La última Temporada de Abono del teatro El Círculo ya es historia y, a poco de bajar el telón, acaba de anunciar su programación para el año que comienza este martes constituyéndose en una de las primeras instituciones artísticas del país en darla a conocer. Por delante se vienen trece funciones de lujo que ofrecerán espectáculos para todos los gustos haciendo eje, como ya es costumbre, en la música con filarmónicas, sinfónicas y solistas de primer nivel. Pero también habrá cuerpos de ballet y la producción propia de dos célebres óperas del repertorio clásico, entre otras valiosas actividades.
En su Temporada 2019, en sintonía con lo que viene ocurriendo desde hace años, El Círculo presentará dos óperas: La Traviata de Giuseppe Verdi (jueves 2 de mayo) y Mefistofele de Arrigo Boito (jueves 17 de octubre). En cuanto a la danza será de la partida el clásico El lago de los cisnes de Peter Tchaikovsky, y una gala internacional de ballet, ambas propuestas con fecha a confirmar.
Pero donde más se lucirá la temporada venidera es en lo que respecta a su aspecto musical con figuras de la lírica e imponentes orquestas internacionales. Es el caso de la Filarmónica de Buenos Aires (fecha a confirmar), la Orquesta Sinfónica de Beijing (martes 14 de mayo), la Orquesta de Kiev (domingo 2 de junio), la Sinfónica de San José California (jueves 4 de julio), la Filarmónica de Luxemburgo (miércoles 25 de setiembre) y la Orquesta de Bélgica (fecha a confirmar).
Además se destaca la visita del compositor, pianista y cantante italiano Stefano Bollani (jueves 13 de junio), el grupo de música barroca La Folía de Madrid (miércoles 18 de setiembre), y una gala especial en homenaje al compositor alemán Richard Wagner (fecha a confirmar).
Superar las turbulencias
En un año con altibajos en materia económica, por fuera de su Temporada de Abono, hace una semana El Círculo coprodujo con la Municipalidad de Rosario una multitudinaria función de I Pagliacci que se montó en el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito del Parque Urquiza (ver abajo).
De todos modos, las turbulencias, vaivenes económicos y devaluaciones sucesivas del peso con respecto al dólar, que indudablemente golpearon a los empresarios que apostaron por productos culturales internacionales durante 2018, se sintieron fuertemente puertas adentro de El Círculo pero eso, a partir de la gestión, y en buena parte a la astucia de sus organizadores que conocen el paño, se superó sin alteraciones en la programación oportunamente anunciada.
“El que termina es un año que vino bastante complicado por la merma de espectadores y la merma en la capacidad adquisitiva de la gente y por el salto del dólar. Eso afectó mucho a la actividad de los conciertos. Pero aun así somos la primera institución de Argentina en anunciar la programación para el año que viene”, contó el presidente de la Asociación Cultural El Círculo, Guido Martínez Carbonell en diálogo con El Ciudadano.
Martínez Carbonell dijo que al teatro El Círculo, la devaluación lo encontró a mitad de camino. “Lo afrontamos y lo superamos. Lo hicimos sin alterar la programación, cumplimos con la temporada anunciada y tuvimos que hacernos cargo de la diferencia del dólar porque los artistas extranjeros cobran en esa moneda y no podíamos modificar su cachet una vez contratados y por eso apelamos a otros recursos, lo que demuestra la firmeza y solidez de esta institución”, relató el gestor cultural quien confió que otras instituciones en similares situaciones “hubieran tenido que cerrar o disminuir la temporada”.
Y en ese sentido evocó: “Sabemos que muchas instituciones quedaron en el camino como Buenos Aires Lírica y el Mozarteum Rosario. Muchas veces los embates económicos dejaron caminos cerrados que no se vuelven a abrir. En este país todo lo que es cultural y se cierra es muy difícil que regrese”.
El Círculo es en la actualidad el principal motor de propuestas provenientes de todos los rincones del mundo que conectan a Rosario más allá de sus propias fronteras. “Nosotros sostenemos una temporada hace veinte años”, se enorgulleció Martínez Carbonell.
Con entradas en pesos y cachet en moneda extranjera, el único camino disponible parece ser la administración de recursos y el ingenio. “No podemos aumentar el abono porque la gente no lo renovaría ni sacaría nuevos. Entonces, lo que hicimos fue gestionar con artistas y compañías para que sus pretensiones bajaran”, dijo Martínez Carbonell. Y ejemplificó: “Si antes a una orquesta le pagábamos 40 mil euros, ahora negociamos para pagarle la mitad. Con ese mecanismo armamos una temporada con el mismo nivel o superior al de 2018. Arrancamos la venta y estamos bien en comparación al año pasado”.
Balances y nuevos proyectos
En los últimos años, con la desaparición del Mozarteum Argentino filial Rosario, El Círculo quedó como único faro en la producción de espectáculos de música clásica de nivel internacional en la ciudad. De hecho, en la última temporada apostó por un crisol de expresiones que incluyeron filarmónicas, óperas y cuerpos de ballet en un año que comenzó con el dólar a 16 pesos y concluye con la misma moneda coqueteando los 40.
A pesar del dato monetario, la programación transitó sin alteraciones y tuvo su puntapié inicial en abril con la Orquesta Sinfónica de Samohi que mostró un programa compuesto por obras de Giacomo Rossini, Leonard Bernstein y Johannes Brahms y culminó el 25 de noviembre con la compañía Buenos Aires Ballet, con dirección del bailarín del Teatro Colón Federico Fernández.
En cuanto a los conciertos será recordado como un hito la actuación de la Orquesta Sinfónica de Jerusalén bajo la dirección de Yeruham Scharovsky y la participación del joven prodigio Itamar Zorman como violinista invitado. Aquella fue una noche majestuosa que permitió el lucimiento de una formación integrada por más de setenta músicos de prestigio mundial con Danza Hora (extraído del poema sinfónico Emek compuesto por Mark Lavry), Concierto para violín en mi menor Op. 64 de Felix Mendelssohn, la última gran obra orquestal de este músico que se configura como uno de los conciertos para violín más populares de todos los tiempos, y Sinfonía Nº 7 de Antonin Dvorak, entre otras piezas que engrandecieron el trabajo realizado por una orquesta compacta y metódica, y solistas con sensibilidad y mucho virtuosismo.
Pero la temporada también sobresalió en otros géneros como la ópera en las funciones de Il Trovatore de Verdi, bajo la dirección de Pablo Maritano y la participación del Coro de la Ópera de Rosario y la Orquesta Sinfónica Provincial, bajo la dirección del maestro David del Pino Klinge, y hacia el final del año con Turandot de Puccini. Una apuesta de El Círculo de programar tres funciones que le quedaron chicas, con entradas agotadas, bajo la dirección escénica y diseño escenográfico de Marcelo Perusso y la música del Coro de la Ópera de Rosario y la Orquesta Sinfónica Provincial, bajo dirección de Mario Perusso como invitado.
La producción y exhibición de música clásica en Rosario no tiene nada que envidiarle a lo que ocurre en otras ciudades latinoamericanas, ni siquiera a su gigante más próximo: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En cuanto al nivel artístico, de lo que pasó en 2018, para el presidente de la Asociación Cultural El Círculo, uno de los hitos fue el género operístico. “Fue una sorpresa personal lo logrado con Turandot porque era una producción costosísima y llenamos las tres funciones que hicimos. Incluso personas que no están acostumbradas a ver este tipo de obras pudieron venir y fue excelente”, expresó.
En ese sentido, Martínez Carbonell confió una noticia que llena de expectativas a los productores de ópera argentinos. Desde el Teatro Colón de Buenos Aires se los convocó para repensar la producción colectivamente. “Nos llamaron por primera vez a todos los teatros que hacemos ópera en Argentina. Estuvimos reunidos durante tres días debatiendo e intercambiando ideas y experiencias para, en el futuro, compartir producciones para amortizar gastos”, adelantó.
Según el propio gestor cultural rosarino, lo que resulte de este trabajo colaborativo que persistirá a lo largo de 2019 no se verá sino hasta 2020 porque, evaluó, “casi todos ya teníamos nuestra programación organizada”.
De todos modos, se entusiasmó: “Quizá podamos hacer un par de óperas entre varios teatros como el Libertador de Córdoba, el Bicentenario de San Juan, y teatros de Santiago del Estero, Mendoza y La Plata. Es una convocatoria muy interesante y seguiremos trabajando juntos”.
Abonos 2019. La renovación de abonos para el año que comienza permanecerá activa hasta el 28 de febrero, de lunes a viernes de 10 a 12.30 y de 17 a 19.30, y los sábados de 10 a 12.30.
“I Pagliacci”, una apuesta que marcó un hito
Desde hace tiempo, el teatro El Círculo, el único productor de óperas en Rosario, realiza en su coliseo dos obras de gran magnitud en el marco de cada Temporada de Abono. En 2018 indagó en dos compositores paradigmáticos: Giuseppe Verdi y Giacomo Puccini con Il Trovatore y Turandot.
Pero un año antes, en 2017, lo hizo con La Boheme de Giácomo Puccini e I Pagliacci de Ruggero Leoncavallo. El pasado 22 de diciembre, la referida y emblemática pieza de Leoncavallo volvió a ser exhibida en la ciudad en una función que marcó un hito local gracias al trabajo conjunto entre la Municipalidad de Rosario y el teatro El Círculo. El objetivo se cumplió: llevar la célebre ópera al aire libre en el Anfiteatro del Parque Urquiza a la que asistieron unas 8 mil personas.
Con 150 artistas en escena, la dirección escénica y el diseño escenográfico de Rubén Martínez, la puesta tuvo una magnitud cuya originalidad radicó en las condiciones espaciales: se hizo a cielo abierto y en un entorno que dista mucho de la pompa y acústica natural de los grandes coliseos.
Llevar la ópera a la calle y mostrarla en un espacio público popular como el Anfiteatro ayuda a impulsar el acceso a este tipo de espectáculos de calidad, amplía el vínculo entre un género y un potencial público, derriba mitos y prejuicios, y permite que mucha gente que no frecuenta el teatro pueda ver una obra de calidad con entrada gratuita ayudando, a la par, a vencer una realidad que es local pero también mundial y que, salvo excepciones, sigue siendo fuente de dolores de cabeza para los productores ligados a las expresiones de la música clásica: cómo llegar a más personas y renovar los públicos en las temporadas de abono.