Cuando Clínica Musa abrió sus puertas, en Argentina el aborto todavía era ilegal. Más bien, no existía la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) pero sí existía la Interrupción Legal del Embarazo, es decir que había tres causales por las que era legal la práctica.
“Fuimos la primera clínica en el país que habilitamos un lugar y dijimos ‘nosotros hacemos interrupción del embarazo’. No se falsearon historias clínicas ni poníamos aborto en curso”, dice Fabiana Chiavón, coordinadora del espacio desde su nacimiento hace seis años en Avenida Francia 393.
Hoy son treinta personas las que trabajan ahí y la mayoría son mujeres. Chiavón recibió a El Ciudadano para hablar de su trabajo pero también de un fenómeno que crece desde 2021 y que se hizo muy conocido en junio de este año cuando el medio brasileño Folha de Sao Paulo lo publicó bajo este título “Argentina se convierte en refugio para las brasileñas que quieren abortar”. En esa crónica firmada por Mayara Paixão se detalla que lugares como Rosario (y sobre todo esta ciudad) son el destino de cientos de mujeres que necesitaban practicarse abortos.
La IVE se aprobó en el Congreso nacional en diciembre de 2020. La mayoría de los países de América Latina prohíben la práctica, salvo Colombia y México.
Entonces, lo que sucede es que miles de mujeres de los países limítrofes o más lejanos buscan las maneras de garantizar la autonomía sobre sus propios cuerpos, al punto de hacer miles de kilómetros para hacerlo de forma segura.
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No todas pueden hacerlo, porque hay que tener recursos. En ese camino, y en este caso, organizaciones feministas de Brasil tuvieron un rol crucial. Fueron ellas justamente las que se pusieron en contacto con Musa hasta establecer un convenio. Desde entonces muchas vienen a través de estas ONGs, pero otras ya lo hacen por su cuenta. Al haberse socializado y viralizado los datos a través de redes sociales, muchas mujeres se comunican directamente con la clínica y organizan su viaje de forma independiente.
Clínica Musa ofrece un servicio en particular, que posiblemente explique porque se hizo tan conocida, tiene personal que habla portugués así pueden hacer todo el seguimiento en su idioma.
La mayoría de las mujeres de otros países que se atiende en Musa vienen de Brasil, sobre todo del norte “de zonas con menos recursos, algunas hasta vienen en colectivo en viajes de hasta cuatro días”. También, aunque en menor medida, han venido mujeres de Chile, Paraguay, Bolivia y Perú.
Tanto para estas “pacientes” -Chiavón no usa esta palabra porque no se trata de mujeres enfermas sino mujeres que necesitan atender una situación- internacionales como para las locales el proceso de atención es el mismo: una serie de entrevistas para “acompañar la toma de decisión”, antes de realizar la práctica en caso de que así lo decidan.
Para aquellas que viajan no se hace un proceso medicamentoso porque requiere un chequeo unos días después. Aunque el porcentaje de falla es bajo, es demasiado riesgoso. Muchas viajan solo para la intervención y vuelven a sus países inmediatamente. Para ellas se utiliza el quirófano, es una intervención breve, ambulatoria.
Para aquellas que son de la ciudad o los alrededores -Chiavón también destaca que vienen mujeres de toda la provincia- sí realizan abortos con misoprostol (aquel medicamento cuyo nombre se viralizó desde 2018 con los grandes debates legislativos sobre el tema).
Decisión y autonomía de las mujeres
Chiavón es psicóloga, trabajó muchos años en Cudaio (Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos). Señaló que su vida “transcurrió siempre y transcurre aún en la salud pública”. Quienes idearon y ejecutaron este proyecto venían todos de trayectos en la salud pública, crecieron laboralmente al calor de las gestiones socialistas de la ciudad que tomaban a la salud como eje de sus políticas públicas.
Contó qué motivó la creación de esta clínica en 2018: “Lo que veíamos en ese momento es que las mujeres que no tenían recursos, que no contaban con obra social, de alguna manera se resolvían en los hospitales o centros de salud. Por otro lado, las mujeres que tenían dinero iban a los privados y pagaban una fortuna en ese momento. Y había un target de mujeres que siendo trabajadoras en blanco, teniendo obra social o teniendo una posibilidad de pago, no tenían adonde ir porque no eran usuarias del sistema público. En ese entonces llegaban ahí y se sentían muy culpables por ir al público, por sacarle el lugar a otra mujer y además porque para las que no somos usuarias, los tiempos del público o los destratos, que entrás y no sabés para donde ir. Nos era muy difícil a las mujeres”.
Ahí encontraron el sector al cual dirigirse: mujeres trabajadoras con obra social. Iapos, de hecho, fue la primera prestadora con la que trabajaron. “Y así fue como el Iapos fue la primera obra social en el país que reconoció la práctica”, sintetizó con orgullo.
Sobre el nexo con lo público, Chiavón contó: “La característica de Musa es que casi todos los que trabajamos acá somos profesionales que venimos de un recorrido de muchos años en lo público, entonces amamos lo público. Y está este concepto que se tiene de lo público, por lo menos de nosotros, donde un sanitarista que estudiamos mucho diría: la punta del compás está puesta en el paciente y toda la atención debe girar en torno al paciente. Y no se dio en cualquier lugar de Argentina, Rosario es una ciudad que desde 2010 tiene políticas públicas en favor de acompañar a las mujeres en su decisión”.
En Rosario en junio de 2007 el Concejo aprobó la ordenanza “Protocolo de Atención Integral para las Personas con derecho a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE)”. Seis meses después se aprobó un protocolo nacional.
Es decir, la ciudad atendió las causales por las que era legal el aborto antes de la IVE (aprobada en 2020) en los hospitales públicos y en los centros de salud. Las clínicas privadas que practicaban abortos en general cobraban fortunas, lo hacían en silencio y en la clandestinidad y muchas veces en condiciones muy peligrosas. En ese marco, Musa como clínica privada reivindicó el uso de la herramienta legal que tenían a mano y desde entonces, se expande.
Diferencia entre ILE e IVE
La ILE existe en el Código Penal de Argentina desde 1921, para poder solicitar la práctica se necesitaba acreditar una causal, que el embarazo fuera producto de una violación o que la salud de la persona gestante estuviese en riesgo.
La sanción de la IVE permitió que ya no fuera necesario presentar más que la propia voluntad. Se puede hacer hasta la semana 14. La ILE sigue existiendo a partir de la semana 15 y entonces requiere acreditación de las mismas causales que antes.
Chiavón hoy subraya que este fenómeno de mujeres que viajan no se da solo en su clínica pero dado que Rosario fue una ciudad pionera en este aspecto -y esto lo subraya también la nota del Folha de S. Paulo- y que atienden directamente en su idioma hacen que hayan tomado más notoriedad pública.
Además, insistió en que consultar por un aborto no siempre es fácil, que ante estas intervenciones muchas sienten vulnerabilidad y hablar la misma lengua facilita las cosas.
Legalización y contexto
A partir de diciembre de 2020 el marco en el cual se hacía la práctica cambió por la sanción de la IVE. ¿Qué cambio para las mujeres que necesitaban un aborto? “Vienen sabiendo que ejercen un derecho. No vienen como antes de la ley, a pesar de que era legal y establecíamos las causales, igual se sentían que estaban haciendo algo que estaba prohibido, eso estaba dando vueltas”.
Si bien el presidente Javier Milei, que asumió el pasado 10 de diciembre, discursivamente encontró este derecho como un punto a atacar hasta ahora no avanzó en ese sentido.
Sin embargo, Chiavón dijo que están en estado de alerta. Forma parte de una red de consultorios en Argentina y América Latina donde hay profesionales de la salud que comparten la defensa de este derecho de autonomía sobre los cuerpos de las mujeres.
La legislación sigue en pie, lo que sí cambió radicalmente es el contexto económico que se agravó. En este sentido, a pesar de que trabajan con obras sociales, contó que hay muchas mujeres que llaman y no llegan ni a pagar la consulta. Es algo que nunca habían visto hasta ahora.
Cuando eso pasa, de todas maneras, asesoran en relación a los centros de salud y hospitales donde pueden acudir aquellas mujeres que lo necesiten.