Los empleados de la franquicia del restorán Itamae Sushi, ubicado en pleno corazón de barrio Pichincha, observaron anteanoche impotentes cómo dos personas robaban a punta de pistola la recaudación del local, cerca de 4 mil pesos, y despojaban de todas sus pertenencias a los más de 60 comensales que estaban celebrando con una buena comida el día de los novios. La temida escena se plasmó sobrepasando todos los recaudos que tomaron desde la apertura del local, cuando estos jóvenes entraron y dijeron: «Esto es un asalto», al tiempo que exhibían sus armas. Luego de recoger su botín, se despidieron con un «buen provecho y disculpen por el momento».
El personal de Itamae Sushi fue parte de las crónicas policiales a finales de agosto pasado, cuando al advertir la presencia de dos personas que estaba en actitud sospechosa dentro del local, llamó a la Policía. Los uniformados detuvieron a un hombre y a un adolescente porque el mayor de ellos llevaba escondida entre sus ropas una pistola 9 milímetros.
En esa ocasión, todo hizo pensar que los detenidos eran falsos clientes que estaban dispuestos a concretar un asalto al negocio. Intento que fue frustrado por la intuición de los trabajadores.
Si embargo, anteanoche los ladrones –que no estaban vestidos para pasar como habituales comensales de la casa de sushi de barrio Pichincha– no dejaron que se pongan en funcionamiento los sentidos de los empleados.
Apenas pusieron un pie dentro del restorán ubicado en Güemes 2898, sacaron sus armas y sentenciaron: «Esto es un asalto». Discurso que hizo que todas las personas que estaban en el interior del local se quedaran inmóviles.
Ante la impotencia de clientes y empleados, el compañero del muchacho que ofició de vocero recolectó una cifra superior a 4 mil pesos que había dentro de la registradora y pasó por todas las mesas para llevarse billeteras, celulares, cadenas y relojes de los comensales.
“Uno que tenía entre 18 o 20 años se quedó cerca de la caja y el otro, de no más de 15 años, juntó las cosas de los clientes y las puso dentro de una mochila. Se movieron con una impunidad terrible”, relató a El Ciudadano una de las empleadas, mientras recordaba que el chico les gatilló varias veces en la cabeza de las personas.
“A un hombre, le pidió el celular y se sintió el clic, como si la pistola no estuviera cargada. Pero no fue un robo improvisado, sabían que ayer (por anteanoche) iba a haber mucha gente. Estuvieron mirando y se la estudiaron bien”, agregó la mujer.
En tanto, otro de los trabajadores del restorán destacó que la Policía se hizo presente rápido, pero el asalto no duró más de “30 segundos”.
“Cuando entraron vieron que el dueño se escapó corriendo por otra puerta y fue a avisar al policía que está en la Estación Güemes (una parrilla ubicada a una cuadra). Eso hizo que se apuraran”, reflexionó el muchacho.
Cargados con un buen botín, los asaltantes se vieron satisfechos y huyeron del lugar en la misma moto en la que llegaron, que habían dejado estacionada en la esquina de Güemes y Riccheri.
Según los empleados del restorán, cuando se fueron, los ladrones se dirigieron a los comensales con unas palabras que hicieron que el mal trago sonara tragicómico: «Buen provecho y disculpen por el momento», dijo el mayor de los asaltantes mientras le sacaba la cartera a una chica que estaba sentada al lado de la puerta de entrada y se la ponía en el hombro, remarcaron los trabajadores del sushi.
De acuerdo con voceros de la investigación, tras el testimonio de las víctimas, los pesquisas confirmaron que los muchachos, que tendrían 20 y 15 años respectivamente, se tomaron su tiempo para vigilar la entrada del local.
Una de las testigos contó a la Policía que entraron poco después de que un móvil con dos agentes hicieran su patrullaje por el frente del restorán, agregaron las fuentes.
El 31 de agosto pasado, los empleados del Itamae de Riccheri y Güemes vivieron momentos de zozobra cuando dos personas, un hombre de 38 años y un adolescente de 16, ingresaron a la casa de sushi alrededor de las 22, se sentaron en una mesa y pidieron una botella de champagne. Sin embargo, el encargado del local advirtió que el aspecto de los comensales no concordaba con la fisonomía de sus clientes habituales y llamó al 911. Cuando los uniformados se hicieron presentes, los requisaron y les secuestraron una pistola calibre 9 milímetros con varios proyectiles en su interior. Además, los voceros detallaron en dicha oportunidad que los sospechosos habían dejado en la puerta una moto encendida, lo que hizo suponer que la usarían para escapar tras cometer el robo.
En tanto, las fuentes consultadas aseguraron que el hombre y el menor continúan detenidos en la seccional 7ª, con jurisdicción en la zona.