La firma italiana de frenos Brembo cerró su fábrica en la Argentina. La empresa estaba ubicada en el barrio porteño de Barracas, donde se había instalado en 2011 tras comprar por 3.3 millones de euros la fábrica nacional Frenos Perdriel. La fecha de cese de actividades es el 30 de junio. A partir de allí, 80 de los casi el doble de operarios originarios que quedaban tras un primer «ajuste», engrosarán las estadísticas de desocupación.
Retracción de la demanda en el mercado interno y pérdida de competitividad son los argumentos esgrimidos por la compañía, hicieron que la filial local de Brembo comenzara hace dos años a ajustar su dinámica de producción, y su planta de personal: la redujo de 150 a 80 operarios. La situación no mejoró, y la casa matriz decidió el cierre definitivo con el resultado del despido de todo el personal.
Brembo era proveedor de los frenos del Ford Focus nacional. El modelo dejó de producirse el mes pasado en la planta de Pacheco. Ni para unidades nuevas ni para el recambio de las vendidas daban los números de la italiana. La compañía seguirá abasteciendo al mercado de reposición argentino desde su planta de Brasil, informó el diario Ámbito, que expuso el nuevo escalón del descenso.
La decisión de la italiana se inscribe en el escenario de retracción que incluye el caso de Hutchinson –multinacional que emplea a 44.000 personas en 25 países–, proveedora de antivibrantes y burletes, que despidió a cerca de 400 empleados. También, el de Faurecia –de origen francés que se asoció con firmas chinas y amplía inversiones en todo el mundo–, que fabricaba elementos para el interior de las cabinas de los vehículos.
Raúl Amil, presidente de la Asociación de Fabricantes Argentinas de Componentes (Afac), le señaló a Página12 que las autopartistas nacionales ni siquiera tienen la posibilidad, ante la retracción del sector automotriz, de mudar mercados o producciones.
“Hay algunas que están con problemas muy grandes”, avisó el directivo. Explicó que los cambios estructurales que se vienen produciendo en el sector –deriva de los modelos sedanes a los deportivos y utilitarios– se suman a la debacle de la economía nacional. En la Asociación estiman, para este año, una caída en la producción del sector autopartista de más del 10 por ciento respecto a 2018.
El cierre de Brimbo se anunció el mismo día en que se conoció el acuerdo del gremio mecánico Smata para evitar, o al menos postergar, el cierre de la planta de Renault en Córdoba: reducción de salarios a cambio de permanencia laboral.
Las automotrices y autopartistas, tanto globales como locales, ensayan desde hace rato estrategias para evitar bajar las persianas ante horizontes de costos y mercados desfavorables. La filial local de la italiana, por ejemplo, venía negociando con su casa matriz distintas alternativas. El año pasado estuvo a punto de cerrar, pero consiguió negociar un período de gracia que, finalmente, no pudo sostener.