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Fuego, humo, lluvia negra: una postal del infierno llega a parte de Argentina, incluida Santa Fe

La ONG El Paraná No Se Toca hizo un mapa de los fuegos en el Humedal entre el 1º de agosto y este lunes 9 de septiembre: decenas de focos dan cuenta de una nueva devastación en el Alto Delta. En paralelo, incendios sin control en Bolivia y Brasil trajeron humo y hollín. Y ahora puede llover contaminación

Fuego, humo, lluvia negra, ¿algo más? Distintos reportes y alertas se conjugaron esta semana para dar una advertencia tenebrosa sobre buena parte del territorio nacional, que puede convertirse en una postal del infierno incluso peor de las que se vienen viendo. No se trata de las guerras retratadas en “El Señor de los Anillos”, pero tienden a parecerse: uno de los reportes lo lanzó el secretario de Política Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario, Matías De Bueno, quien expuso que el grave aumento de la deforestación en Bolivia y otros países de Sudamérica, sumada a los incendios forestales que arrasan millones de hectáreas en la Amazonía, está generando un fuerte impacto en todo el subcontinente, y que el humo ya llegó al territorio argentino y está afectando la calidad del aire en al menos diez provincias del norte del país. En ese marco las partículas de hollín en suspensión en la atmósfera se va a precipitar a tierra en forma de “lluvia negra”. Así lo alertó el observatorio meteorológico brasileño MetSul, que explicó que el fenómeno se originó en los grandes fuegos de Bolivia y Brasil, a cuya pluma de humo impactará un frente frío en los próximos días, por lo que el cielo cambiará de color en Río Grande do Sul, y se pueden generar lluvias contaminadas y contaminantes, sobre ese territorio, parte de Uruguay y provincias argentinas, particularmente Misiones y Corrientes, este fin de semana. Y para agravar el cuadro, Santa Fe y Entre Ríos, que están incluida en la zona de alerta, acompañan el desastre con más quemas en el Alto Delta: la organización El Paraná No Se Toca mapeó incendios en las islas entre el 1º de agosto y este lunes 9 de septiembre, con decenas de focos en el Humedal.

“Los incendios no sólo están en Bolivia, las islas también arden”, advirtió El Paraná No Se Toca. La organización localizó en su mapa tanto pequeños focos como grandes quemas, y advirtió a la par que varios de los fuegos que devastaron porciones del Humedal en las últimas semanas se desataron en en zonas inaccesibles para visitantes o turistas ocasionales, y en áreas internas a las que ni siquiera se puede llegar por agua. Aunque también se encendieron fuegos próximos a la traza del puente Rosario-Victoria, en montes cercanos a lagunas y riachos que meses atrás recuperaron en parte caudal y profundad, aunque otra vez están mermando por una nueva sequía y bajante. “Hay para todos los gustos”, lamentó con ironía la organización ambiental. “Muchos focos claramente intencionales y no hay noticias de que se detuviera a los pirómanos”, continuó.

“Si no se comienza a estar presente para prevenir o buscar a los incendiarios, los meses por venir se complicarán. Todas las semanas se ven las columnas de humo en el horizonte, generalmente en las mismas zonas. ¿Es tan difícil actuar en el momento que se inician?”, dejó la pregunta El Paraná No Se Toca. Lo cierto es que la respuesta la tiene ahora el Ministerio de Seguridad de la Nación, bajo cuya órbita quedaron los incendios en el Humedal: hace menos de una semana se lanzó el Plan de Acción Delta 2024, bajo la conducción de la Dirección de Operaciones de Protección Civil, cuya estrategias enunciadas contemplan un mecanismo de despliegue rápido ante focos declarados y una estrategia de patrullaje preventivo y control de acceso por parte de Prefectura Naval y Gendarmería Nacional. Pero por ahora el mapa de fuegos lo hizo una ONG particular, y los reportes diarios de incendios, que elaboraba el ahora inexistente Ministerio de Ambiente, se dejaron de emitir el 10 de diciembre de 2023 con la asunción del gobierno de La Libertad Avanza. Y tampoco hay precisiones sobre el Sistema Nacional de Manejo del Fuego por lo que la eficacia de la nueva estrategia es una incógnita, tanto como la continuidad más allá de lo formal del política de Estado que confluyó en el Piecas-DP, el Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná, un acuerdo multisectorial de vasto alcance plasmado en 2008, tras la primera gran oleada de fuegos, trabajado interjurisdiccionalmente entre 2010 y 2014, y vulnerado con llamas intencionales en la nueva crisis de incendios desatada a partir de 2020.

Después del Alto Delta los incendios afectaron a zonas de toda la provincia de Corrientes.

Las fuerzas que ensombrecen el cielo

El observatorio MetSul, advirtió que en los próximos días de la semana el cielo en Río Grande do Sul puede cambiar de color. Se trata de un estado brasileño que tiene mayor superficie que las provincias de Corrientes y Misiones juntas, o que todo Uruguay, territorios con los que tiene fronteras, sobre los cuales también se puede extender el fenómeno. Y en el noroeste santafesino y el norte entrerriano, la franja donde puede caer lluvia negra con las tormentas generadas por el choque de aire caliente con humo y hollín en suspensión con el frente más frío que avanza desde el sur.

El Servicio Meteorológico Nacional emitió un alerta especial por “visibilidad reducida por humo” que abarca a Catamarca, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, y Santiago del Estero, además de Santa Fe, profundizando un fenómeno ya presente.

“Desde la semana pasada, el humo ya está presente en algunas provincias, por ejemplo, Formosa, Chaco y Corrientes, estuvieron todo el fin de semana con visibilidad reducida, con mucho humo y el cielo estaba completamente plomizo. Lo que está ocurriendo ahora es que como se intensifica el viento del norte, toda esta masa de humo va a ser transportada hasta el centro de la Argentina”, explicó la meteoróloga del SMN Cindy Fernández.

La lluvia negra es un fenómeno que concatena humo, hollín y otros contaminantes con alta humedad ambiental, y se generan precipitaciones de gotas teñidas de color oscuro. El fenómeno se puede dar en áreas afectadas por grandes incendios, y en zonas industriales o regiones donde hay una quema considerable de combustibles fósiles que origina partículas en suspensión.

Si los efectos se manifiestan localmente, Rosario tendrá una nueva y acaso inédita imagen del desastre ambiental que ocurre tanto bien lejos, como ahí nomás.

Bolivia lleva cuatro meses de fuegos fuera de control y declaró la emergencia nacional.

Fuego en el Altiplano

Bolivia declaró la emergencia nacional por incendios que ya devastaron unos 4 millones de hectáreas en los más de tres meses que llevan sin control. Es 16 veces las cerca de 250 mil hectáreas devastadas en todo 2008 en el Alto Delta y 8 veces el medio millón de hectáreas arrasadas en 2020. Las llamas se extendieron a Brasil, en la región de Amazonía, pero los impactos ambientales se diseminarán en toda la región, y no sólo en lluvias negras. Así lo advirtió el secretario de la UNR De Bueno, quien trazó un panorama sobre las causas y consecuencias de los inéditos incendios que directamente están cambiando la geografía de Sudamérica. “En Bolivia, solo en la Amazonia, se incendiaron en estos meses 4 millones de hectáreas, mientras que en Argentina fueron 1,2 millón de hectáreas”, sumó, advirtiendo que se trata de un panorma desolador.

“Hay que prepararse para un año complejo en materia climática”, apuntó, y mencionó que el SMN recomendó a quienes residen en las provincias bajo humo y posibles lluvias negras evitar actividades al aire libre, proteger las vías respiratorias y oculares, y extremar las precauciones al circular por rutas, por la reducción de visibilidad. Y eso es sólo el principio. Las consecuencias a mediano y largo plazo son aún impredecibles. “Cuántas más pequeñas son las partículas que llegan, mayor es el impacto en la salud”, advirtió De Bueno.

El secretario de Política Ambiental vinculó los incendios forestales con la deforestación masiva en el subcontinente en los últimos años. “La política de deforestación está directamente relacionada con la expansión de la frontera agrícola y ganadera en Bolivia y otros países de América del Sur”, sostuvo. Y alertó que no sólo se destruye los bosques, clave para la preservación de todas las especies, incluida la humana. “Lo que estamos viendo es un problema ambiental a escala continental, y las consecuencias no se limitan a los países donde ocurren los incendios”, insistió De Bueno.

Según el SMN, en los últimos días la visibilidad zonas del norte argentino se redujo drásticamente debido al humo, afectando tanto la salud pública como la actividad económica. “Este tipo de fenómenos tienen un impacto directo en la vida diaria de las personas, desde la salud respiratoria hasta la seguridad en las rutas”, marcó el secretario.

De Bueno advirtió que los incendios forestales, junto con la deforestación y la sequía, forman parte de un ciclo vicioso que agrava la crisis climática en toda la región. “Si no actuamos de manera urgente para frenar la deforestación y promover políticas de reforestación, veremos cada vez más incendios de esta magnitud”, enfatizó.

“Toda la región está afectada. Estamos rodeados de zonas de incendios y el país está bajo una sequía importante”, subrayó De Bueno.

Desde 2020, con sequía y bajante extraordinarias, el Humedal en Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires atravesó la mayor devastación desde que hay registro.

 

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