El tráfico ferroviario entre Francia e Italia se reabrió ayer después de que estuviera varias horas cerrado por decisión de las autoridades galas. La medida se tomó sobre los trenes procedentes de la ciudad italiana fronteriza de Ventimiglia con el fin de impedir una manifestación a favor de los derechos de los inmigrantes, bautizada Tren de la dignidad, en donde iban unos 60 tunecinos. Ante el hecho, el ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, manifestó su “firme protesta”.
Un inspector de los ferrocarriles franceses indicó a la AFP desde la estación italiana que “todos los trenes” desde esa ciudad fronteriza hacia Francia estaban “anulados hasta nueva orden” por la prefectura del departamento francés de Alpes Marítimos.
Según el controlador, la medida se mantendrá hasta la dispersión de una manifestación organizada ante la estación por militantes italianos y franceses de organizaciones de defensa de los derechos de los inmigrantes.
Los militantes preveían subir a un “tren de la dignidad” en Ventimiglia, que partía hacia Niza, en compañía de tunecinos que quieren emigrar a la vecina Francia.
Ante la anulación de los trenes, Roma dio “instrucciones al embajador italiano en París para que transmita la firme protesta del gobierno italiano”.
Italia reclama “aclaraciones por las medidas decididas, que parecen ilegítimas y en clara violación de los principios europeos”, añadió el ministro.
Tras la llegada de más de 20.000 tunecinos desde enero a la isla italiana de Lampedusa, el gobierno de Roma decidió a comienzos de abril acordar permisos de residencia a esos inmigrantes, para permitirles ir a ver a “sus parientes o amigos” emigrados en Francia y otros puntos de Europa.
Francia recibió muy mal la decisión italiana, y advirtió que sólo dejará pasar a los inmigrantes que además de tener ese permiso de residencia posean un pasaporte y recursos económicos suficientes.