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Gabino Sosa, el recuerdo de una de las primeras estrellas del fútbol argentino

Fue uno de los máximos baluartes de la era amateur y comienzos del profesionalismo del fútbol argentino. Exponente del talento rosarino, pertenece al olimpo de ídolos de Central Córdoba, junto a otros icónicos futbolistas como Vicente Capote de la Mata y el Trinche Tomás Carlovich. Forjó un estilo de juego admirado por sus colegas, que trataron de imitarlo

Por Leonardo Volpe, especial para El Ciudadano

Gabino Sosa nació en Rosario el 4 de octubre de 1899 y falleció en la misma ciudad el 3 de marzo de 1971.

Fue un talentoso exponente del fútbol rosarino, hábil con la pelota, gambeteador por naturaleza. Desarrolló casi toda su carrera en Central Córdoba, con excepción de un año que jugó para Instituto de Córdoba. Su destreza lo llevó a ser ampliamente reconocido y fue considerado una de las principales figuras del fútbol argentino en su época.

Al comienzo de su carrera se desempeñó como wing izquierdo y luego pasó a jugar de centro forward en delanteras compuestas por cinco jugadores. Tenía una gran capacidad para gambetear en espacios reducidos, además de ser un excelente armador de juego. También poseía una gran efectividad en los pases.

Le decían El Negro y El Maestro, pero su apodo más conocido fue El Payador de la Redonda, por su buen trato a la pelota de fútbol.

Comenzó a jugar en un club fundado por muchachos en la esquina de Maipú y Ocampo, llamado Rosario Sud. Nos narró el historiador e investigador charrúa Julio Rodríguez que se sumó siendo muy joven y deslumbró rápidamente.

Formación de Central Córdoba en 1919 con Gabino en el centro con la pelota. Gentileza familia Aguirre.

Debut en la primera de Central Córdoba

Cuando contaba con solamente dieciséis años ingresó a Central Córdoba como socio y jugador de divisiones inferiores. Prontamente se consolidó y, con apenas tres partidos disputados en tercera división, debutó en la máxima categoría de la Liga Rosarina de Football en 1916.

Su estreno con la indumentaria azul con vivos rojos se produjo el domingo 30 de abril del mencionado año. Ese día Central Córdoba venció de visitante a Provincial por 1 a 0 y una semana después Gabino anotó su primer gol con la casaca charrúa. El tanto se lo señaló a Newell’s en el Parque de la Independencia en una tarde en la que su equipo se impuso categóricamente por 5 a 1.

Por sus buenas actuaciones fue convocado para integrar el selectivo de la Liga Rosarina de Football ese mismo año en 1916. Es preciso destacar que vistió la casaca del combinado rosarino (tanto de la Liga Rosarina como después de la Asociación) en 67 oportunidades y marcó 16 goles.

Gabino Sosa con la camiseta del combinado de la Liga Rosarina de Football. Esta imagen y la foto de portada donde aparece junto a Ezequiel Tarrío pertenecen al archivo de fotografía de la Escuela Superior de Museología.

Su trabajo en el Ferrocarril Central Córdoba

Muchos de los futbolistas charrúas trabajaban en la empresa de Ferrocarril Central Córdoba. Gabino Sosa no quería ser la excepción y tenía la intención de ingresar a trabajar allí, ya que le estaba dando mucho al equipo con sus actuaciones.

Recordemos que en ese entonces los jugadores no cobraban por sus desempeños como futbolistas, pero en varias ocasiones eran empleados en otras labores. En algunos casos existía un profesionalismo encubierto, lo que se llamó amateurismo marrón, ya que no se presentaban nunca o casi nunca en sus puestos de trabajo y en realidad cobraban por sus servicios como futbolistas. De todas formas éste no fue el caso de Gabino.

Luego de un encuentro frente a Belgrano, sus familiares se hicieron presentes en la cancha, aseverando que si no le daban un puesto a Sosa en el ferrocarril, éste no seguiría jugando para el club. Finalmente los directivos aceptaron la petición del hábil futbolista e hicieron caso a sus peticiones. Fue así que Gabino Sosa se desempeñó como guarda en la sección Encomiendas de la citada compañía de trenes de firma británica.

Paso por Instituto de Córdoba

Debido a que se trasladó a la ciudad de Córdoba para realizar el servicio militar, Gabino Sosa fichó para Instituto, que había sido fundado en 1918.

El club cordobés fue gestado y constituido por elementos de la misma empresa ferroviaria que Central Córdoba de Rosario, por tal razón se logró que Gabino jugara para el conjunto rojo y blanco en su estadía en Córdoba.

Hizo su estreno como jugador de Instituto en un amistoso ante Talleres llevado a cabo el 21 de diciembre de 1919. Allí la victoria le correspondió a la T, que ganó el partido con un ajustado y vibrante 5 a 4. Pero la atracción fue la flamante incorporación de la Gloria, por ello las miradas estuvieron puestas en el hábil rosarino.

En el elenco albirrojo jugó en la primera división de la Liga Cordobesa de Football en 1920. Su debut oficial en el campeonato cordobés, según señaló Julio Rodríguez en su excelente libro biográfico, titulado Gabino Sosa, El Payador de la Redonda fue frente a Universitario. En dicho encuentro se impuso La Gloria por 3 a 2, con un gol sobre el final del delantero rosarino, que desniveló el marcador a favor de Instituto.

Tras finalizar el servicio militar regresó a Rosario, dejando su huella en el club de Alta Córdoba.

Es preciso indicar que en su paso por La Docta, además de jugar para Instituto, se desempeñó en el combinado de la liga, donde disputó ocho partidos y convirtió dos tantos.

Fue la única vez que el Negro estuvo lejos de Tablada, ya que tras su regreso a Central Córdoba en 1921, jamás volvió a vestir la camiseta de otro club.

Campeón sudamericano con la selección Argentina

El Campeonato Sudamericano de Football de 1921 se llevó a cabo en Buenos Aires, donde intervinieron, además del conjunto anfitrión, Uruguay, Brasil y Paraguay, que reemplazó a Chile, que fue inhabilitado de participar por haber invitado a una gira al combinado argentino de la disidente Asociación Amateurs de Football.

Para contextualizar es primordial remarcar que el fútbol argentino se encontraba dividido desde 1919. La Asociación Argentina de Football era el organismo oficial tanto para la Confederación Sudamericana de Football como para la FIFA.

Por su parte la Asociación Amateurs de Football no era reconocida por ninguna de las dos federaciones, ya que no estaba afiliada internacionalmente, al ser disidente. Por ende los jugadores de los equipos que intervenían en sus torneos no podían ser convocados para la máxima cita del fútbol sudamericano. En ese sentido es importante señalar que por tal razón en 1921 no acudieron futbolistas de RiverPlate, Independiente, Racing Club, San Lorenzo, Gimnasia y Esgrima La Plata y Rosario Central entre otros equipos que se hallaban afiliados a la Asociación Amateurs de Football.

Gracias a sus estupendas actuaciones con Central Córdoba, Gabino Sosa fue convocado para intervenir con el seleccionado argentino del Campeonato Sudamericano de Football. Finalmente fue una fiesta total, debido a que Argentina logró quedarse con el título, siendo la primera vez que lo hacía.

El plantel argentino que obtuvo la Copa América (en juego desde la edición 1917 para el campeón Sudamericano de Football) estuvo integrado por Américo Tesoriere (Boca Juniors), Ernesto Kiessel (Huracán), FlorindoBearzotti (Belgrano de Rosario), Pedro BleoFournol, alias Calomino(Boca Juniors), Adolfo Celli (Newell’s Old Boys), Jaime Chavín (Huracán), Miguel Delavalle (Belgrano de Córdoba), Raúl Echeverría (Estudiantes de La Plata), Vicente González (Gimnasia y Esgrima de Mendoza.), Julio Libonatti (Newell’s Old Boys), José López (Boca Juniors), Alfredo Elli (Boca Juniors), Juan Salvador Presta (Porteño), Blas Saruppo (Newell’s Old Boys), Emilio Solari (Nueva Chicago) y Gabino Sosa (Central Córdoba).

Gabino disputó el primer encuentro del certamen, en el que Argentina venció a Brasil por 1 a 0 el 2 de octubre. El gol lo señaló otro rosarino, el jugador de Newell’s, Julio Libonatti, quien marcó también el tanto del triunfo en la última jornada ante Uruguay, que valió el título de la selección albiceleste, el primero en la historia. Es importante señalar que ese encuentro fue el debut de Gabino con la camiseta de la selección Argentina, que vistió en dieciséis ocasiones, marcando ocho goles.

Otras participaciones destacadas con la selección Argentina

Gabino Sosa estuvo presente la histórica tarde del gol olímpico de Cesáreo Onzari frente a Uruguay en el amistoso disputado el 2 de octubre de 1924 en la cancha de Sportivo Barracas. Ese día ganó Argentina por 2 a 1 y además del Maestro, jugaron para la albiceleste el rosarino Florindo Bearzotti (Belgrano de Rosario) y los santafesinos Adolfo Celli y Ernesto Celli (jugadores de Newell’s).

Dos años después en 1926 protagonizó una notable proeza con la casaca albiceleste al convertir cuatro goles en un mismo encuentro. Se los señaló a Paraguay por el Campeonato Sudamericano de ese año celebrado en Chile. Esa tarde Argentina obtuvo una resonante victoria por 8 a 0en Santiago en el estadio Campos de Sports de Ñuñoa.

El Payador de la Redonda infló la red rival cuatro veces, mientras que las restantes conquistas fueron obra de Roberto Cherro, Benjamín Delgado y Antonio Miguel (jugaba en aquel momento para Tiro Federal).

Gabino en uno de sus partidos con la selección Argentina en 1924. Aparece en el centro de la imagen junto a la pelota, que tan bien trató durante su carrera. Fotografía Archivo General de la Nación.

Por una muñeca

Es una historia muy difundida la que cuenta que Gabino Sosa firmó para jugar en Central Córdoba a cambio de una muñeca para su hija. Pero también es cierto que existen varias versiones de lo acontecido, que ubican el hecho en diferentes años. Mito o verdad, es notable el amor que tuvo con su familia y hacia el club de Tablada.

Cipriano Roldan en Anales del Fútbol Rosarino situó lo sucedido en 1928, en épocas del amateurismo o mejor dicho del “amateurismo marrón”, ya que era sabido que prácticamente todos los futbolistas de los equipos cobraban por jugar.

De todas formas otras versiones lo ubican a comienzos del profesionalismo con el primer contrato realizado oficialmente en 1931 o en 1934 después de obtener la Copa Beccar Varela.

Su hija mayor María Margarita, que recibió el regalo de su papá, contó en una ocasión que Gabino había tenido una oferta para ir a jugar a Boca Juniors en 1934 luego de la consagración en la Beccar Varela. Le ofrecían un sueldo por mes y le daban un bar instalado en el barrio de La Boca. Pero, debido a su cariño por la ciudad y hacia el club de Tablada decidió quedarse en Central Córdoba. Y firmar un nuevo contrato, pidiendo a cambio 300 pesos de ese momento. Al no disponer el club de esa cifra, el contrato estuvo a punto de caerse. Entonces su padre observó que en la secretaría de la institución charrúa se exhibía una muñeca importada de origen alemán. Y en un gesto de amor firmó a cambio del juguete para su hijita.

Por su parte, Ricardo Lorenzo, alias Borocotó publicó en la revista El Gráfico hace muchos años un relato algo distinto de lo acontecido. Allí aseveró que al inicio de la era profesional en 1931 los directivos de Central Córdoba al momento de firmar el primer contrato le dijeron a Gabino Sosa que no tenían el dinero suficiente para pagarle lo que realmente valía su pase, ya que en realidad tenían que darle el club entero por sus aportes hacia la institución. Entonces decidieron otorgarle 300 pesos y una muñeca para su hija.

Lo cierto es que en 1932 se hizo una colecta en el club para comprarle a Gabino su casa propia, en reconocimiento por lo brindando a Central Córdoba y al fútbol.

Campeón de la Copa Beccar Varela

El máximo logro deportivo de Gabino Sosa con la casaca de su amado Central Córdoba fue la obtención de la Copa Beccar Varela.

En 1934 Central Córdoba se adjudicó el mencionado certamen, organizado por la entonces profesional Liga Argentina de Football. Logró acceder a la fase final, tras situarse en el primer puesto en la zona de clasificación de la Asociación Rosarina de Football (luego castellanizada de Fútbol). Posteriormente eliminó a Platense en octavos de final, al vencerlo por 2 a 0. En cuartos de final dejó en el camino a Atlanta, al derrotarlo por idéntico marcador. En semifinales en un encuentro parejo, se impuso por 3 a 2 sobre Gimnasia y Esgrima de Santa Fe. Y en la final se midió el 11 de febrero ante Racing Club en la cancha que River Plate tenía por ese entonces en Av. Alvear y Tagle, en el barrio de Recoleta. En un partido bastante reñido igualaban 2 a 2 hasta que una jugada desató un escandaloso epílogo.

Tras haber conseguido la paridad Central Córdoba fue por más y tuvo su premio sobre el final del encuentro, cuando el árbitro de apellido Sobreira sancionó un penal a su favor. En ese instante los jugadores de Racing se enfurecieron por la decisión del juez y protestaron por alrededor de diez minutos. Además impidieron la ejecución de la falta. Ante el bochornoso escenario finalmente el referí suspendió el cotejo. Días después en una reunión efectuada el 19 de febrero el Consejo Especial de la Liga Argentina de Football resolvió otorgarle la victoria a Central Córdoba, además sancionó a Pompey y Scarella, zagueros del equipo racinguista, con dos y tres fechas de suspensión respectivamente.

Cabe aclarar que fue un torneo de carácter nacional, ya que en 1932 la Liga Argentina de Football organizó con el nombre de Copa de Honor Adrián Beccar Varela. En esa primera edición participaron equipos afiliados a dicha entidad. Ese certamen fue ganado por Racing Club.

Luego en la segunda edición que comenzó en 1933 y culminó a comienzos del 34, además de participar los clubes de Buenos Aires, intervinieron los de la Asociación Rosarina, los campeones de las ligas de Santa Fe y Córdoba, más cuatro conjuntos uruguayos (Peñarol, Nacional, Sud América y Defensor), que le dieron carácter de internacional al evento.

Campeón profesional rosarino con Central Córdoba en 1932 y 1936

En 1932 Central Córdoba se coronó campeón por primera vez en su historia del campeonato de primera división del fútbol rosarino. Había estado cerca de consagrarse en el amateurismo, al caer en el desempate por la Copa Vila de la Liga Rosarina de Football ante Newell’s por 2 a 0.

Con Gabino Sosa como estandarte y un equipo integrado por varias figuras de gran calibre (como Sebastián Medina y Félix Bussolini), el charrúa se impuso con categoría durante la temporada. En un campeonato disputado a tres ruedas, sumó 41 unidades, dos más que Newell’s.

Asimismo, tuvo encuentros destacadísimos, como por ejemplo la histórica goleada conseguida ante Rosario Central por 8 a 0. Fue una tarde en la que El Maestro señaló dos goles en Tablada para sellar la consagración en la última fecha.

Con posterioridad en 1936 Central Córdoba volvió a adjudicarse el Campeonato Gobernador Molinas de la Asociación Rosarina de Fútbol, siendo campeón profesional rosarino de la máxima categoría por segunda vez.

En esta ocasión Gabino Sosa compartió equipo con un joven Vicente de la Mata.

Retiro

Luego de más de veinte años jugando al fútbol, Gabino Sosa disputó su último partido el 9 de julio de 1938. Se trató de un encuentro amistoso que Central Córdoba jugó frente a Atlético Paraná en condición de visitante. Esa tarde del Día de la Independencia Argentina, El Payador de la Redonda marcó también su último gol con la camiseta charrúa en un cotejo en donde se impusieron los locales por 3 a 2.

Gabino Sosa y Vicente Aguirre en 1929, figuras charrúas de otra época. Foto gentileza familia Aguirre.

Única, pero exitosa experiencia como entrenador

Luego de su retiro, en 1939 asumió como entrenador del club de Tablada junto a Alfredo Capiello y José Martínez. Ese año el equipo charrúa se consagró campeón del Torneo del Litoral, que organizó la Asociación Rosarina de Fútbol, en el cual participaron también conjuntos de Santa Fe y Paraná. En la primera colocación del certamen igualaron Central Córdoba y Unión, que tuvieron que disputar un desempate. En el primero jugado en Santa Fe, se impuso el Tatengue por 6 a 2. Y en la revancha celebrada en Rosario ganaron los charrúas por 3 a 1. Por tal razón se efectuó un tercer encuentro. Dicho cotejo se jugó el 6 de enero de 1940 en la cancha de San Lorenzo, donde Central Córdoba venció a Unión por 2 a 1 y conquistó el título. De la siguiente manera, Gabino estuvo presente, esta vez como entrenador en otra histórica jornada para los de casaca azul. Fue la única experiencia que tuvo al frente del primer equipo.

El estadio charrúa pasó a llevar su nombre

El 7 de noviembre de 1969 en un homenaje que el club decidió hacerle en vida a su máximo exponente, la cancha del charrúa pasó a denominarse estadio Gabino Sosa. El merecido reconocimiento se plasmó y se resolvió durante la cena por el 63º aniversario de la institución de barrio Tablada. Desde esa noche el recinto de Central Córdoba quedó bautizado con el nombre de su primer ídolo.

Inauguración del busto de bronce en la cancha de Central Córdoba

El 12 de octubre de 1972 se inauguró oficialmente en un acto en el estadio charrúa el busto de bronce de Gabino Sosa, que aún hoy se puede vislumbrar, quedando inmortalizado en el corazón de los hinchas de los azules de Tablada.

El autor de la obra fue el reconocidísimo escultor italiano radicado en Rosario Erminio Blotta. Asimismo, es importante destacar que Blotta también esculpió otro busto de Gabino, que se instaló en la sede social del club, situada en la Avenida San Martín 3250.

Ese día se organizó una gran fiesta y se llevaron a cabo dos partidos amistosos para celebrar el hecho. En primer lugar se midieron los combinados de la Asociación Rosarina de Fútbol y el de Primera C de AFA (categoría en la cual se encontraba en ese entonces Central Córdoba). La victoria le correspondió al combinado de la C por 1 a 0. Posteriormente en el atractivo principal de la jornada, el cuadro local enfrentó a la selección Argentina juvenil. Allí se impuso el combinado argentino por 2 a 1. De Todas maneras los resultados fueron anecdóticos, ya que lo destacado fue la ceremonia que dejó inmortalizado el busto de Gabino, en el estadio que ya llevaba su nombre desde hacía tres años.

Los hinchas charrúas recolectaron objetos de bronce, que luego fueron fundidos para realizar la obra, que le trajo suerte al equipo, ya que al año siguiente logró coronarse campeón de la C y ascender a la Primera B del fútbol argentino, segunda categoría por aquel entonces.