En concreto, las organizaciones sindicales convocaron a una «gran jornada de concentraciones y manifestaciones» en todo el país para el sábado 2 de octubre, con el objetivo de «reforzar la movilización y permitir a nuevos trabajadores comprometerse con las protestas».
Para el martes 12 de octubre, los sindicatos organizaron una «nueva jornada masiva de huelgas y manifestaciones» durante el debate de la ley en el Senado francés, un trámite parlamentario que comenzará el 5 de octubre y podría alargarse hasta el día 20.
El proyecto impulsado por el presidente Nicolás Sarkozy, eleva gradualmente la edad de jubilación de 60 a 62 años y de 65 a 67 para los que no hayan reunido el respectivo número de años y quieran jubilarse con la pensión máxima.
Los sindicatos franceses acordaron las protestas en una reunión que mantuvieron hoy y que hicieron público a través de un comunicado, según informa la agencia de noticias Europa Press.
En opinión de los sindicalistas, la jornada del día 12 «servirá para aumentar la movilización» en caso de que los parlamentarios no tengan en cuenta las peticiones de la ciudadanía y el Gobierno francés siga comportándose de forma «intransigente».
En el comunicado conjunto, las organizaciones sindicales consideran que la huelga celebrada ayer fue un «rotundo éxito» y aseguran que la participación «masiva» de los trabajadores, tanto del sector público como del privado, reafirman su determinación a
«no aceptar una reforma injusta e ineficaz».
Además, señalan que esta última jornada de huelga estuvo marcada por la asistencia de más trabajadores del sector privado, especialmente de las pequeñas y medianas empresas, así como por la presencia de más jóvenes y mujeres y exigen un «verdadero debate» y que se estudien otras alternativas al proyecto de ley.
Sin embargo, el primer ministro francés, Francois Fillon, volvió a rechazar cualquier cambio en el proyecto de ley del Gobierno como el que reclaman los sindicatos y recalcó que se trata de una reforma de las pensiones «necesaria y razonable».
«Tenemos que responder con calma a la calle porque gobernar implica escuchar a todos, implica respetar a todos, pero gobernar también es saber decir a veces que no», aseguró durante una conferencia de su partido en la localidad de Biarritz, donde negó que considere a los manifestantes como «enemigos».