Ayer se dio a conocer el conteo definitivo de las elecciones regionales de Francia. El ulraderechista Frente Nacional (FN) francés no logró ganar ninguna región en las elecciones del domingo pasado pero sí obtuvo el mayor caudal de votos de su historia, mientras que el partido de derecha del ex presidente Nicolas Sarkozy consiguió su mayor avance desde la llegada al poder del socialismo, en 2012.
El balotaje de los comicios dejó el mapa de Francia con siete regiones controladas por Los Republicanos, de Sarkozy, cinco por el Partido Socialista (PS) del presidente Francois Hollande, una (Córcega) por una fuerza local y, como destacó la prensa francesa y mundial, ninguna por el xenófobo FN de Marine Le Pen.
Sin embargo, y pese a que el gobierno socialista festejó ayer la “derrota” del FN, el partido neonazi, anti inmigrante y antieuropeo de Le Pen alcanzó un histórico 27,1 por ciento de los votos a nivel nacional y confirmó así su envión de cara a las presidenciales de 2017, según los resultados definitivos difundidos ayer.
En efecto, la nueva relación de fuerzas regional resulta un espejismo cuando se analiza el porcentaje de votos como si el país entero fuera un sólo distrito, que es lo que sucede en las presidenciales.
Los conservadores liderados por Sarkozy se impusieron con un 40,2 por ciento de los votos, mientras que el PS quedó segundo bastante lejos con un 28,9 por ciento, apenas arriba del resultado sin precedentes del FN, el mejor desde su fundación, en 1972.
En total, el partido de Le Pen cosechó 6,8 millones de votos, es decir, alrededor de 400.000 más que en las elecciones presidenciales de 2012, informó la agencia de noticias DPA.
Estas cifras ya desataron un caliente debate en los medios franceses sobre cómo estas últimas elecciones dejaron la escena política de cara a los comicios presidenciales de 2017.
Además, pese a no lograr conquistar ninguna de las 13 regiones francesas, consiguió triplicar sus mandatos en cargos menores en la segunda vuelta electoral celebrada ayer, según datos oficiales publicados por el Ministerio del Interior.
El PS del presidente Hollande fue derrotado en casi todo el país ya que hasta ayer controlaba 12 de las 13 regiones del país. Sin embargo, las tres regiones que inclinaron la balanza a favor de la derecha encabezada por Sarkozy en el mapa actual fueron Nord Pas de Calais Picardie, Provence Alpes Cote d’Azur e Ile de France.
En las dos primeras el PS dio la orden de retirar a sus candidatos, que habían quedado terceros, y apoyar a los representantes de la coalición de derecha Republicanos para frenar a las dos líderes del FN que se habían instalado como favoritas, Marine Le Pen y su sobrina Marion Maréchal Le Pen, respectivamente.
La estrategia funcionó, pero el oficialismo socialista se quedó sin ningún representante en estas dos regiones.
Sin embargo, sin dudas la derrota que más dolió al gobierno de Hollande fue la de Ile de France, región cuyo corazón es París, un histórico bastión socialista.
Allí el resultado fue muy ajustado. La coalición conservadora de Sarkozy se impuso por 1,6 puntos porcentuales.
Ayer, el primer ministro francés, Manuel Valls, aseguró que la única “derrota” de la jornada electoral la sufrió el FN y agregó que haber detenido electoralmente al ultranacionalista FN fue una “victoria de los franceses”.
“Y les rindo homenaje”, agregó el jefe del Ejecutivo socialista en una entrevista en la cadena de televisión France 2, en la que subrayó que “hay que volver a dar ganas (a la gente) de votar a favor y no en contra” porque la extrema derecha “está ahí y representa un peligro”.
“Sólo hubo una derrota, la del Frente Nacional, y me alegro” pero “no puede haber triunfalismo”, agregó el primer ministro francés, quien recordó que ya había habido “advertencias” de la pujanza electoral del FN.
La líder del partido de extrema derecha evitó reconocer ayer explícitamente la derrota y aseguró que, con el porcentaje de votos a nivel nacional, se encuentra bien posicionada de cara a las elecciones presidenciales de 2017, para las cuales convocó a “todas las fuerzas patrióticas”.
Los avances de la derecha, que intenta reorganizarse después de la crisis interna en la que quedó sumida en 2012 tras la derrota electoral que permitió al socialismo volver a controlar la Presidencia y el Parlamento, alimentan un escenario político nacional cada vez menos favorable para la centroizquierda.
Tras los atentados del 13-N en París, que dejaron 130 muertos y un país con miedo y políticas de seguridad y vigilancia más duras, el presidente Hollande logró mejorar un poco su popularidad, que había alcanzado los niveles más bajos de la historia moderna del país.
Sin embargo, las elecciones regionales demostraron que el rebote en las encuestas no fue suficiente para frenar el avance de la derecha y la extrema derecha.
Mientras el gobierno socialista tiene dos años para lograr la tan prometida salida de la crisis económica y terminar con las políticas de austeridad y ajuste, que tantos votos le ha costado entre sus propios simpatizantes, la derecha de Los Republicanos también tendrá un gran desafío el año entrante.
El ex primer ministro Francois Fillion adelantó hoy ante la prensa que Republicanos debe construir en el próximo año “una alternativa política real (…) basada en un programa serio, preciso y creíble que represente una agenda de ruptura, de cambio radical”.
En noviembre de 2016 el partido que hoy dirige Sarkozy deberá elegir su candidato presidencial en una elección primaria, que además del ex mandatario probablemente también incluya a otros referentes de primer nivel, como el propio Fillon y Jean Francois Copé, presidente del Movimiento para un Movimiento Popular, la fuerza principal de la coalición Los Republicanos.