La Categoría 2004 de Barracas Central está destrozada. Nada puede aliviar el dolor del grupo de pibes que conoció, adentro y afuera de la cancha, a Lucas González, el volante ofensivo, sacrificado y de sonrisa siempre lista, que fue asesinado por efectivos de la Policía de la Ciudad en un caso de gatillo fácil.
Luego de haber pasado por las inferiores de Racing y Defensa y Justicia, ese flaco, alto, de nariz pronunciada y salido de Florencio Varela recaló en 2020 en el “Guapo” rojiblanco, del sur porteño. Pese a la pandemia de coronavirus y las complicaciones que deparó para ese grupo de pichones de cracks, “Cache”, como lo conocían, perforó la red de los corazones de sus compañeros: menos de dos años alcanzaron para conocerlo a fondo.
Racing y Defensa y Justicia, dos de los clubes por los que pasó Lucas González. Foto: @sabadogol
Los casi 20 kilómetros que separaban su Varela natal del predio de Barracas Central lo obligaban a sacrificar horas de sueño (el de dormir) con tal de cumplir su sueño (el del pibe): jugar en Primera no se iba a dar sencillamente y las casi dos horas de viaje en tren y colectivo valían la pena. Despertarse a las 5:30 no hacían mella en Luquitas, que llegaba al vestuario y se ponía con lo de siempre: hacer reír a sus compañeros.
“Era un pibe alegre, el más divertido del plantel”, contó a NA Camilo Pisani, delantero de esa 6ta de Barracas Central que tendrá que aprender a jugar con el corazón estrujado y cada tanto no podrá contener las lágrimas al recordar al joven asesinado por efectivos de la Policía de la Ciudad.
El joven asesinado por efectivos de la Policía de la Ciudad junto a algunos de sus compañeros de la 6ta de Barracas Central. Foto: @pabliito.40.
Rapidito. Buena visión. Muy buena pegada, mucho amague y pase. No tenía mucho gol, pero era buen asistidor. Así lo recuerdan sus compañeros. Esas cualidades, más el sacrificio hacían que ese sueño de jugar en Primera no fuera una locura. “Jugaba de 10, de 8, de 5, era un buen volante ofensivo. Jugaba bien al fútbol. Tenía el sueño de jugar en Primera y estaba emocionado porque Barracas está por ascender”, agregó Pisani.
“Era metedor, pero más que nada jugaba. Tenía voz para hablar con el equipo y decir si estábamos haciendo algo mal”, señaló el 9 de la 6ta de Barracas Central, quien compara al joven asesinado con Ángel Di María, por su velocidad y despliegue en el campo de juego.
Su rol como volante ofensivo no anulaba sus cualidades de “metedor”. Foto: Sergio Pisani.
En redes sociales, la imagen de Lucas González y el lazo negro de luto unió a sus compañeros. “Siempre te vamos a recordar por lo buen pibe que sos, cómo cada mañana venías con todas las pilas y nos levantabas el ánimo enseguida”, publicó Gonzalo Lugo, otro de los pibes de la 2004. “El `descansero´ del grupo, el más alegre”, lo definió Pablo, también integrante de la 6ta de Barracas Central.
El sueño de llegar a Primera se vio cortado por la violencia institucional. Foto: Sergio Pisani.
A mediados de este año, un mensaje de Lucas al grupo de WhatsApp de la 6ta sorprendió a todos: iba a dejar Barracas Central porque la mala situación económica familiar hacía imposible que pudiera costear los viáticos para ir a entrenar. Durante un mes, “Cache” estuvo alejado del club. Pero volvió, alegre como siempre. “Dale, dale y dale”, es una de sus frases que más recuerdan sus compañeros, porque es la síntesis del espíritu motivador del pibe curtido en el fondo del Conurbano bonaerense.
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“Siempre fuiste un pibe buenito, humilde, simpático. Siempre haciéndonos reír a todos los pibes: no hubo un solo día en que llegaste de mal humor”, destacó otro de los jóvenes de la Categoría 2004.
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Lucas González llegó a Barracas Central en 2020, con 16 años. Foto: Sergio Pisani.
El miércoles pasado, Lucas no hizo su clásica combinación tren-colectivo para llegar al predio del club porteño: ese día pudo viajar más cómodo porque fue en la Suran azul de uno de sus amigos del barrio, quien se iba a probar en el “Guapo” rojiblanco junto a todos dos chicos del sur del Conurbano.
Dentro de la cancha o en el banco de suplentes, el “Cache” se destacaba por su impronta de motivador: “Dale, dale y dale” es una de las frases más recordadas por sus compañeros. Foto: Sergio Pisani.
El flaco gambeteador de Varela jugó el segundo partido en el que se estaban haciendo las pruebas para incorporar jugadores de la categoría 2004: arrancó 8:45 y terminó 9:30. Como siempre que salía del club, pasó a comprar un jugo en el kiosco de la esquina y junto a sus amigos emprendió el regreso a Varela.
El joven futbolista de Barracas Central fue asesinado después de jugar en uno de los partidos de prueba de jugadores. Foto: Sergio Pisani.
Esa mañana, a diferencia de lo que pasaba en la cancha, Lucas González no pudo recurrir a su gambeta: el gatillo fácil -encarnado en un grupo de efectivos de la Policía de la Ciudad- desplegó todo su juego sucio y lo cruzó mal. Con dos disparos en la cabeza no le cortaron las piernas al “Cache”, sino que terminaron con su vida y destrozaron a toda la Categoría 2004 de Barracas Central.
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