Espectáculos

Geretto: ‘Al fin la Maestra es protagonista’

El actor rosarino Juan Pablo Geretto estrena esta semana en Buenos Aires "Yo amo a mi maestra normal", después del éxito de su espectáculo anterior, "Como quien oye llover". ámbito.com

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Entrevista de  Carolina Liponetzky / ámbito.com

«Si el teatro off no es el semillero que sostiene el Estado, es difícil salir de la academia y pasar a la calle Corrientes; en el medio está la autogestión y ver a qué se apunta. En mi caso siempre fui comercial porque quiero vivir de esto. No me suena mal decir hay que ser bueno y también comercial», declara Juan Pablo Geretto, quien se consagró en Buenos Aires con «Como quien oye llover» pero antes hizo 10 años en Rosario de la obra «Como una perra», y ahora estrena su nuevo espectáculo «Yo amo a mi maestra normal». Se presenta desde esta semana, de miércoles a domingos. Varios lo reconocerán por la maestra que hizo junto a Jorge Guinzburg en «Mañanas informales».

 Periodista: Vuelve a la maestra, su personaje más famoso, ¿lo hace porque tuvo éxito?

 Juan Pablo Geretto: Es un personaje que interpreto hace muchos años, es bastante anterior a «Como quien oye llover». A la maestra del programa Guinzburg, la llevo conmigo hace tiempo y lo que hicimos ahora es darle un protagónico.

P.: ¿Por qué la recurrencia a esas mujeres reales?

 J.P.G.: Pueden ser todas reales o una puede representar a varias, pero son siempre las mujeres como vínculo y fundadoras de la comunicación. Son las personas que me enseñaron a comunicarme con los demás. Desde ese papel que juega lo femenino es que muchos años he estado representando a estas mujeres.

 P.: ¿Asimila la madre a la maestra?

 J.P.G.: Sí, ambas son relaciones muy íntimas. La maestra es una persona que pasa mucho tiempo con uno, que reprende y ama. Generalmente busco lugares comunes a todos, cuento mi historia y estoy convencido de que una historia cuenta muchas. Después, todo el contexto que hubo puede variar. Pero esa necesidad básica del ser humano es más o menos la misma en todos. Este vínculo primario me interesa en el trabajo.

 P.: ¿Sobre qué trata la obra?

J.P.G.: Es un unipersonal que transcurre durante un acto escolar y reúne a alumnos, personal docente y no docente. Es como un «Gran hermano», porque se mezcla lo público y lo privado. Maestras y alumnos están tanto en un lugar que todo termina ocurriendo sin filtro. A las maestras les pasa eso en el colegio, como cuando hay cámaras y los participantes se olvidan, porque de tanto estar ahí no se acuerdan de guardar las formas y todo se mezcla un poco.

 P.: Siempre recurre a los unipersonales, ¿no disfruta del teatro con actores?

 J.P.G.: Ocurre que para los actores acostumbrados a autogestionarnos, el unipersonal es un gran recurso, no fácil, sino un gran recurso. Siempre planifico solo, no en conjunto, hablo sobre el escenario, porque detrás hay mucha gente. Básicamente por ahora pienso como unipersonal. El espectáculo salió así y no es porque sea más barato trabajar con un actor, porque lo que no se invierte en elenco se gasta en tecnología o en cosas que lo suplan.

 P.: ¿A qué recursos tecnológicos apunta?

J.P.G.: Los espectáculos tienden a incorporar más a multimedia y la tecnología cobra protagonismo, hasta en donde no se ve, por ejemplo, luz nueva, color que genera cierto efecto. Son cosas que el público tal vez no advierte pero que son de sensación y se llevan la idea de una estética más renovada.

 P.: ¿Cómo recibió el éxito de «Cómo quien oye llover» en Buenos Aires?

 J.P.G.: Veníamos de 3 años de hacerlo en Rosario y «Solo como una perra» tuvo 10 años allá. Si comparo con Buenos Aires, fue un fracaso. Cuando llegamos a esta nueva plaza fue empezar de cero y con poca plata para publicidad, que se diluye porque en Buenos Aires hay mucha más información en la calle, entonces tampoco rinde tanto. Pero la gran herramienta publicitaria en nuestro caso fue el boca en boca.

 P.: ¿Piensa en volver a la TV?

 J.P.G.: Nunca planifico para televisión, no se me ocurre crear para ese medio, sino que el desafío artístico es para teatro, lo que no quita que lo pueda encontrar en TV, si me llaman y si accedo. Son tantos años con el lenguaje del teatro que no conozco mucho el de la TV. Tuve que aprender a hablar mientras otros hablan cuando trabajé con Guinzburg, a que las cosas que están atrás no me distraigan. En el teatro hay una convención y un rito diferentes. La TV tiene una velocidad diferente que no tiene el teatro o el cine. Para el productor tal vez sea lo mismo cualquier medio, pero para el actor no.

P.: ¿Y cine?

 J.P.G.: Hice poco pero me siento muy cómodo, es muy teatral, esa posibilidad de poder repetir la toma, volver a hacer una escena, entender de qué lugar viene, charlarla con el director, me gusta mucho.

 P.: ¿Cómo es el teatro de la autogestión? Recurrieron a subsidios, ahora los llamó Carlos Rottemberg..

 J.P.G.: Nunca gestionamos subsidios, ni si quiera averigüé si hay, siempre la plata la destinamos a la nueva producción. Son muchos años trabajando así. El off generalmente tiene que ser subsidiado porque no rinde ni al actor, ni al dueño de la sala.

 P.: ¿Cómo evalúa la oferta teatral?

 J.P.G.: Es muy diverso lo que hay, si uno se mete en Internet encuentra cualquier cantidad de cosas y gente que le gusta hacerlo más allá de lo que pierde, gana o le divierte. Estoy contento de ser parte de este tiempo y lugar. Hay espacio. En cuanto a interior y Buenos Aires, está la diferencia que hay en todos los ámbitos, la centralización hace eso. Con poco se inventan cosas increíbles, la autogestión surge de ese tener poco y ver cómo hacer para que todo funcione. Eso me lo dio el interior.

 P.: ¿Y en relación al teatro internacional?

 J.P.G.: Asistí a algunos festivales y tampoco noté que se presenten mejores cosas por tener más gente o más especialización. Es probable que hagan una obra con 200 técnicos y acá con 20. Por ejemplo, recuerdo el Forum, la propuesta era tecnológicamente atractiva, pero floja de contenido.

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