“Fue tal la fatalidad que el tiro le pegó. No es lo que yo quería. Lo quería asustar”. Con estas palabras quebradas por el llanto, Irma K., la mujer de 77 años que la semana pasada asesinó a un joven que había entrado en su casa de barrio Tablada con intenciones de robo, contó cómo fue el momento en el que decidió jalar el gatillo para defenderse. El relato se oyó durante la audiencia imputativa en la cual la mujer quedó sobreseída luego de que las partes acordaran que se trató de un caso de legítima defensa. Es la primera causa por homicidio resuelta por el nuevo sistema de Justicia Penal en Rosario.
Ayer a las 9 comenzó la audiencia judicial contra Irma K., que estuvo presidida por el juez Javier Beltramone. El caso que se ventiló en una de las salas de los Tribunales provinciales ocurrió el pasado lunes 17 de febrero en una vivienda ubicada en Centeno al 100. Allí vive Irma, quien tiene 77 años y hacía apenas seis había decidido mudarse del campo a la ciudad para no estar tan sola.
Según relató ayer cuando hizo uso de la palabra, esa madrugada estaba durmiendo en su habitación cuando escuchó ruidos que provenían del patio y vio que alguien rompía el vidrio de una puerta trasera e intentaba forzar la cerradura. “¿Quién es?”, preguntó la mujer, que de un salto había salido de la cama. “Ya vas a ver quien soy, vieja puta”, le respondió la voz de un joven.
“Me quedé que no sabía qué hacer. Ahí me acordé del revólver que tenía mi marido (ya fallecido) en la mesa de noche”, relató la mujer ante el juez. “Lo agarré y empecé a gatillar pero no salía nada. Me acordé que había que bajar el seguro para que saliera el tiro. Y fue tal la fatalidad que el tiro se lo di. No es lo que yo quería. Lo quería asustar”, dijo Irma con la voz quebrada por el llanto. La bala fue a dar contra Oscar Alberto Muñoz, de 26 años, quien resultó gravemente herido y cayó muerto tras huir del lugar.
Tras las palabras de la mujer, su defensor oficial, Francisco Broglia, consideró que no correspondía aplicar la calificación planteada momentos antes por el fiscal Pablo Pintos –homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego– ya que se había tratado de un caso de legítima defensa.
Los elementos que la Fiscalía había tenido en cuenta al plantear la acusación fueron los testimonios de vecinos de Irma que oyeron los gritos y los disparos; la autopsia practicada a Muñoz, que determinó que el muchacho falleció por una hemorragia interna causada por el proyectil; la pericia balística, que confirmó que las balas habían salido del arma de Irma –un revólver calibre 32 largo–; y el secuestro de la barreta con la que habían intentado forzar la puerta.
Sin embargo, luego de oír el relato de la mujer, el fiscal compartió la posición de la defensa. “Estaríamos ante un caso de legítima defensa”, expresó.
El juez Beltramone consideró que como las partes habían arribado a un acuerdo respecto de la calificación legal, y teniendo en cuenta las condiciones en las que se produjo el hecho –durante la noche y con una víctima que vive sola y que se encontraba indefensa a causa de la edad– correspondía sobreseer a Irma K. al entender que se trató de un hecho de legítima defensa.
Este es el primer caso de homicidio en Rosario resuelto desde la implementación –el pasado 10 de febrero– del nuevo sistema procesal penal en toda la provincia.