Con el propósito de empezar a paliar el creciente déficit publico, el gobierno del presidente francés, Nicolas Sarkozy, dio a conocer hoy la reforma más importante de su mandato al aumentar la edad jubilatoria, actualmente de 60 años, a 62 a partir de 2018.
Al iniciar esta semana su tercer año de mandato, Sarkozy envió un mensaje claro a la población al romper con lo que era considerado un tema tabú: aumentar la edad jubilatoria en un país donde los beneficios sociales figuran entre los más avanzados en el mundo.
La reforma busca asegurar a los mercados europeos en tiempos de turbulencias en la zona Euro, con la crisis griega y la drástica caída de la divisa europea.
La ministra de Economía, Christine Lagarde, sostuvo hoy que la reforma será «bien recibida por los mercados” y que permitirá «reducir el déficit público 0,5% para 2013 y equilibrarlo hacia 2018”.
El déficit público francés terminará 2010 por sobre el 8% del PBI (contra 7,5% en 2009, es decir 144,8 mil millones de euros).
El gobierno de Sarkozy se comprometió ante la Unión Europea (UE) a bajar al 6% del PBI en 2011 y al 3% en 2013.
A partir de julio de 2011, cada año se subirá la edad de jubilación en cuatro meses. Según las últimas encuestas el 55 por ciento de los franceses consideran la subida de edad de jubilación injusta.
Con esta iniciativa, el gobierno galo deja atrás lo realizado por el primer gobierno de Francois Miterrand en 1983 que bajo la edad de jubilación de 65 a 60 años e incumple su promesa electoral de no alargar la edad laboral de los franceses.
La medida fue duramente criticada por el Partido Socialista, que la calificó en un documento de «irresponsable en la situación actual e indigna de una democracia”, tras deplorar que el Jefe de Estado haya «escogido enviar una señal a los mercados haciendo pagar a los pobres y a quienes comenzaron a trabajar durante la adolescencia”.
«Injusto socialmente y económicamente ineficaz”, afirmó por su parte Jean-Claude Mailly, del sindicato Fuerza Obrera (FO), mientras la CGT llamó a la población a manifestarse para intentar frenar la reforma y, según su comunicado, «proponer que el texto sea reescrito teniendo en cuenta a las organizaciones sindicales”.
«No hay otra alternativa que prolongar la vida laboral», dijo el ministro del Trabajo, Eric Woerth, al presentar hoy el plan de reforma que lleva de 41 años a 41,5 años el periodo trabajado necesario para acceder a la jubilación.
El sistema de pensiones francés, que recibe el 44,9% de las prestaciones sociales (247 mil millones de euros), se basa en un procedimiento de reparto: las jubilaciones se financian a partir de las contribuciones que realizan los empleados actuales.
Por cada jubilado francés sólo hay 1,8 empleados activos en la actualidad, mientras que en 1975 había casi cuatro empleados activos. Otro argumento del gobierno es el incremento de la esperanza media de vida, que subió a 77,8 años en los hombres y a 84,5 años en el caso de las mujeres.
Mientras otros países europeos buscan reformar su régimen jubilatorio para frenar el déficit Francia emula a Alemania, que el mes pasado subió a 67 años la edad necesaria para jubilarse.
Los sindicatos temen que esta sea la primera reforma tras el reciente anuncio de la Comisión Europea de que los europeos en 2060 tendrán que trabajar siete años más que en la actualidad para solventar las cajas de pensiones.
Algo que en la mayoría de los países europeos significaría llevar el limite a los casi 70 años.
A pesar de poder jubilarse a los 60 años, en la actualidad los franceses se jubilan a los 58,7 años, según las estadísticas oficiales.