Hace 25 años debutó en las pantallas argentinas Crónica TV, un canal que lideró el rating por años a fuerza de sus “placas rojas” y que reformuló al resto de las señales informativas, según analizó el periodista Marcelo Figueroa en su libro Fue primicia.
“Cuando Crónica irrumpe en la televisión lo hizo con un formato novedoso para la Argentina: las coberturas en vivo y en directo durante 24 horas. Si bien hacía meses que ya estaban en la grilla del cable TN (de Canal 13), CVN (América) y Red de Noticias (Telefe), sólo emitían en vivo hasta la medianoche y después repetían programas emitidos durante el día”, analizó Figueroa quien para la escritura de su libro realizó un intenso trabajo de archivo en el que recopiló los momentos más destacados de la señal y entrevistó a más de cuarenta trabajadores, incluido su fundador, Héctor Ricardo García.
“A diferencia de los otros canales, el de García, tenía equipos y presentadores durante toda la madrugada. Eso, sumado al formato de placas rojas con primicias impactantes, le dio una ventaja sobre el resto de sus competidores y fue uno de los factores que le permitió liderar la audiencia del cable durante años”, aseguró el periodista.
El formato y el modo
Entre la narración descriptiva que Figueroa realizó sobre el canal de televisión aseguró que uno de los aspectos que más influyó en el resto de los canales fue el tipo de coberturas y el modo de anunciar las noticias. “Crónica lo hacía a los gritos, priorizando los policiales. Y en ello también marcó tendencia. Hoy los noticieros, incluso los de los canales de aire, tienen en su staff columnistas de policiales y los crímenes y los hechos de inseguridad dominan la agenda”, apuntó.
Crónica TV estrenó pantalla en enero de 1994 con una agenda de 24 horas en vivo y una escenografía entre minimalista y anticuada, escasa presencia de actualidad política y por el contrario gran despliegue de hechos policiales o insólitos relatados por sus protagonistas, muchas veces apostando al contraste entre lo dramático del episodio y lo bizarro del contexto. “De hecho es a lo que apelan constantemente los redactores de Crónica a la hora de publicar las placas rojas o los productores cuando deben elegir a dónde enviar sus cámaras. Así convirtieron en clásicos de esa pantalla las coberturas, por ejemplo, sobre apariciones de «hombres gato» o «pitufos», personajes bizarros, los cumpleaños número 100 de los abuelos, o la cuenta de los días que restan para que llegue la primavera”, enumeró.
Aún así, ningún canal de noticias podría haber revolucionado a sus rivales si hubiera optado por renunciar al insumo central del rubro: la primicia. Y ahí fue donde la señal demostró su destreza para informar antes que sus competidores, como lo logró con el anuncio del robo millonario al Banco Río de Acassuso, el suicidio de Alfredo Yabrán, la muerte de Carlos Menem Jr y del cantante Rodrigo o la internación por sobredosis de Diego Maradona en Uruguay, entre tantos otros hitos.
La era de la posverdad
Hoy la agenda de los medios está atravesada por lo que se conoce como la posverdad, algo que ya había sido anticipado por las placas de Crónica apropiándose del componente emotivo o subjetivo en las noticias. “Ese fue otro de los condimentos que explican el éxito de las placas, que destacaban siempre el costado inverosímil de la noticia, como aquella placa que consignó: «Asaltan, golpean salvajemente a anciana y le comen la pastafrola». Ese drama efectivamente existió y Crónica decidió poner el foco en ese detalle absurdo que cualquier otro medio hubiera omitido o informado al pasar”, consignó el periodista sobre uno de los aspectos más polémicos de la señal.
“Lo mismo ocurre cuando se trata de informaciones políticas: a la placa irá siempre aquello que los redactores entiendan que captará más la atención de sus televidentes y buscará la reacción de ellos. Así, sin diplomacia se animarán a titular: «Cumbre de los no alineados. Raúl Castro propuso hacer la ola en foto oficial». O «Cavallo preso. Está angustiado. Sufre ataque de gula. Pide comida a toda hora. Cenó pata de cordero a la calabresa con abundante pan y vino», cuando el ex ministro de Economía fue arrestado en la causa por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia”, citó ejemplos el también conductor radial.
Público sensacionalista
“Como medio popular que es, contaba entre sus seguidores a un público heterogéneo, atraído por el aspecto más sórdido y lúgubre de la realidad, aquellos que seguían los detalles de las coberturas policiales con el morbo propio de quienes se detienen en la calle ante un accidente de tránsito, pero también a los que depositaban sus esperanzas en los sorteos de la quiniela o a aquellos que se deleitaban con los recitales de Sandro, Pimpinela o el Potro Rodrigo”, contó desde su analisis Figueroa y concluyó: “Más acá en el tiempo, el canal cautivó a un público más joven, que esperaba las placas bizarras y las replicaba después en las redes sociales”.