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Galletti, una nueva cooperativa con mucha pasta por delante

Volver a empezar. Son tiempos de lucha, de dar siempre un poco más y empujar la máquina en pos de tener viva la ilusión.

Volver a empezar. Son tiempos de lucha, de dar siempre un poco más y empujar la máquina en pos de tener viva la ilusión.

La defensa de un puesto de trabajo es un proceso que involucra pasión, pero también necesita de la capacidad de mantener la calma en momentos de mucho nerviosismo. La lectura de las posibilidades, el aprovechamiento de los recursos y todo el bagaje de conocimientos que implica el desarrollo de una tarea o profesión abre nuevas puertas.

En la desesperación se puede hallar una respuesta, se deben arbitrar los medios para hallar una salida.

Proliferan los ejemplos y la fábrica de pastas, ahora Cooperativa Galletti limitada, es uno de ellos. Hace apenas unos días los trabajadores que día a día se desempeñan en las amplias instalaciones de la empresa social recibieron la matrícula provincial que los habilita como cooperativa, lo que permite cerrar una etapa y buscar ahora el sueño de la consolidación.

Del emotivo momento tomaron parte Mauro Casella (secretario de Desarrollo Territorial y Economía Social), y Eugenio Serafino y Pamela La Orden del Ministerio de Producción de la provincia, que junto con el de Trabajo fueron parte del devenir de esta lucha, que se inició en septiembre de 2016.

El senador Emilio Jatón fue otro de los que acompañó el acto, así como los integrantes de la comisión administradora de la Cooperativa La Cigarra que edita el diario El Ciudadano y La Región, representados por su presidente Juan Pablo Sarkissian.

La tradicional firma es un emblema de Gobernador Candioti, localidad ubicada a tan sólo 30 kilómetros de Santa Fe capital y que en su momento supo tener a Galletti como principal fuente de trabajo para sus habitantes, que apenas superan el millar.

Todas las familias del pueblo están ligadas de una u otra manera a la fábrica de fideos, rebozador y grisines, por pasado, presente y, hoy se puede aseverar, futuro.

El propio presidente comunal Martín Yennerich fue uno de sus empleados y vivió con la misma desesperación el momento de la crisis que estalló en septiembre, pero que venía de larga data.

“El viejo Galletti era emprendedor, siempre encontraba la forma de reinventarse y de ir por más, pero desde que falleció ya no fue lo mismo y poco a poco todo se deterioró, hasta que ya no se podía pagar a los proveedores ni los sueldos”, explica uno de los trabajadores y su voz se multiplica en cada uno de sus compañeros.

Luego llegó la etapa más dura, la de la lucha, de los cortes de ruta que fueron foco de atención en la región. Justo en una época que debía ser de alegría para el pueblo, en la Fiesta Nacional del Fideo. Vecinos y visitantes suelen llegar a Candioti para disfrutar de los diferentes tipos de fideos y salsas, y tampoco faltan las acciones solidarias.

Gracias a la mediación de los ministerios provinciales y los herederos de Hugo Galletti pudieron llegar a elaborar y firmar un convenio con la inmensa mayoría de los trabajadores (algunos pocos no quisieron sumarse a la cooperativa) que les permitió dar los primeros pasos y tener la chance de empezar a administrar la industria en la que forjaron su sustento durante largos años.

El apoyo fundamental del Ministerio de la Producción permitió asesoramiento, asistencia y el comienzo de la incorporación de recursos técnicos y financieros para poder despegar. Y con la matrícula, los bienes serán traspasados a la cooperativa.

Norberto Clebot, presidente del directorio, relata cómo asumió el desafío: “Para nosotros es todo nuevo. Yo soy el encargado de manejar el camión para transportar los productos a diferentes localidades desde donde nos compran y tuve que comenzar a ocuparme de otras cosas, a empaparme de muchas responsabilidades. Y así lo hicimos todos. Nunca dejamos de producir, pudimos hallar paciencia y comprensión en los proveedores para mantener nuestro trabajo a la espera de la matrícula, pero se siguió elaborando y vendiendo para hacer frente a los pagos”.

Los principales gastos son la energía eléctrica (cerca de $ 60.000 por bimestre) y el gasoil (aproximadamente $ 3.000 diarios) para que funcionen los hornos en los que se elaboran los productos, además de la materia prima.

“Funcionamos como cooperativa a la espera de la matrícula y estamos trabajando muy bien, se aumentaron las ventas en otras provincias, como Corrientes o Misiones y tenemos muchos pedidos nuevos”, explica René Yennerich, tesorero de la cooperativa y hermano mellizo del presidente comunal, quien también será asociado una vez que finalice su mandato.

Semanalmente, una vez pagados todos los gastos y a los proveedores, se reparten las ganancias entre los integrantes de la cooperativa. Y eso, aunque no siempre alcance a cubrir las expectativas, genera entusiasmo. “Hoy estamos cobrando, y aprendiendo. En estos meses fuimos estableciendo contactos con mucha gente que vive situaciones como la que estamos pasando y debo ser sincero y decir que pudimos salir adelante muy rápido y eso es motivo de orgullo”, amplía Clebot.

El trabajo es incesante en todos los sectores de elaboración y administración y el clima es de ilusión. Se recuperó la empresa pero también la sonrisa, se vive cada acción del proceso productivo con otra sensación, la de ser parte, la de forjar un destino, mirar a la cara a cada uno de sus compañeros y saber que están atravesados por la misma mística, aunque resulte difícil ponerlo en palabras.

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