Unas 130 manifestaciones tuvieron lugar ayer en Francia y frente a las embajadas francesas de varios países de la Unión Europea, en contra de la política inmigratoria del presidente Nicolas Sarkozy que ya ha expulsado a casi mil gitanos en un mes y que se propone ampliar las deportaciones masivas hacia otros extranjeros. “No a la política de la xenofobia y la picota: libertad, igualdad, fraternidad”, fue el eslogan utilizado en las marchas convocadas en varias ciudades francesas, entre ellas París.
“Ante la xenofobia y la política del desprecio: libertad, igualdad, fraternidad”, rezaban los carteles en alusión al lema oficial de la República Francesa, según un reporte de la agencia AFP.
La manifestación más importante fue la de París, que reunió 50.000 personas según los organizadores, y que se abrió, simbólicamente, con un grupo de gitanos que vivían en Choisy-le-Roi, en la región de Val-de-Marne, próxima a París, cuyo campamento fue destruido el 12 de agosto pasado.
Un estudiante caminaba solo con un cartel hecho de cartón que decía: “Francia es una República, no un estado policial”. Otro manifestante portaba una pegatina amarilla en la que sólo había escrita una simple palabra: “Respeto”.
También se sumaron personalidades del mundo de la cultura, como la cantante británica Jane Birkin o la cineasta Agnes Jaoui, quienes acudieron a las inmediaciones del ministerio de Inmigración e Identidad Nacional para entonar canciones favorables a los inmigrantes indocumentados, acompañadas por un acordeonista.
“Es una canción contra el desamparo, para levantarle el ánimo a la gente. Pienso que se transformó a los gitanos o a los inmigrantes indocumentados en chivos expiatorios que se puede expulsar, mientras que a mí, que también soy extranjera, no se me expulsa”, afirmó, indignada, Jane Birkin.
Birkin formó parte, junto con el ex resistente contra la Ocupación nazi de Francia (1940-1944) Stephane Hessel, del grupo que se entrevistó posteriormente con asesores del ministro de Inmigración Eric Besson.
“Fue un diálogo de sordos, pero es bueno que haya tenido lugar para mostrarles que gran parte de la población monta en cólera ante esta política nauseabunda”, indicó el portavoz de la Red de Educación sin Fronteras (Resf), Richard Moyon, que lucha contra las expulsiones de inmigrantes indocumentados.
“Desde fines de julio, no cesamos de oír discursos que defienden los fundamentos del programa de (Jean Marie) Le Pen”, estimó el presidente de la Liga de Derechos Humanos, Jean-Pierre Dubois, refiriéndose al líder de la extrema derecha, cuyo programa se basa en supuestos vínculos entre “inmigración y delincuencia”, según Dubois.
Manifestaciones similares se llevaron a cabo en ciudades francesas como Toulouse, Burdeos, Lyon, Rennes, Marsella y Lille. En Toulouse, por ejemplo, el presidente de la Liga de Derechos Humanos, Pascal Nakache, dijo que el gobierno había ido “demasiado lejos” con la expulsión de gitanos.
Las expulsiones de gitanos están sobre el tapete desde que Sarkozy estimara a fines de julio que los disturbios callejeros consecutivos a la muerte de un joven por disparos de un gendarme mostraban “los problemas que plantea la conducta de algunos gitanos”.
Poco después, tras una polémica reunión dedicada a los gitanos en la que participaron altas autoridades francesas, el gobierno afirmó que la mitad de los campamentos ilegales en Francia serán desmantelados en un plazo de tres meses. Además, casi al mismo tiempo, Sarkozy anunció una “verdadera guerra” contra la “criminalidad” y afirmó que, en Francia, la inmigración “no está regulada lo suficiente desde hace 50 años” y que el modelo de integración francés ha sido un “fracaso”.
Los gitanos presentes en Francia, en su mayoría búlgaros y rumanos, llegan al país en virtud de las reglas de libre circulación dentro de la Unión Europea, pero con las nuevas leyes al cabo de tres meses, al no poder declarar ni domicilio ni fuente segura de ingresos, son considerados ilegales y pueden ser expulsados.