El mandatario saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbabgo, se atrincheró ayer en un búnker de su residencia presidencial rodeado por fuerzas del dirigente reconocido internacionalmente como presidente electo, pero insistió en que le robaron las elecciones y que no dejará su cargo.
Las declaraciones de Gbabgo al canal de televisión francés LCI llegaron poco después de que Francia, funcionarios y diplomáticos aseguraran que el hombre fuerte marfileño, en el poder hace diez años, negociaba su apartamiento del puesto, un día después de que París y fuerzas de la ONU lanzaran una ofensiva en su contra.
Alassane Ouattara, el dirigente opositor a quien se reconoce como legítimo ganador de las elecciones de noviembre pasado que desataron la actual crisis en el país africano, ya pidió a sus seguidores capturar a Gbabgo con vida.
Las conversaciones para encontrar una salida al conflicto eran llevadas adelante directamente por Gbabgo y Ouattara y estaban en curso todavía al caer ayer la noche en Costa de Marfil. En París, el canciller de Francia, la ex metrópoli colonial de Costa de Marfil, dijo que se requerirá a Gbabgo renunciar por escrito y reconocer formalmente a Ouattara.
Pero el mandatario saliente no mostró ninguna intención de ceder, y en su entrevista con la televisión francesa dijo que Ouattara “no ganó las elecciones”, pese a que fue proclamado vencedor por la Comisión Electoral marfileña, la ONU, la Unión Africana (UA), Francia, Estados Unidos y líderes de otros países.
Ayer, tras cuatro meses de estancamiento político, la ONU y Francia atacaron con helicópteros bases y arsenales de Gbabgo en distintas partes de Abidján, donde están las principales instituciones del gobierno de la nación del oeste africano.
La ONU estima que más de 450 personas murieron y cerca de un millón, la mitad de ellos niños, tuvieron que abandonar sus hogares desde que estalló la violencia y virtual guerra civil entre ambos bandos del primer productor mundial de cacao, luego de los comicios del 28 de noviembre.