pasando a nosotros, los artistas, en la vida”.
La vis cómica
Si algo ha caracterizado el trabajo de Andrea Fiorino es su inagotable capacidad para ir dotando a los personajes de algo que le pertenece. Construidos y potenciados desde los detalles que ella misma termina de abordar cada vez que los presenta frente al público, su mayor valor está en la vis cómica que la caracteriza y que trasciende los escenarios para acompañarla en la radio, la televisión o incluso en su vida cotidiana. “Yo a la vis cómica que muchos dicen que tengo la relaciono directamente con mi sentido del humor”, aseguró la actriz. Y continuó: “Una vez (el músico) Coki Debernardi, en una entrevista en Humor de Perros, el programa que yo hacía en 5Rtv donde Nina Morante (otro de sus personajes) hacía entrevistas a personalidades, me dijo: «Para mí la gente no se divide entre hombres y mujeres, ni por ninguna cuestión de las elecciones sexuales de cada uno, sino que se divide entre los que tenemos sentido del humor y los que no lo tienen». Y eso me pareció muy genial, porque una cosa es ocuparme de hacer humor que es mi trabajo, mi profesión, pero además creo que yo tendría humor en cualquier otra profesión que hubiese elegido tener. El sentido del humor es algo muy valioso; no poder ver el mundo a través del humor sería insoportable”.
El registro y la intuición
“Yo creo que hay cosas que no se aprenden”, dijo Fiorino en relación con algunos aspectos de la formación artística que exceden lo académico.
“En todos estos años –continuó– pude comprobar que hay cosas que son innatas; en algunas personas hay una gracia que es inmanente y que no tiene escuela. Pero también soy de las actrices que considera que todo se puede aprender o desarrollar de algún modo; hay que dedicar tiempo y esfuerzo, no sacrificio porque no acuerdo con eso”.
“Pero sí reconozco que desde muy chica tenía algo muy marcado con el tema de la gracia y también todo lo demás, porque desde la actuación hice cosas por fuera del humor. Por ejemplo: El destino de los huesos (sobre un texto que compartió con la escritora local Virginia Ducler), que me costó muchísimo tanto actuarlo como encontrarle la vuelta al texto; estuve años para adaptar la novela original, pero el desafío era salir de la comodidad y proponer otra cosa”, ejemplificó.
Fiorino, que de la danza a la actuación pasó casi de manera casual cuando en 1989, montando la coreografía de la recordada versión de Sueño de una Noche de Verano, de Shakespeare, que dirigió Jorge Dunster, con el que luego continuó trabajando, le ofreció hacer nada menos que el disparatado Puck, no paró de trabajar como actriz en todos estos años.
“Haber tenido continuidad en la actuación, algo que a veces no pasa en Rosario, incluso es una cuestión que para algunos artistas puede llegar a ser hostil, me permitió que la actuación se convierta en mi medio de vida. Si yo hubiese trabajado de otra cosa, como pasa con tantos compañeros y compañeras, quizás me relajaba y pasaban dos años y no hacía nada. Bueno, yo no pude hacer eso porque el teatro es mi trabajo, mi medio de vida”, dijo la actriz.
Los hechos políticos
Siempre atenta a ocupar los lugares en los que siente que la pertenencia y la coherencia ideológica son un valor imprescindible, del mismo modo que puede encarar una temporada en La Comedia como en cualquier otro teatro a gran escala de la ciudad o de otros destinos, hoy elige festejar estas tres décadas de aplausos en Espacio Bravo, una sala independiente de las más bellas y queridas de la comunidad teatral local.
“A mí siempre me mueve el afecto, y más allá de algún golpe que me he dado, la mayoría de las veces todo fue bien. Yo quiero estar rodeada, como ahora, de gente que me hace bien, que quiero y admiro, que sé que me valora y me cuida, y Espacio Bravo es todo eso junto, es un lugar entrañable”, dijo Fiorino.
Y respecto del cambio político, el presente, y cierto clima de festejo compartido que tiene este regreso a las tablas, completó finalmente: “Seguramente volveré a una sala grande en algún momento, pero ahora necesitaba hacer esto rodeada de gente amiga, porque este es un momento para eso. En estos días, pasando letra, recordaba que hace cuatro años que no hago nada sola. En ese momento acababa de ganar Macri y yo estrenaba Cabaret en una valija, porque necesitaba decir algunas cosas, porque si no decís nada también estás tomando partido por algo. Creo que cada coyuntura nos merece a nosotros como artistas en la lucha, en la resistencia, o como pasa ahora en un momento de gran celebración”.
Para agendar
30 años, un recorrido al azar, el nuevo unipersonal de Andrea Fiorino, se conocerá este sábado, a las 21.30, en Espacio Bravo, de Catamarca 3624, donde seguirá en cartel los restantes sábado del mes con entradas populares