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Fogueado brigadista advirtió sobre «vandalismo» y que «está la mano del hombre» tras quema en islas

Fernando Arévalo, uno de los coordinadores del Plan Nacional del Manejo del Fuego, tiene 60 años. Su edad lo hace persona de riesgo ante el covid-19, pero hace dos semanas no aguantó más y vino a sumarse al equipo que parte cada día desde el aeródromo de Alvear a combatir incendios en el Delta

El coordinador de la región Norte del Servicio Nacional de Manejo del Fuego, Fernando Arévalo, advirtió este sábado sobre el «vandalismo» que inicia las quemas de pastizales en las islas del Delta del Paraná y afirmó que «detrás de los incendios está la mano del hombre».

«No creo en el fuego espontáneo ni en el descuidismo», dijo a Télam Arévalo, quien a sus 60 años y pese a estar comprendido en el grupo de personas de riesgo por la pandemia de coronavirus se sumó a las tareas del Centro de Operaciones para combatir los incendios desde el aeródromo de Alvear, a 20 kilómetros de Rosario.

Respecto de las quemas frecuentes en las islas del Delta del Paraná, que desde enero se registran en la traza Rosario-Victoria, afirmó que «detrás de los incendios está la mano del hombre».

Y, señaló: «No creo que el manejo del pastoreo para el ganado sea el principal factor, aunque sí es uno importante».

«En este momento hay poco ganado a la altura del municipio de Victoria, es una zona de baja productividad, sin embargo hay mucho fuego», indicó Arevalo, quien trabaja en el Servicio Nacional de Manejo del Fuego desde hace más de 20 años.

«Creo que hay vandalismo sobre los bordes de las islas pero adentro, por más vándalos que sean, no llegás a ingresar para prender fuego. Creo que ahí ingresan los pescadores y cazadores», sostuvo.

Al respecto, dijo que «el pescador y el cazador queman los juncos para abrirse paso, para abrir claros en la vegetación y acceder a un ojo de agua para pescar».

En esa línea, consideró que «además de la mano del hombre se suman condiciones predisponentes de excepcionalidad como la sequía, las altas temperaturas o la bajante del río Paraná, que deja expuestos sedimentos que se secan y son altamente combustibles».

«Por eso, es muy difícil salir de esta situación hasta que las condiciones meteorológicas no cambien», sostuvo.

Arevalo llegó hace dos semanas al aeródromo de Alvear, donde está emplazado el Centro de Operaciones, para sumarse en tareas de coordinación de aviones hidrantes, armado de grupos y observación del territorio.

«No me sumé antes porque soy persona de riesgo por la pandemia con mis 60 años, pero no me pude quedar en casa y vine a cumplir con mi trabajo», contó.

«Convivo con mi esposa que es bioquímica y está trabajando en situaciones derivadas de la pandemia por lo que a ninguno de los dos la situación actual nos es fácil de sobrellevar, pero estamos tratando de estar a la altura de un acontecimiento de esta envergadura», señaló.

Con el advenimiento de la pandemia por covid-19, «las formas de trabajar han cambiado; este es un operativo afectado por la pandemia, no somos ajenos a eso», destacó.

«Hay limitaciones desde la forma en que se arman los grupos para no mezclar personas de distinta procedencia, hasta la forma en que se da el servicio para que no haya aglomeraciones en el Centro de Comandos», explicó.

El brigadista participa de operativos en las islas del Delta desde el 2004, y recordó que en 2008 hubo incendios de gran magnitud en la zona de estas islas que implicaron un despliegue «importante» de fuerzas para combatirlos, que, dijo, eran «similares a las que hoy estamos aplicando».

«Lamentamos lo que está pasando y sabemos que es mucho el daño, pero tenemos desplegados a los mejores grupos para combatirlo y confiamos en que el clima pueda ayudarnos a frenar el avance de los focos más problemáticos», finalizó.

Los incendios irregulares en las islas del delta de Paraná ya quemaron unas 90.000 hectáreas, según informó el Servicio Nacional de Manejo del Fuego.

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