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Fútbol, fantasía y Goyco: llega «DT: La misión», una serie familiar sobre las segundas oportunidades

Francisco Suárez, creador y protagonista principal de la serie ganadora del Concurso Renacer Audiovisual centrada en el universo del fútbol infantil, adelantó detalles de la propuesta que se verá desde este jueves por la TV Pública

DT: La misión, una comedia familiar con un tinte fantástico que relata la historia de un hombre que se recibió de director técnico pero nunca ejerció y que, tras un accidente y una experiencia algo esotérica, decide darse una segunda oportunidad en la vida, llega este jueves a las 22.30 a la TV Pública.

“Abel para mí es un gran ganador, solo que aún no se dio cuenta”, propone en charla con Télam Francisco Suárez, creador y protagonista principal de la serie ganadora del Concurso Renacer Audiovisual centrada en el universo del fútbol infantil, que cuenta con un elenco de figuras entre los que se encuentran el exarquero de la Selección y actual periodista y presentador Sergio Goycochea, Fabían Vena, Katja Alemann, Luis Ziembrowski, Laura Cymer, Cande Molfese, Esteban Prol y el Turco Naim, entre más.

DT: La misión es la primera serie televisiva realizada entre Argentina y Bolivia, con elenco y productores oriundos de ambos lados de la frontera.

Suárez, conocido por Signos, Casi Ángeles y Mendólogos (que también creó), comenzó a trabajar en DT… hacia fines de 2017, con la «ambición de generar un proyecto para la Argentina toda y para Latinoamérica”.

“Quise buscar un factor popular y algo que me apasione, en este caso el fútbol. Me pareció interesante enfocarme desde un director técnico. Ubiqué la historia con el fútbol infantil donde pasé parte de mi infancia”, recordó el artista sobre la génesis del proyecto que co-escribió junto con Guillermo Moya y Andrés Rapoport.

La tira de ocho capítulos de 24 minutos (que ya se encuentra en la gestación de una segunda temporada) fue dirigida por Moya y Ezequiel Tronconi, y fue rodada en la Ciudad de Buenos Aires, en el Club Atlético Argentino de Guaymallén (Mendoza), y en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).

La trama sigue a Abel Moretti, un hombre de casi 40 años separado aunque sin poder soltar esa relación que no funcionó, que convive con su desopilante madre (Katja Alemann) y trabaja como chofer de Uber. Desganado y malhumorado, Abel transita su día a día con exasperación y frustración.


Cuando tiene un accidente de tránsito, el encuentro en el limbo con un ángel que toma la forma de su ídolo de la infancia, Sergio Goycochea, lo empuja a tomar decisiones y hacer algo con su vida. El gran cambio vendrá de la mano de un club de fútbol infantil en Mendoza, donde podría hacer buen uso del diploma de director técnico para el que estudió, pero que nunca puso en ejercicio.

Allí iniciará un camino no solo profesional sino sobre todo personal, especialmente a partir de un abanico de nuevos personajes en su propia historia, entre ellos un villano encarnado por el entrenador de un club rival (Vena).

En Hollywood, aunque no solamente, hay una tradición de películas sobre entrenadores que mediante su contacto cotidiano con un equipo de chicos no solo encuentra cómo ayudarlos a mejorar sino que, sobre todo, se encuentra a sí mismo. «Conozco algunos contenidos de estos pero ninguno fue una fuente de inspiración. La inspiración de este contenido está basado en las vivencias que hemos tenido los tres autores. Nuestra ficción se desarrolla en un universo cotidiano, un club de barrio, pero también en un universo fantástico. Hay un personaje que está fuera de este mundo, y hay otro personaje que está en Bolivia y tiene poderes sobrenaturales; en ninguna historia vinculada al deporte de otros países encontré ningún componente similar», contó Suárez.

Y sobre la historia, una propuesta para toda la familia, con una subtrama más inocente como la del equipo de baby infantil, y guiños más adultos como la de la madre de Abel, que escandaliza a su hijo por explicitar que se mantiene sexualmente activa. «Están el equipo de baby fútbol y después también hay situaciones como la del personaje de la madre que juega otro tono y otro color, pero la serie a medida que van avanzando los capítulos se va ampliando y cada personaje se va desarrollando más. Si bien el equipo de niños es un factor importante, no todo pasa por ahí. Los personajes de la serie capítulo a capítulo abren varias historias más, por lo cual cada personaje que en el primer capítulo parece secundario en algún momento de la ficción ocupa un protagonismo interesante. El relato se vuelve coral», explico el director.

Y confesó: «Esta estructura la planteó nuestro compañero Rapoport y para mí fue muy acertada porque generó un universo mucho más sólido para poder «ordenar» esta comedia, y que no sea todo meros gags y ocurrencias de humor arbitrarias. Cada personaje ocupa un lugar y tiene su propia profundidad así como su propia motivación. En el caso del personaje de la madre interpretado por Katja Alemann inicialmente no tenía estas características pero luego entendimos que era muy divertido romper el juego más tradicional madre/hijo. Y plantearlos como más «roommates», aunque Abel (el hijo) todo el tiempo se niega. Katja además generó una propuesta actoral muy divertida que superó lo que alguna vez escribimos».

«Abel es atravesado por un desgano y una falta de objetivos en su vida en general. Es un tipo que anda con la capa caída. Yo no creo que tenga que ver con que se cree más de lo que realmente es en el aspecto de la argentinidad cuando, generalmente, sobre todo más los porteños, nos creemos los mejores del sistema solar. Creo que Abel, como muchas personas en todo el mundo, perdió el rumbo porque ciertas expectativas y objetivos no se cumplieron, Abel para mí es un gran ganador, solo que aún no se dio cuenta, y cuando me refiero a ganador me refiero en su evolución como ser humano, no a ganar trofeos o dinero. Él no es agrandado, es temeroso e inseguro hasta que el relato de la historia lo pone en jaque y ya no hay retorno», adelantó Suárez.

Para finalizar el director contó cómo fue la inclusión de Goycochea en la serie: «Al día de hoy me parece increíble, fue gracias a uno de nuestros productores, Walter Gorelik. Así como en el mundial de Italia 90, el Goyco entró sobre la hora para potenciar el proyecto. He pasado muchas horas escribiendo, buscando financiamiento, luego ensayando y luego muchas horas en la isla de posproducción, y siempre cuando vuelvo a ver algo de la serie en relación a él me emociono porque fue mi ídolo de la infancia. Tengo 39 años y para los que tenemos esta edad, él desde el mundial de Italia 90 se transformó en lo más cercano a un Superman nacional para todos los niños que fuimos apasionados del fútbol en esa época. Poder haber compartido esta experiencia con él creo que me va emocionar toda la vida. El Goyco es un gran profesional en todos los aspectos, a mi entender conserva la disciplina de un gran futbolista y desde ahí tiene la capacidad virtuosa para hacer cualquier cosa que se proponga: el primer día que llegó al set no me saludó siquiera, entró en personaje como un actor de método, fue increíble. Después de compartir todo este proceso puedo afirmar que sigue siendo mi ídolo y un ejemplo como ser humano».

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