La fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Fatou Bensouda, pidió este viernes a ese tribunal abrir una investigación sobre presuntos crímenes de guerra cometidos por Israel como potencia ocupante de los territorios palestinos de Cisjordania, Jerusalén este y la Franja de Gaza, una decisión celeberada por la dirigencia palestina y calificada de «indignante» por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyhu.
«Creo que hay una base razonable para avanzar con una investigación sobre la situación en Palestina. Creo que se cometieron o se están cometiendo crímenes de guerra en Cisjordania, incluida Jerusalén este, y la Franja de Gaza», aseguró Bensouda, quien en el pasado fue fuertemente criticada por dirigentes y militantes palestinos por no investigar el ataque de la llamada Flotilla de la Paz, que intentó romper de manera pacífica el bloqueo a Gaza y terminó con diez activistas pro palestinos muertos.
La fiscal no comenzará a investigar los presuntos crímenes de guerra israelíes, sino que primero esperará la confirmación de la CPI de que tiene jurisdicción sobre el caso.
«Pedí la confirmación de que el «territorio» sobre el que la corte puede ejercer su jurisdicción y el cual quedaría sujeto a la investigación comprende Cisjordania, incluida Jerusalén este, y Gaza. Esta determinación debe hacerse estrictamente para definir si la corte tiene la capacidad de ejercer su jurisdicción y cuál es el alcance de dicha jurisdicción bajo el Estatuto (de Roma)», explicó Bensouda, sobre el texto fundante de la CPI, informó el diario israelí Jerusalem Post.
Mientras comenzaban a conocer los apoyos y las condenas al anuncio de Bensouda, el fiscal general de Israel, Avichai Mandelblit, publicó un texto para dejar clara la posición de su país.
«La posición legal del Estado de Israel, que no es parte de la CPI, es que la corte no tiene jurisdicción en relación a Israel y que cualquier acción palestina con respecto a la corte es legalmente inválida. Solo estados soberanos pueden delegar su jurisdicción penal a la corte. La Autoridad Palestina claramente no cumple con el criterio de un estado bajo el derecho internacional y el Estatuto fundante de la corte», aseguró el funcionario israelí.
El 1° de abril de 2015, Palestina se convirtió en el país número 123 en adherir a la CPI y reconocer su jurisdicción sobre su territorio, gracias a que la Asamblea General de la ONU lo había reconocido en noviembre de 2012 como Estado observador no miembro, el mismo estatus que tiene el Vaticano.
Pese a este apoyo internacional contundente, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el gobierno palestino, no controla realmente sus territorios, que desde hace más de 50 años están bajo ocupación militar israelí.
Esto significa que los palestinos no tienen derechos como los ciudadanos israelíes y que Israel construye y expande constantemente y pese al derecho internacional colonias con su población en esos territorios ocupados, entre algunas de las violaciones que suelen denunciar las principales organizaciones humanitarias del mundo.
Aún cuando no está claro qué decidirán los jueces de la CPI, el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, festejó la decisión de la fiscal Bensouda.
«Hoy es importante recordar que los pasos determinados y claros de Palestina dentro del sistema internacional son medios importantes de protección para el pueblo palestino y el respeto del derecho internacional es universalmente aplicable», sentenció Erekat en un comunicado.
Las autoridades palestinas hacía meses que reclamaban públicamente que la CPI investigue la represión de Israel a las protestas semanales en la Franja de Gaza conocidas como la Marcha del Retorno, que comenzaron en 2018 y ya dejaron un saldo de más de 273 palestinos muertos y más de 16.000 heridos.
Al mismo tiempo que la OLP celebraba la noticia, desde Jerusalén, el premier israelí, Netanyahu, la condenaba.
«La CPI se convirtió en un arma política en la pelea contra Israel. Quieren tergiversar el hecho de que hay judíos que viven en Israel, es su tierra natal, y convertirlo en un crimen de guerra. Es absurdo», aseguró el premier y calificó a la investigación preliminar de Bensouda como «sesgada e indignante».
Netanyahu prometió «no quedarse en silencio» ni «aceptar esta injusticia».
En medio de una nueva escalada de violencia en la Franja de Gaza, todo está preparado para una nueva pulseada diplomática en un conflicto que suele despertar pasiones en la comunidad internacional.