Las tareas domésticas y el cuidado de niñas, niños, adultos mayores y personas con discapacidad recaen en las mujeres, en el 80 por ciento de los hogares argentinos, según el estudio de una ONG que junto con otras propone optimizar las políticas de protección social.
La iniciativa, denominada “El cuidado en la agenda pública: estrategias para reducir las desigualdades de género en Argentina”, está a cargo del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), generadora de ese sondeo. Asimismo, participan la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) y el Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (Ciepp), con apoyo de la Unión Europea.
“Queremos mirar las políticas de cuidado en términos de protección social, no como políticas para las mujeres, por eso también se incluye el cuidado de adultos mayores y personas con discapacidad”, explicó a Télam sobre el proyecto Natalia Gherardi, directora ejecutiva de ELA.
“El cuidado es un derecho”, recordó la socióloga Lucía Martelotte, coordinadora del estudio, que consideró que “es un deber social del Estado, las empresas, los sindicatos y la comunidad”.
En esta primera fase, las organizaciones realizarán un diagnóstico de la situación del cuidado en Argentina, analizando déficit y potencialidades de los distintos sectores, que estará completo luego de mitad de año, para después “sensibilizar a todos los actores involucrados”, señaló la socióloga.
La tarea se concentrará en la ciudad de Buenos Aires, los municipios bonaerenses de Morón y San Martín, y en San Salvador de Jujuy y Resistencia.
“Poner en debate el cuidado es desnaturalizar un trabajo invisible, y también repensar cuáles son los roles en las familias y la división sexual del trabajo”, consideró Gherardi, que es abogada.
“Si lo mantenemos invisible seguimos naturalizando arreglos que son sumamente injustos, y que tienen un efecto distorsionado sobre la autonomía que pueden lograr mujeres y varones”, advirtió la especialista.
Gherardi sostuvo que los cuidados en el hogar significan una doble carga para las mujeres, y que “se mantiene privatizada la solución del problema, perpetuando el rol de las supermujeres que pueden ocuparse de varias cosas al mismo tiempo”.
En tanto, Martelotte puso de relieve “las dificultades que las mujeres tienen para acceder al mercado laboral”.
Las profesionales hablan de un entramado de estrategias que posibiliten acceder al derecho al cuidado, entre ellas, las guarderías para los pequeños, tanto las escolares, como la de las empresas.
Si bien la escolaridad “es una estrategia de cuidado que usan todas las familias, es muy distinto si la escuela ofrece jornada completa o no, considerando que los horarios escolares son incompatibles con los laborales”, señaló la directiva de ELA.
En relación con guarderías en empresas, Gherardi recordó que la ley de contrato de trabajo establece la obligación de que se creen en el ámbito privado si tienen un mínimo de 50 empleadas, pero “como no está reglamentada –lo que no es necesario–, los empresarios lo ponen como excusa para no cumplir la normativa”.
No obstante, consideró que “al ser una ley pensada para hombres, sancionada en una época donde el trabajo femenino fuera del hogar era una excepción, es necesario replantear el concepto, ya que las guarderías en empresas tienen que tener en cuenta la cantidad de niños, no de madres”.
Además, consideró que es una legislación pensada para un modelo urbano particular, ya que hay familias que “se desplazan horas hacia al trabajo, en malas condiciones de transporte, y que quizás quieran llevar a los niños a una guardería del barrio o pagar a una persona que los cuide”.