Central estiró la racha a siete partidos con victorias, y eso le permite seguir disfrutando de pertenecer al grupo de privilegiados que buscan ascender a primera división. Sin dudas, lo más trascendente que dejó el triunfo ante Merlo.
En los apuntes previos, Merlo jugando en cancha de Almagro era ganable. Plantel barato, no tiene figuras, lo suyo es sinónimo de pobreza y entusiasmo. Hoy es candidato a descender. Central es prepotencia histórica, mucho más fuerte que su actual juego.
En el primer tiempo se manifestaron tales diferencias. Desde lo individual Central encontró soluciones. Encina manejó correctamente la pelota y Medina se armaba en base a velocidad. El gol fue una consecuencia del juego, Medina lo hizo.
La lectura positiva del partido es: Central salió a imponer su juego, no tuvo relieve en los costados porque Ferrari y Delgado estuvieron más contenidos que en otros partidos. Méndez sumergido, en su pelea interna, no gravitó nunca. Pero con la prolijidad de Domínguez y la movilidad de Encina le alcanzó para justificar el triunfo.
La lectura negativa del partido es: La falta de capacidad para definirlo, en el segundo tiempo. Lució dormido, bien parado, pero sin la misma actitud del comienzo. Dejó venir a Merlo, que no tenía mucho para ofrecer, en lugar de buscar cerrar el resultado con el segundo gol. El empate, de impresentable cobertura defensiva en un tiro libre frontal, pudo ser un castigo muy duro a su pasividad.
Pero, Russo acertó con Toledo y el nueve hizo un gol de nueve. Aprovechó un error, se acomodó y le dio de zurda. Y un día Toledo salvó a Central, eso también vale y mucho.