El Papa denunció que el «desempleo» está aumentando de modo exponencial y se está «extendiendo en forma preocupante a los confines de la pobreza».
Esta «peor forma de pobreza material muestra que algo no funciona, no se refiere más solo al sur del mundo, sino al planeta entero», afirmó Francisco en la audiencia a la formación Centesimus Annus Pro Pontifice.
El Papa pidió «volver a pensar en la solidaridad no más como simple asistencia respecto a los más pobres sino como forma de repensamiento global de todo el sistema, como búsqueda de caminos para reformarlo y corregirlo de modo coherente con los derechos fundamentales del hombre, de todos los hombres».
«A esta palabra no bien vista en el sistema económico, como si fuese una mala palabra, hay que volver a dar su merecida ciudadanía social», subrayó el pontífice.
Además, pidió Bergoglio una Iglesia con las «puertas abiertas», no una «aduana» donde quien busca a Jesús es alejando porque cometió algún error. Tener alejadas a las personas, no es «celo», y los «controladores de la fe» no son del agrado de Jesús, que quiere su Iglesia a todos los que buscan amor.
«Somos tantas veces controladores de la fe, comentó el Papa, en vez de convertirnos en facilitadores de la fe, de la gente. Es una tentación que existe desde siempre, la de empadronarnos, apropiarnos un poco del Señor».