Como resultado de las investigaciones desplegadas tras los atentados del viernes pasado en la capital francesa, el popular barrio parisino de Saint-Denis vivió ayer ocho horas bajo un virtual estado de sitio a causa del espectacular operativo policial y militar contra un comando yihadista vinculado a los ejecutores de aquellos ataques. Una joven se suicidó al hacer estallar su cinturón con explosivos y al menos otro supuesto terrorista murió en el departamento que alquilaba el grupo, que quedó destruido por más de 5.000 disparos y varias explosiones.
Con el apoyo de helicópteros, camiones y 110 efectivos –entre soldados camuflados y francotiradores–, las fuerzas de seguridad dieron en la madrugada de ayer el primer golpe a la red de comandos que se cree formada para la matanza del viernes, reivindicada por el Estado Islámico. El grupo descubierto ayer en una vivienda del tercer piso del número 8 de la calle Corbillon, informaron las autoridades, estaba listo para realizar otro atentado: fuentes policiales citadas por medios franceses indicaron que este comando de Saint Denis, que no participó en los ataques del viernes pero estaba vinculado a sus ejecutores, podía tener previsto como blancos el principal aeropuerto de París, el Charles de Gaulle, y La Défense, el gran barrio de negocios de la capital.
La policía detuvo, además, a ocho personas, mientras que cinco agentes y un transeúnte resultaron heridos.
La pista para el operativo fue un llamado anónimo recibido el lunes, explicó sin demasiados detalles el fiscal de la República, François Molins, quien describió la operación como “terriblemente violenta y difícil”.
A las 4.20 se escucharon las primeras detonaciones en la calle Corbillon, junto al edificio de cuatro plantas en el que estaban los presuntos terroristas. Fuerzas especiales antiterroristas buscaban a Abdelhamid Abaaoud, considerado uno de los organizadores de la matanza del viernes. De 28 años, nacido en Bélgica y de origen marroquí que se incorporó a los yihadistas en Siria y vivía en el barrio de Bruselas conocido como Molenbeek, en el que residían algunos de los participantes directos de los ataques que dejaron 129 muertos y 352 heridos.
Pero contra la hipótesis que manejaban los investigadores, ni el belga Abaaoud ni el francés Salah Abdeslam, coordinador de los tres grupos que actuaron el viernes, están entre los detenidos en el piso de Saint Denis. Las autoridades tampoco confirmaron que alguno de ellos fuera uno de los terroristas muertos ayer en Saint Denis: la mujer que detonó su chaleco de explosivos y un hombre “alcanzado por proyectiles y granadas”.
Tres de los siete detenidos se hallaban en el interior del departamento, dos fueron apresados cuando trataban de esconderse y otros dos –uno herido de bala– en las inmediaciones del edificio y en circunstancias no detalladas.
Las pistas en cinco días
En cinco días de investigación, los policías lograron remontar la pista de los ataques del viernes y establecer su secuencia. Fueron “actos de guerra planeados en Siria, organizados en Bélgica y cometidos en Francia” con cómplices franceses, según el presidente François Hollande.
Nueve hombres participaron en los atentados: tres kamikazes en las inmediaciones el Estadio de Francia en Saint-Denis, otros tres en la sala de conciertos El Bataclan y tres más que dispararon de forma indiscriminada contra bares y restaurantes.
De los siete kamikazes, cuatro fueron identificados, todos ellos franceses, de los cuales al menos tres combatieron en Siria. Uno de los otros tres es un hombre que portaba un pasaporte sirio de autenticidad dudosa con el que ingreso a Francia por Grecia recientemente.
La policía busca también a Salah Abdeslam, de 26 años, sospechoso de ser uno de los atacantes que ametrallaron el viernes varias terrazas de cafeterías y restaurantes junto con su hermano Brahim, quien se hizo estallar en la calle.
La investigación se centra también en el yihadista francés Fabien Clain, de 35 años, actualmente en Siria, quien leyó el texto de reivindicación del Estado Islámico.
Siria es el blanco
El portaviones Charles de Gaulle zarpó ayer rumbo al Mediterráneo oriental, donde llegará este fin de semana para intensificar la lucha contra el Estado Islámico en sus bastiones sirios.
Los aviones franceses bombardearon el martes por tercera noche consecutiva la ciudad de Raqa, que se considera el centro de la organización yihadista en el norte de Siria. En inédita sintonía y coordinación, Rusia intensificó los ataques en la misma región en represalia por el atentado contra un avión en el Sinaí egipcio.
En 72 horas, 33 yihadistas murieron bajo las bombas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Rigurosamente vigilados
En el marco del estado de excepción decretado por el gobierno, las fuerzas del orden francesas detuvieron a 60 personas y confinaron a 118 en lo que en Francia se denomina asignación de residencia. Hubo 414 registros de domicilio y se requisaron 75 armas. El confinamiento permite a las fuerzas de seguridad mantener vigilados a sospechosos de terrorismo. Los pueden inmovilizar en sus propias casas o en otros lugares.
Una cumbre sin marchas
Como correlato de los atentados del viernes último, el gobierno francés decidió ayer “no autorizar” las marchas medioambientales previstas en Francia un día antes de la apertura y uno después del cierre de la COP21, la cumbre de Naciones Unidas sobre el cambio climático que se desarrollará entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre en Le Bourget, al norte de París.
“La situación creada por los odiosos atentados del 13 de noviembre y las consiguientes investigaciones” imponen que “las condiciones de seguridad sean reforzadas”, destacó la presidencia de la COP21 en un comunicado. “El gobierno decidió no autorizar las manifestaciones por el clima previstas en París y en otras ciudades el 29 de noviembre y 12 de diciembre”, señala el texto.
Otros muertos, por muchachas kamikaze en Nigeria
Dos muchachas kamikaze, una de apenas unos 11 años y otra de 18, mataron a 15 personas en un atentado suicida en un mercado de telefonía móvil en Kano, la gran ciudad del noreste de Nigeria, informó ayer la policía local. Más de 50 personas resultaron heridas en el hecho.
El portavoz de la policía del estado de Kano, Musa Magaji Majia, informó que las dos chicas se hicieron explotar en el interior y a la entrada del Farm Center market. “Quince personas murieron, sin contar a las dos terroristas suicidas”, señaló el vocero.
Según comerciantes del mercado, la explosión ocurrió poco después de las 16 hora local.
“Un minibús transportando a dos mujeres llegó al Farm Center, dos jóvenes de unos 11 y 18 años descendieron, ambas cubiertas con hiyab (pañuelo islámico que cubre la cabeza)”, añadió Musa Magaji Majia. “Una de ellas se dirigió al interior del mercado y la otra se quedó en el exterior, y entonces se hicieron explotar. Tuvimos la confirmación de un balance de 15 muertos, sin contar a las kamikaze”, agregó.
Este ataque también provocó 53 heridos, la mayoría de los cuales tras ser atendidos pudieron abandonar el hospital, precisó la fuente. Es el segundo episodio terrorista de esta semana en Nigeria. El martes, más de 30 personas murieron y unas 80 resultaron heridas al estallar una bomba en la ciudad de Yola, en el noreste, en el área de Jambutu, donde el grupo yihadista Boko Haram es muy activo. Boko Haram recurre con frecuencia a las mujeres kamikaze, llegando a enviar a la muerte a niñas, entre quienes la más joven tenía sólo 7 años. En estos casos, los jefes tienen el control de la explosión, que activan mediante celulares.