A paso lento y a fuerza de mucha voluntad y militancia, las mujeres empezaron a ocupar espacios dentro de las instituciones deportivas. Las oportunidades siguen faltando, pero esa idea que predominó durante siglos, que indicaba que el fútbol era sólo cosa de hombres, de a poco se va cayendo. Tanto dentro como fuera de la cancha, aparecen historias de vida que marcan caminos y abren puertas para crear un fútbol que sea para todos, todas y todes.
Virginia Salera es periodista deportiva y directora técnica (DT). Además, forma parte del equipo de análisis de video de Newell’s Old Boys: al principio lo hacía para las divisiones Juveniles, después se sumó a trabajar con el equipo de Reserva y ahora, sólo cuando lo necesitan, lo hace con el plantel de Primera División.
Virginia no formó nunca parte de ninguna agrupación política, pero dice que “milita para y por Newell’s”, una frase que podría hacerse remera. Sus primeros pasos como hincha estuvieron marcados por el destino: un día a principio de lo ‘90, cuando tenía cuatro años, caminaba de la mano con su madre por avenida Pellegrini y quedó inmersa en la caravana de festejo de campeonato. La imagen nunca se le borró de la mente. Su adolescencia estuvo marcada por las marchas contra la cuestionada presidencia de Eduardo J. López (1994-2008). Fue durante el segundo mandato de Guillermo Lorente (2008-2015) cuando Virginia se sumó al Departamento de Comunicación y año tras año ganó terreno en el club del Parque.
Carla Facchiano tiene una vida ligada a Rosario Central y a la militancia política en azul y amarillo. Divide sus horas entre el trabajo, ese que llena la heladera, y los quehaceres en su casa. Carla le cambia el sentido a la palabra casa y cada vez que habla de su hogar, se refiere a Central: los quehaceres vendrían a ser las actividades que encara desde su puesto de vocal titular en la Comisión Directiva, lo que hace en la mesa de fútbol masculino, lo que emprende con la Secretaría de Género del club de Arroyito. Y, lo más importante -si es que se puede hablar de mayor o menor importancia-: el fútbol femenino.
Carla es hincha de Central desde que tiene memoria. La gestión de instituciones deportivas también la lleva en la sangre. Todo lo recibió de su padre. “Era dirigente de un club de barrio y yo lo veía desde chiquita cómo lo hacía y me apasionaba”, recuerda Carla sobre la herencia de Social Lux. En el club de Arroyito, militó por fuera de la institución y se presentó junto a sus compañeros en tres elecciones que perdieron. Después, junto con el Foro Canallas Unidos -la agrupación de la que Carla formaba parte “desde 2003-2004”-, ganó los comicios en 2014 y asumió como nueva Comisión Directiva. Desde ese momento, Carla comenzó a dirigir el Área de Seguridad del club, cargo que ocupó hasta hace unos años.
Virginia y Carla tienen muchas cosas en común. Una es DT, la otra estudia para serlo. Aplican el videoanálisis y hablan de fútbol. Sus pasiones se rigen por banderas de diferentes colores, pero los lugares que ocupan las emparentan: ambas están, además, al frente del fútbol femenino en sus clubes. Sobre estos temas se juntaron a charlar en la cancha del Sindicato de Prensa de Rosario junto a La Cazadora. Fue la primera vez que se encontraron en persona.
—¿En algún momento cambia el chip de hincha por uno de hincha que quiere involucrarse institucionalmente para cambiar una realidad?
—(V) Nunca participé de manera activa en una agrupación política. Mi militancia siempre fue Newell’s, hacer las cosas por y para el club. Yo siempre trabaje para dar lo mejor en el club, esté la agrupación política que esté en la Comisión Directiva. De hecho, he pasado por varias. Sí me encantaría ser presidenta, creo que todo esto que estoy haciendo forma parte de la formación que quiero tener para poder algún día hacerlo. Siempre trabajé y trabajo desde el amor de hincha para el club.
—(C) Y yo milito desde 2003, 2004. La pasión que una tiene, de la vida, cuando estás afuera ves que podés involucrarte para cambiar la realidad del club. Y así me acerqué a una marcha en Tribunales y empecé. Nos presentamos a tres elecciones en forma independiente, que perdimos, y en 2014 con el Foro ganamos y asumí como síndica suplente y tomé la responsabilidad de la seguridad del club. Eso también me dio una mirada distinta del fútbol y de la parte organizativa. Acompañar al plantel en viaje, organizar los partidos. Me capacité también para estar ahí, estaba en todas las charlas, fui a recorrer otros clubes para ver como trabajaban. Pasado el tiempo veo que modificamos muchas cosas. Eso fue una enseñanza y me sirvió para fortalecerme. Una se fue ganando ese lugar un poco a los codazos, no la he pasado muy bien, pero me fascinaba la posibilidad de hacer esos cambios.
—¿Sintieron alguna vez que tenían que esforzarse un poco más por ser mujeres ocupando esos espacios que en general fueron –y son– reservados exclusivamente para hombres?
—(V) En cuanto a resistencia siempre fui medio inconsciente en esa situación. Nunca creí no merecerlo, para mí fue muy natural porque me sentía preparada y capacitada, me había formado y entré con esa inconsciencia, “estoy acá igual que vos”. En eso de la inconsciencia, de no sentirme ajena, si en algún momento fui resistida no me di cuenta. SÍ existen esas situaciones, pero yo les resto importancia, porque no es problema mío, es del otro. Siempre tuve guías en el club, Fabián Garfagnoli, Héctor Bidoglio, personas que me dieron la mano y me dijeron: “vení, pasa con nosotros”.
—(C) A mi sí me ha pasado de chocarme la realidad fuerte. Tuve compañeros y compañeras de apoyo, pero por poner un ejemplo, en 2018 en las elecciones iba como vicepresidenta en la lista y me bajaron la noche anterior, cuando había consenso para que sea una mujer la ocupe ese lugar. A partir de ahí empecé a ver las cosas de otra manera. La lucha creo que hoy es por mujeres en lugares de toma de decisión. Y para eso me estoy formando también.
—¿Cuándo apareció el fútbol femenino en sus vidas? ¿Lo encontraron o fueron encontradas?
—(V) Se dieron las dos cosas al mismo tiempo. Empecé a trabajar en el club en el área de comunicación en 2013. Fue de a poco. Después empecé a trabajar en las juveniles masculinas y con los años dejé el área de Comunicación. Estando en juveniles, cuando la Comisión Directiva empieza a trasladar el tema del fútbol femenino, yo siempre digo que levantaron la cabeza, vieron que era la única mujer que estaba trabajando y ahí llegue. Ese primer año fui la DT junto con Mariano Faurlin. Ese 2018 fue mi primer año y al año siguiente me ofrecen pasar de divisiones Juveniles a Reserva, con Aldo Duscher. Era una oportunidad muy linda para acercarme al fútbol profesional. Al no darme los horarios, porque viajaba y concentraba con ellos, decido dejar de ser DT para tomar el cargo de Coordinadora creyendo que iba a tener más tiempo. Estuve dos años en Reserva y Coordinación al mismo tiempo y el año pasado le planteé al club que el fútbol femenino necesitaba a alguien full time y que quería ser yo. El club me dio el okey y a partir de este año ya estoy dedicada al cien por ciento al fútbol femenino. Me siento muy cómoda. La parte de gestión la descubrí ahora y me gusta mucho, pero también extraño un montón ser entrenadora. Trato de observar sin ser invasiva.
—(C) Yo ya hacía un tiempo que estaba en la Comisión Directiva, y me pasó que iba a Cosecha (NdR: predio que Central tiene en barrio Cristalería) y las veía jugar y es algo que se va metiendo. Después veía que el masculino tenía –y tiene– otros recursos, y me pregunté: “¿Por qué no ellas?”. El plantel ya había salido campeón en varias ocasiones del torneo de la Asociación Rosarina y después, con el Mundial de Francia y el partido que hicimos en noviembre en la previa de Estudiantes (NdR: el plantel femenino jugó por primera vez en el Gigante de Arroyito), empecé a pensar en dar el paso para competir en AFA. Yo sabía que Central se había presentado en otras ocasiones y nunca lo habían aceptado.
—¿Y cuál es el panorama hoy del fútbol femenino?
—(V) Creo está pasando lo que en el masculino pasó en los años ‘70 y ‘80.
—(C) La decisión política de los clubes es clave y también es necesaria para que haya más clubes en AFA. Yo presenté la nota en enero de 2019 para ingresar a participar en AFA. Cuando se arma el semiprofesionalismo dije que era el momento. Se dio que Central venia de hacer buenas campañas, de tener jugadoras en la Selección, la estructura que da el club también. Hay un gran trabajo en el interior.
—Lo que se ve, también, son pocas mujeres entrenadoras a cargo de planteles masculinos o femeninos…
—(C) A mí me pasó que Roxana Gómez (NdR: ex jugadora de la Selección Argentina y ex DT de Central), en su momento me la nombró a Vir para sumarla. Me daban muy buenas referencias, pero se imaginan que no se iba a poder.
—(V) Con Roxana tengo muy buena relación, siempre hablamos y me aconseja.
—(C) Hay pocas DT en Rosario.
—(V) En Rosarina casi no hay, las que hay son profes. A mí me pasa ahora que cuando empiezo a salir a contratar a alguien, la mayoría de las chicas que están haciendo el curso son de Central. En Rosario es muy difícil encontrar DT con experiencia.
—(C) La Primera es jodida, no es lo mismo que Rosarina, por eso está bueno que se vayan preparando.
—¿Cuántas mujeres hacían el curso con ustedes?
—(V) Éramos dos.
—(C) Seremos seis o siete.
—(V) Muchos años, poca diferencia.
—(C) Tenés que generar oportunidades. Salvo Vir, que toma las decisiones de fútbol femenino, o ahora yo en Central, siempre las decisiones las tomaban los hombres.
—(V) El tener lugar para decidir y crear es una de las cosas más lindas.
—¿Cómo conviven los trabajos en el fútbol masculino y en el femenino?
—(V) Todo lo que hice en fútbol masculino, algo que me gusta mucho hacer también, me sirvió para el femenino. Preparar el entrenamiento, las dobles competencias, la práctica te hace crecer un montón y te abre la cabeza para la gestión también. Lo que buscamos en Newell’s es traer la identidad que tiene el club. Trabajar a conciencia, identificar qué es lo que se necesita a futuro para desarrollar las Juveniles. Guiar también a las jugadoras para poder profesionalizar también la disciplina. El técnico hoy también tiene que ser docente. Cuando se van encontrando con cuestiones más cercanas al profesionalismo, se derrumban y hay que enseñarles también todo el contexto. Muchas cosas que se necesitan formar.
—(C) Hoy estoy en la mesa de fútbol masculino, me convocaron para formar parte, todavía estoy en un proceso de adaptación y crecimiento. Eso también me ayuda al femenino para darle más profesionalismo aún. Voy aprendiendo de cada uno para poder después también volcarlo en los diferentes espacios.