Una oficial, de 35 años, comenzó a ser juzgada este martes por asesinar de un disparo en la cabeza a su vecino tras una discusión menor que se produjo a principios de septiembre de 2022, en barrio Nuevo Alberdi. La Fiscalía pidió 22 años de prisión, mientras que la familia de la víctima espera una condena firme para tener un poco de consuelo.
Inicio del juicio y acusación fiscal
El debate oral se desarrolla en la sala 10 del Centro de Justicia Penal y tiene a la uniformada, Antonela Celeste Ortiz en el banquillo como autora del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. El tribunal está compuesto por los jueces Trinidad Chiabrera, Silvana Lamas González y Carlos Leiva.
El fiscal Lisandro Artacho, del Equipo Fiscal Transitorio en Violencia Altamente Lesivas, imputó a la oficial por la ejecución cometida el 7 de septiembre de 2022 a las 12.15 en la cuadra de Matheu al 3400.
Según la reconstrucción de la Fiscalía, la víctima, Maximiliano Lucero, de 33 años, se acercó a la vivienda de Ortiz y su pareja, Damián Solís, para reclamar una deuda de una garrafa. Tras una discusión, Lucero arrojó una piedra a la puerta de la casa sin herir a nadie.
En ese momento, Ortiz, que trabajaba hacía 12 años en la fuerza y se encontraba con carpeta médica pero en posesión de su arma reglamentaria (una pistola Taurus 9 milímetros), se asomó y disparó a unos cinco metros de la víctima. Maximiliano recibió un balazo fatal en la zona frontal del cráneo y murió en el lugar.
Ortiz, en tanto, está en prisión desde ese día y en un primer momento intentó desviar la investigación al decir que el que había apretado el gatillo era su pareja.
En esta primera jornada, la Fiscalía describió los indicios en contra de la mujer policía y solicitó en sus alegatos de apertura una pena de 22 años de prisión para Ortiz, indicaron voceros del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
La lucha de una madre
En estos casi tres años, Luisa Pourpour, madre de Maximiliano, no dejó de luchar para buscar algo de consuelo en la justicia.
Como eran vecinos, Luisa llegó cuando su hijo aún agonizaba en el medio de calle Matheu al 3400. Como pasa cada vez que hay un uniformado involucrado en algún hecho de violencia, ese día había una cantidad inusual de patrulleros.
Aún resuenan los gritos de dolor y el reclamo que hizo Luisa ante los medios de comunicación: “Los milicos se reían. Ahí, todos esos que estaban ahí: «Déjalo, que se muera total, es un negro de la villa». ¿Por qué esa discriminación? ¿Por qué tanto odio?”, denunció para insistir que su hijo no era ningún chorro, era un trabajador que al momento del ataque fatal aún tenía su ropa de trabajo de la hamburguesería.
El juicio, que se espera que se extienda hasta este viernes 8 de agosto, pone en el centro de la escena un caso de gatillo fácil que ha conmocionado a los habitantes de zona norte. La familia de Maximiliano Lucero espera que el veredicto sea un reflejo de la justicia que tanto esperan.
