“¿Escuchaste el chiste misógino que hicieron recién en LT10?”. El mensaje le llegó por Whatsapp a la periodista santafesina Mariana Steckler el viernes 15 de marzo de este año. Se lo había mandado un colega de la localidad de San Justo, a 270 kilómetros de la capital provincial. Ella no sólo lo había escuchado sino que no podía creer que en pleno 2019 se hiciera un comentario así en la radio de la Universidad Nacional del Litoral. El chiste lo había hecho un humorista en el programa «Fabián al Mediodía» de una de las emisora más oídas de la provincia de Santa Fe. Decía: «Una señora sube a un colectivo con sus ocho hijos, logran sentarse siete y ella, queda uno parado. La madre ve al fondo a un señor dormido sentado con las piernas muy abiertas y le pide al hijo que le diga que cierre las piernas así puede sentarse también él. El niño vuelve y le dice a la madre que el señor le respondió que si ella hubiera cerrado las piernas entrarían todos en el colectivo».
Steckler no lo dudó. Al día siguiente presentó una denuncia por violencia mediática en la Defensoría del Público, el organismo creado con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que vela por los derechos de ciudadanas y ciudadanos en los medios de comunicación radiales y televisivos. Tres meses después la Defensoría convocó a las autoridades de la radio a una reunión y emitió un informe en el que la emisora se comprometía a tener una comunicación con trato igualitario, plural y no estigmatizante. También destacó la importancia de la capacitación para evitar mensajes de este tipo.
“Es una salida no punitiva a un caso de violencia mediática. Muchos me dice que hubiese sido mejor una sanción económica pero creo que esta una salida distinta. Para la radio significa la exposición pública de haber hecho un comentario misógino, clasista y discriminatorio. Es empezar a prestar atención y entender que hay chistes que no son chistes porque generan estereotipos que contribuyen a la violencia”, explicó Steckler en diálogo con El Ciudadano.
En el informe la Defensoría definió: “El chiste que propone el comunicador a las audiencias, más allá de su formato y pacto de lectura específicos que invitan a interpretarlo desde el código humorístico, promueve y legitima ante la audiencia un mensaje misógino y violento hacia el género femenino”.
La periodista y ex candidata a concejala de Santa Fe por Unidad Ciudadana explicó que hizo la denuncia de manera online. “Apenas lo escuché pensé que no podía ser cierto que se hiciera un chiste así. Y a los minutos un compañero periodista varón me escribió y decidí que había que hacer algo. Rastreé el audio y me comuniqué con la Defensoría del Público. Hay que llenar un formulario y te van dando seguimiento. A los meses me escribieron que la denuncia había sido aceptada y que iban a tener una reunión con las autoridades de LT10 y del programa”, contó.
Ante cada denuncia la Defensoría del público analiza las leyes vigentes en la Argentina para tomar una decisión. En este caso, se trató de un caso de violencia mediática, una modalidad de ejercicio de la violencia machista contemplada en la ley 26.4851. La violencia mediática usa los medios de comunicación y los códigos periodísticos para reproducir la discriminación hacia las mujeres y las disidencias sexuales. Para Steckler el chiste no era sólo misógino, también era clasista.
“Raya con otras expresiones desagradables contra las mujeres humildes. Mi intención fue poner un granito de arena para que no existan este tipo de mensajes en una radio tan escuchada y de la Universidad”, dijo y agregó: “Las leyes están y muchas veces inciden en la cultura. Por ejemplo, la ley que prohibió fumar en lugares cerrados nos cambió la cultura. Entonces, hay que poner ficha a los consensos que logramos las personas en democracia, como las leyes o la Defensoría del Público. Tenemos un ente para garantizar derechos y es importante hacerlo intervenir en estos casos”.
Para Steckler otro de los puntos clave del informe de la Defensoría es el compromiso de LT10 con la capacitación. Además, el ente le dio a la radio materiales y manuales para ser repartidos entre las y los trabajadores. La periodista cree que todos los medios deberían garantizar espacios de formación para no producir mensajes sexistas y discriminatorios.
“Todavía falta mucho porque no todos los compañeros participan de las capacitaciones. Pero la opción de quedarnos quietas y calladas ya no es válida. Hay que seguir poniendo fichas para que se pueda reflexionar sobre estos temas adentro de los medios. Que ahora tengan estar atentos, que vean que las mujeres nos movemos y estamos escuchando lo que dicen”, agregó.
Cómo denunciar
La Defensoría del Público fue creada en 2013 a partir de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Apenas asumió el gobierno de Cambiemos, el presidente Mauricio Macri firmó una serie de decretos que dejó sin efecto la ley que buscaba la redistribución del espacio radielectrico en Argentina, hoy concentrado en grupos monopólicos. Los decretos no alcanzaron a la Defensoría pero el ente no logró federalizarse. Si bien las oficinas funcionan en Buenos Aires atienden reclamos de todo el país.
Las y los usuarios de medios de comunicación de radio, televisión y páginas web pueden radicar las denuncias al 0800-999-3333 o completando un formulario en la página www.defensadelpublico.gob.ar. También pueden escribir a contacto@defensadelpublico.gob.ar o seguir los perfiles de Facebook y Twitter. Los reclamos pueden ser sobre lo técnico (problemas con el prestador o accesibilidad para discapacitados) o el contenido y tratamiento en la programación. Desde la Defensoría instan a presentar todos los casos de trato discriminatorio por cualquier motivo o condición.
Antecedentes
El 5 de junio el conductor Baby Etchecopar empezó a cumplir una probation por una causa judicial que se le inició por dichos misóginos en su programa de radio. La medida judicial fue una salida no punitiva, que encontró en el espacio radial la posibilidad de generar contenidos pedagógicos. Durante cinco meses la probation consiste en ceder minutos de aire de su programa para que académicas, especialistas y referentes aborden distintas temáticas de género y diversidad sexual. De cumplirse sin inconvenientes, la medida salda un proceso que comenzó cuando la fiscal Claudia Barcia denunció a Etchecopar por “haber alentado, desde su programa radial ‘El Ángel del Mediodía’, la persecución y el odio contra dirigentes, mujeres integrantes de movimientos populares, gremiales y sociales.
El caso de Baby Etchecopar es uno de los más conocidos pero no es el único. En diciembre de 2017 y según publicó el portal Periódicas, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) concluyó que Néstor Vittori, gerente y columnista del diario El Litoral, había incurrido en actos discriminatorios en sus artículos “Feminismo y fundamentalismo”, “La venganza de la fealdad», «Reparos hacia la paridad de género” y «Estaba tan buena que le eché los galgos, pero…”. Según el ente estatal, el columnista había incumplido los artículos 16 y 75 de la Constitución Nacional (principio de igualdad y no discriminación), el artículo 1 de la ley 23.592 sobre actos discriminatorios, varias normas de protección a la mujer como las leyes 23.179, 24.632 y 26.485.
En Rosario en 2015 Lía Basso hizo una denuncia contra el diario La Capital por el tratamiento que se le dio a la tentativa de femicidio de la que había sido víctima. Pidió dos tipos de reparaciones. Una económica por daño moral y otra simbólica. “Para mí es la más interesante. Exigimos la capacitación del personal total de la editorial en comunicación no sexista, perspectiva de género y diversidad sexual; la publicación de un artículo sobre violencia mediática escrito por ellos y la publicación de la sentencia”, dijo Basso en una entrevista a Rosario12.
En la Defensoría del Público las denuncias de violencia simbólica llevaron a distintas actuaciones como por ejemplo que el programa Televisión Registrada pidiera disculpas por un resumen ofensivo para las lesbianas o a la baja de una publicidad de cerveza con contenidos sexistas. También capacitan a medios de comunicación.