El comandante principal de Gendarmería Nacional José María Valdez reconoció este martes a Martín Lanatta como el hombre que le disparó en un brazo con un fusil el 7 de enero de 2016, en el marco del juicio por los delitos cometidos en Santa Fe por los tres condenados por el triple crimen de General Rodríguez luego de fugarse del penal de General Alvear.
Valdez, quien recibió un disparo de FAL (Fusil Automático Liviano) en el brazo derecho, dijo que el autor fue Martín Lanatta, y al ser consultado por el fiscal Martín Suárez Faisal sobre las intenciones del agresor, opinó que el prófugo no tuvo intenciones de quitarle la vida.
Valdez fue el primero en declarar en la segunda audiencia del juicio oral que se le sigue a Martín Lanatta (46), a su hermano Christian (43) y a Víctor Schillaci (37), quienes se encuentran alojados en el penal de Ezeiza tras ser recapturados.
El debate está a cargo del Tribunal Oral Federal (TOF) de Santa Fe y los tres imputados están acusados de ser coautores del delito de «robo perpetrado con arma de fuego y en lugar despoblado, daño a bienes de uso público del Estado nacional, atentado y resistencia a la autoridad, agravado por el uso de armas y reunión de tres o más personas».
Martín Lanatta, además, está acusado de ser autor de la «tentativa de homicidio doblemente agravado por haberse perpetrado para procurar la impunidad y contra un miembro de las fuerzas de seguridad pública, en grado de tentativa» en perjuicio de Valdez.
El gendarme Valdez, quien actualmente cumple funciones en la Embajada Argentina en Asunción, Paraguay, contó cómo fue el enfrentamiento que mantuvo con los tres prófugos en un campo cercano a la localidad de San Carlos Sur, en el departamento Las Colonias.
«A mí, el que me enfrenta era Martín Lanatta», afirmó Valdez, quien detalló que Christian Lanatta y Schillaci se encargaron del suboficial principal Roberto Aníbal Encina, quien fue controlado por los agresores pero no fue herido.
Al ser consultado por el fiscal sobre su apreciación personal sobre las intenciones de Martín Lanatta, Valdez dijo que le parecía que no tuvo intenciones de matarlo.
«Gracias a Dios no me pegó en un lugar que me causara tanto daño o la muerte, porque si me pegaba en un hueso podría haber muerto desangrado», dijo Valdez ante los jueces María Ivón Vella, Luciano Lauría y José María Escobar Cello.
También dijo que fue herido en la mano con la cual portaba una pistola reglamentaria calibre 9 milímetros marca Beretta.
«Desarmo la posición de tiro porque no tenía posibilidad de detención, cuando lo hago y levanto las manos la persona (Martín Lanatta) tensa el rostro y me dispara. Vi tensar los músculos de la cara, cambió la forma de mirarme», detalló el gendarme.
Contó que al disparo lo sintió como «un ardor o quemazón» y que por esa «fuerza de choque cayó de espaldas», soltando la pistola que tenía en la mano derecha y el handy que portaba en la izquierda, elementos que le quitó el mayor de los Lanatta junto a su chaleco antibalas.
El defensor Julio Agnoli, al interrogar al testigo, se interesó en su opinión sobre la posibilidad de Martín Lanatta de haberlo podido asesinar, ante lo cual Valdez contestó que le parecía que sí, si así lo hubiese querido.
Voceros del Tribunal Federal informaron que este miércoles habrá una inspección ocular en el campo donde se produjo el enfrentamiento entre los gendarmes y los tres prófugos, del que participarán tanto Encina como Valdez.
En la jornada de este martes, Christian Lanatta se negó a seguir la audiencia por teleconferencia, por lo cual en las pantallas colocadas en el TOF sólo se observó la presencia de su hermano Martín y Schillaci.