Unos 45 millones de franceses podrán elegir el hoy al presidente de la República de los próximos cinco años entre los finalistas de la primera vuelta: el mandatario saliente y candidato conservador Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande. El líder opositor se mantiene como favorito a pesar del crecimiento en los sondeos, a último momento, del presidente Sarkozy. El rol de los indecisos será crucial para definir el resultado. Hay gran expectativa por una elección que trascenderá Francia e influirá en el resto de los países de la zona euro.
Las últimas encuestas publicadas antes del inicio de la veda electoral situaban a Hollande obteniendo entre el 52,5 y 53,5 por ciento contra el 46,5 y 47,5 por ciento de Sarkozy. En tanto, entre el 15 y 17 por ciento se dice indeciso.
La diferencia, que llegó a ser de 16 por ciento hace un mes, nunca fue tan estrecha, por lo que Sarkozy sueña con dar la sorpresa para gobernar Francia por otros cinco años.
De ganar, Hollande se convertirá en el segundo presidente de izquierda en la historia moderna de Francia, luego del doble mandato de François Miterrand, entre 1981 y 1995.
Los 17 países que utilizan el euro como moneda y los 27 que conforman la Unión Europea (UE) siguen de cerca la elección gala, pues de concretarse la anunciada victoria de Hollande éste será una posible alternativa a la política de ajuste y austeridad para enfrentarse a la crisis económica impulsada por la jefa del Estado alemán, Angela Merkel y el propio Sarkozy.
Sarkozy, que amenazó con volver a realizar controles migratorios en las fronteras, criticó el rol de la UE y al Banco Central Europeo (BCE) durante la crisis y aseguró que de ganar el socialismo “Francia terminará como la España de Rodríguez Zapatero”, en alusión al socialista ex jefe de gobierno español.
La elección comenzó ayer por la mañana en los territorios franceses de ultramar y en los consulados de toda América, incluida la Argentina, para que por la diferencia horaria los residentes franceses puedan votar sin conocer el resultado.
Se estima que la participación rondará el 80 por ciento, un alto porcentaje teniendo en cuenta que el voto no es obligatorio y que la elección tiene lugar durante las vacaciones escolares de primavera.
Ninguno de los ocho candidatos eliminados llamó a votar por Sarkozy, cinco lo hicieron por Hollande y tres votarán en blanco, entre ellos la ultraderechista Marine Le Pen.
Casi la totalidad de los electores de extrema izquierda y ecologistas (90 por ciento) votarán por Hollande; por eso serán los votantes de extrema derecha y de centro quienes decidirán la elección. Sarkozy necesita obtener la mayor parte del voto de ultraderecha. No obstante, sólo el 60 por ciento de los electores de Le Pen dijo que votará por él, el resto lo hará por Hollande para buscar la implosión del principal partido conservador, la Unión por una Mayoría Popular (UMP) y lograr que Le Pen se convierta en la principal cara de la oposición al socialismo.
De perder, Sarkozy, quien reiteró en numerosas oportunidades que dejará la política, se convertiría en el presidente más efímero en la V Republica francesa, pues sólo el conservador Valéry Giscard d`Estaing no logró ser reelegido en 1981, pero en ese entonces los períodos presidenciales eran de siete años y no cinco como lo determinó el referendo del 2000.
La ceremonia de traspaso de poder tendrá lugar el 15 de mayo, pero ni bien termine la elección, lo partidos continuarán en campaña para las elecciones legislativas del 10 y 17 de junio próximo.