Dice que la mejor definición de sus flamantes canciones es la de ser “íntimas pero no intimistas”, y a la par discute el hecho de volver sobre ellas para analizar las motivaciones que originaron su existencia. “Para mí las canciones no son explicables, son como momentos de una fuerza luminosa que uno puede capturar, darles formas y esculpir”. En diálogo con El Ciudadano, el ex La Portuaria Diego Frenkel se refirió a la presentación de esta noche en Berlín Café (pasaje Zabala 1128), donde, a partir de las 22, dará a conocer su más reciente trabajo solista titulado El día después, con el que logra transmitir emociones muy reales que parecen detener el tiempo y conectar al escucha con ciertas vivencias ya olvidadas.
—El disco habla con voz propia y se aleja de lugares comunes para volver sobre sí mismo. En este momento de constantes cambios aparece una mayor necesidad de entender el tiempo y sus ritmos; ¿qué querés decir con este trabajo?
—La sensación es que sí, los tiempos corren, y es una percepción que se relaciona con un síntoma de época más que con una realidad plena y objetiva. El tiempo es algo flexible que incluso uno tiene el poder de manejar más dinámicamente. La música siempre es como una especie de construcción en el tiempo donde a través de los sonidos, el lenguaje poético y la lírica de una canción se construye otro espacio-tiempo que por lo general nos resuena haciéndonos sentir bien cuando nos gusta, como si nos encontráramos con ese espacio-tiempo verdadero que conecta con una energía fuerte nuestra y la expresa claramente.
—¿Cómo surgen estas canciones?
—Las canciones surgen de la intimidad pero no están encerradas en la intimidad. Una vez se las definió muy bien al decir que son íntimas pero no intimistas. Es decir: son íntimas porque nacen de la intimidad pero no son una especie de apología de un lugar único, cerrado y autoprotegido. Muchas de estas canciones son expansivas y hablan de un sentir que es común a todos…
—Las letras tienen una mirada que surge de adentro pero no niega el afuera.
—Absolutamente, no soy una persona desconectada del mundo. Para mí las canciones no son explicables, son como momentos de una fuerza luminosa que uno puede capturar, darles formas y esculpir; bienvenido sea cuando esto se logra. En el fondo, hablar analíticamente de las canciones no tiene mucho sentido para mí, porque desde que las hice es como que…
—¿Ya son viejas?
—Claro.
—Sin embargo en el presente de cada escucha hay un efecto continuo… Y “El día después” comienza con “El día crucial”
—En realidad la primera frase de “El día crucial” es «el día después del día crucial».
—¿Y se puede saber qué pasó antes de y durante ese momento bisagra?
—No sé, es metafórico. Quiero dejar abierto incluso el título, porque si no es como que me piden que explique algo que no quiero explicar justamente.
—Trabajaste con Lisandro Aristimuño.
—Compuse un tema muy lindo con él que se llama “Entre tus huesos”, lo escribimos, y lo arreglamos. Fue el resultado de un arduo trabajo de investigación donde nos abocamos a hacer muchos temas, dejamos muchas ideas afuera y finalmente destilamos un tema de los más bellos del disco.
—¿Cómo pensaste el show en Rosario?
—Haremos un repertorio de todas las épocas versionadas para esta formación de cuarteto que se compone de Lucy Patané en guitarra, Florencio Finkel en bajo, y Pedro Bulgakov en batería. Vamos entre eléctrico y acústico; estoy feliz con esta época.
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