El diputado Germán Martínez llegó al Congreso en 2019 como uno de los representantes de Santa Fe tras la victoria del FdT sobre el macrismo. La Cámara baja no resultó escenografía desconocida para él, que llevaba 14 años en el equipo de Agustín Rossi, a quien conoció en el 2005. Antes de la militancia en el sector del actual jefe de Gabinete, Martínez tuvo un pasado en las organizaciones sociales de los salesianos, donde conoció a un profesor de historia revisionista que desencadenó en su adscripción al peronismo. Ferviente antimenemista, recién encontró su lugar en el PJ cuando Néstor Kirchner llegó al poder.
A Martínez le tocó conducir el bloque del FdT en Diputados en el marco de un enfrentamiento con la oposición por el tratamiento legislativo de temas relacionados con la Justicia. Tres veces recibió el legislador rosarino la advertencia -y el cumplimiento de esa advertencia- de no seguir tratando leyes si el oficialismo avanzaba con la idea de discutir el funcionamiento de organismos clave de la Justicia. Pese a eso, no se siente frustrado y enumera la sanción de una larga lista de leyes clave como contracara del bloqueo opositor. Lejos de asustarse frente a una realidad económica compleja, el legislador rosarino convoca a «recuperar la autoestima como militantes del Frente de Todos» y a defender «una gestión que tiene logros muy concretos». A los desencantados del FdT los entiende, pero les advierte: «Nadie que esté disconforme, que nos haya votado al Frente de Todos, va a conseguir que sus objetivos se cumplan con las recetas de Patricia Bullrich, ni de Horacio Rodríguez Larreta, ni de Javier Milei». Martínez también llama a poner en valor la figura de la ex presidenta: «Negar hoy la centralidad y la importancia de Cristina en el dispositivo del Frente de Todos es negar la realidad».
—Le tocó vivir un Congreso más difícil que aquel que pudo sentir como asesor de Agustín Rossi. Un Congreso paralizado, con cierto discurso político muy fuerte. ¿Cómo vivió este tiempo como presidente de bloque? ¿Siente alguna frustración por ciertas actitudes de la oposición? ¿Cuál es su balance?
—No, en general, como militante político nunca me siento frustrado. Más aún si tengo una responsabilidad institucional, te tenés que acostar a la noche y levantarte al otro día con el ánimo intacto para encarar lo que falta. Hay veces que yo siento que los objetivos que me autoimpongo están más cerca o están más lejos, pero soy de un estado de ánimo muy equilibrado y eso me permite no exultarme en las buenas y no deprimirme en las no tan buenas.
—Yo lo decía porque el Congreso es un espacio de debate que muchas veces estuvo frenado por actitudes de la oposición.
—Bueno, yo no lo llamaría ni frenado ni paralizado. Estamos desde el 2019 hasta acá en una Cámara de Diputados sumamente pareja, en dos de esos años yo no fui presidente de bloque, lo era Máximo (Kirchner), y yo como integrante del FdT veía el enorme trabajo que tenía que hacer Máximo, con Sergio Massa, Con Cristina Álvarez Rodríguez, que fue nuestra primera secretaria parlamentaria del bloque, para garantizar el quórum y la aprobación de las leyes que necesitó nuestro gobierno en ese breve momento antes de la pandemia, y en ese largo momento durante la pandemia.
Fue un trabajo enorme que ellos realizaron sin tener quórum propio, porque desde el primer momento, desde el 10 de diciembre de 2019 nuestro bloque no tuvo quórum propio, después fuimos a las elecciones de 2021 y es cierto que cuantitativamente perdimos algunos diputados, pero no modificó en gran forma la dinámica de funcionamiento porque ya veníamos siendo la primera minoría en los años anteriores. ¿Qué fue lo que pasó en el último tiempo? Creo que al reinstalarse en varios momentos de este año y pico que vengo siendo presidente de bloque el debate acerca del Poder Judicial, han existido coyunturas muy intensas donde la oposición con tal de que no se trate determinadas iniciativas decidió bloquear el funcionamiento de la Cámara de Diputados.
Pasó en abril del año pasado, cuando existía ese plazo fijado por la Corte Suprema, que era el 15 de abril, para tratar una nueva ley del Consejo de la Magistratura. ¿Qué hizo la oposición en aquel momento? No quiso conformar las comisiones con tal de que no se constituyeran las comisiones que puedan tratar un hipotético proyecto de esas características. Pasó sobre fines de noviembre, cuando de nuevo el Consejo de la Magistratura se reinstaló en el debate público a partir de un fallo de un juez contencioso administrativo que sale a favor mío, en una presentación que yo hice sobre la conformación del Consejo de la Magistratura, y en el resto de noviembre y en todo diciembre la oposición decidió no dar quórum y no facilitar el tratamiento de ninguna ley, ni siquiera en comisiones, mientras esté esta coyuntura dando vuelta. Y en enero y febrero pasó algo similar pero la excusa en esta ocasión fue el inicio del proceso de juicio político a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia.
¿Qué estoy queriendo decir con esto? Que cada vez que el tema judicial se instala en debate en la Cámara de Diputados la oposición decide frenar el funcionamiento de la Cámara con tal de que determinados temas no se traten con la profundidad que merecerían. La responsabilidad mía como presidente de bloque es tratar de saltear esa situación, y en determinado momento lo logramos sortear, y muy bien. Desde abril del año pasado hasta la última semana de noviembre del año pasado nosotros logramos un promedio de dos sesiones por mes, donde logramos muchas leyes importantes con amplias mayorías en cada una de esas votaciones. Quizás, la más recordada por todos es la ley de Presupuesto para este año, que la aprobamos con 180 votos a favor, el 70 por ciento de la Cámara. Y ni bien pasó este bloqueo del verano, el último día de las sesiones extraordinarias, el 18 de febrero, logramos aprobar el plan previsional, lo que habitualmente se llama moratoria previsional, la ley de historias clínicas digitales, vino el presidente el 1° de marzo, sesionamos el 28 de marzo, aprobando entre otras cosas esta ley tan importante para los santafesinos, como es el fortalecimiento de la Justicia federal en la provincia, y el monotributo tecnológico, entre otros temas. El 29 de marzo vino el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, con su informe de gestión. Y estamos trabajando en las comisiones para que nosotros podamos el próximo 19 de abril volver a sesionar.
Si la oposición decide bloquear, nuestra tarea es construir los consensos necesarios para salir de esta situación de bloqueo. Y creo que en muchos momentos lo hemos logrado, negociando en parte con sectores de la oposición. En algunos casos apoyaron los partidos provinciales, los interbloques provinciales, y en otros casos hacíamos negociaciones de agenda común con distintos sectores de Juntos por el Cambio. Así que yo estoy más que conforme con la tarea que hemos hecho en la Cámara de Diputados.
—Usted cree que la oposición ha tenido éxito en frenar la agenda legislativa en este cruce de intereses por la posición frente a la Justicia.
—Está claro que en la estrategia del Consejo de la Magistratura, el plan llevado adelante por el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, de quedarse con la presidencia del Consejo de la Magistratura, apoyado en una alianza con Juntos por el Cambio, dentro del Consejo, y con jueces federales fallando a favor de todas las iniciativas tendientes a consolidar ese escenario, me parece que esa estrategia se ha impuesto a lo que nosotros pensábamos respecto hacia dónde tenía que ir el Consejo de la Magistratura, garantizando el equilibrio que pide la Constitución nacional, pero oxigenando el funcionamiento del Consejo de la Magistratura, para que efectivamente funcione. Ahora, la estrategia de Rosatti ganó en la conformación, pero perdió en la eficiencia y en la sistematicidad del trabajo en el consejo de la Magistratura. De hecho en 10 meses se juntaron dos veces.
Ahora, si nos metemos en la iniciativa del juicio político a los integrantes de la Corte Suprema, yo creo que nosotros venimos haciendo un trabajo muy pero muy interesante porque ellos pensaban que nosotros no íbamos a estar en condiciones de iniciar este proceso, y lo iniciamos. Ellos pensaban que nosotros no íbamos a empezar la etapa probatoria, y lo logramos. Estamos llevando adelante esta etapa de investigación, convocando a testigos, teniendo claramente identificado cuáles son los posibles causales de mal desempeño y los posibles delitos en el ejercicio de la función, tal cual dice la Constitución nacional. Así que nosotros venimos haciendo un enorme trabajo en la comisión de Juicio Político, así que yo creo que es una de cal y una de arena. Estamos un poquito más lejos en la conformación del Consejo de la Magistratura, pero yo creo y repito lo que decía en enero: a medida que va avanzando el juicio político en la Cámara de Diputados va quedando más claro la enorme responsabilidad que tienen estos jueces de la Corte en un sistema judicial que está cada más más alejado de los argentinos y de las argentinas.
—¿Cree que esta discusión impacta en la sociedad? O a pesar de la importancia que tiene queda relegada en la opinión pública.
—Es un tema que naturalmente tiene cierta distancia con la vida cotidiana de los argentinos y de las argentinas. Más allá de que cuando uno tiene un Poder Judicial que en su cabeza no funciona eso dificulta todo el funcionamiento del Poder Judicial y termina afectando a la vigencia de los derechos que tienen los argentinos y las argentinas. Yo creo que a medida que fue desarrollándose este proyecto de juicio político hemos logrado niveles de visibilidad importantes y hemos logrado también que algunos de los temas que nosotros venimos planteando puedan circular no solamente en los medios de comunicación sino que vayan prendiendo en la opinión pública más general.
Te doy un ejemplo, nosotros venimos trabajando hace algunas semanas sobre uno de los causales de mal desempeño, que es lo que hizo la Corte con el famoso fallo Muiña, más conocido vulgarmente como el 2×1 a los genocidas. Que prácticamente ni bien Mauricio Macri nombró a los jueces de la Corte fue una decisión que al menos en la cabeza de Carlos Rosenkrantz estaba claro que quería llevar adelante, y que tuvo un rechazo social popular muy pero muy importante. Nosotros estamos analizando en este momento si este fallo del 2×1 en realidad no terminó siendo una negociación de una sentencia, que incluyó hasta a los propios integrantes de la Corte Suprema de Justicia, en particular a Elena Highton de Nolasco, que venía sosteniendo determinadas posiciones y las modifica en el momento en el que ella está tramitando un amparo para quedarse en la Corte Suprema independientemente de que cumpla los 75 años de edad.
Esas cosas las estamos exponiendo a la luz en la Comisión de Juicio Político, como también el tema del manejo de la obra social de los magistrados y del personal judicial y que hoy es prácticamente una caja de Pandora, donde todo lo que uno toca allá adentro aparece con pus, hasta han tenido que renunciar autoridades por la pésima gestión y por la posible comisión de delito en la administración de la obra social, y esa es una responsabilidad directa que tienen los integrantes de la Corte.
Así que yo creo que si a eso se le agrega el escándalo institucional que significó la visibilidad pública de los chats, no solamente de Lago Escondido, sino los que implicaron a la persona de mayor confianza de Horacio Rosatti, Silvio Robles, con la persona de mayor confianza en ese momento de Horacio Rodríguez Larreta en ese momento, su ministro de seguridad, Marcelo D’Alessandro, me parece que ya son varios elementos que van dejando a las claras las motivaciones que tiene nuestro pedido de juicio político.
—Por su función tiene contacto con los sectores del Frente de Todos; ¿cómo analiza la interna de la coalición?
—Yo veo en cada uno de los integrantes de nuestro bloque, que somos diputados y diputadas que venimos de trayectorias distintas, territorios distintos, procedencias políticas distintas, recorridos y militancias diferentes, yo siento un fuerte deseo de unidad en la diversidad. Como solemos decir en Santa Fe, nosotros en Santa Fe hemos construido la unidad en la diversidad, bueno, aquí, en el bloque se observa el deseo de todas las compañeras y todos los compañeros de contribuir a esa unidad. Si la estrategia político-electoral del Frente de Todos permite garantizar esta unidad en la diversidad creo que las chances electorales de nuestro espacio están absolutamente intactas.
Sabemos que hay dificultades, sin lugar a dudas. Ninguno de nosotros puede sentirse conforme con la totalidad de los elementos que componen la gestión del Frente de Todos. Pero estos temas que efectivamente tenemos que mejorar, esas cuentas pendientes que tenemos no solamente con nuestro electorado, sino con los 47 millones de argentinos, nosotros estamos convencidos de que somos la única fuerza política que se puede hacer cargo y puede generar las condiciones para lograr los objetivos que todavía no hemos logrado.
Nadie que esté disconforme, que nos haya votado al Frente de Todos, y que esté disconforme, va a conseguir que esos objetivos se cumplan con las recetas de Patricia Bullrich, ni de Horacio Rodríguez Larreta, ni de Javier Milei. Solamente el FdT va a poder canalizar los deseos de alcanzar aquellos objetivos que todavía no hayamos alcanzado. Y además hay dos elementos fundamentales en esta etapa, que son transversales a todo el FdT: nosotros somos el oficialismo y más allá del reconocimiento de las materias pendientes nosotros tenemos que defender una gestión que tiene logros muy concretos, en generación de empleo, en recuperación de la actividad industrial, en la ciencia y la tecnología, en la jornada ampliada en educación, y así podría nombrar ítems área por área, ministerio por ministerio, política por política. Entonces hay que reivindicar la gestión y es imprescindible que entendamos que el rol que ocupan determinados compañeros y compañeras es fundamental.
Negar hoy la centralidad y la importancia de Cristina en el dispositivo del Frente de Todos es negar la realidad. Y negar la importancia que tiene nuestro presidente en la gestión de gobierno también es negar la realidad. Nosotros necesitamos generar las condiciones para que se den estos tres elementos: unidad en la diversidad, defensa de la gestión, reivindicando lo bueno, pero también haciéndonos cargo de las deudas pendientes, y darle a cada compañero o compañera dirigente de nuestro espacio el rol que se merece dentro del armando presente y futuro de nuestro frente.
—Hay mucho en juego este año, tras los episodios de violencia política, intento de magnicidio, endurecimiento de discursos de extrema derecha, un escenario negro hacia adelante en el que los partidos populares no puedan amalgamar una propuesta que seduzca, y como contrapeso de esto hay una gestión que tiene dificultades serias.
—Yo tengo un solo plan: ganar las elecciones. Y hay que hacer todo lo que haya que hacer para ganar las elecciones. Sin egoísmos, sin individualismos, sin marquesinas, con mucha responsabilidad, para generar las condiciones para ganar las elecciones. Y lo que nosotros podemos hacer desde un bloque que aún en situaciones complejas logró mantener la unidad en su funcionamiento, todo lo que podamos hacer desde este lugar lo vamos a hacer. Cada dirigente, más encumbrado o menos encumbrado, cada militante político del FdT tiene que trabajar para la victoria. Y creo que las chances son grandes. Tenemos que en algún lugar recuperar nuestra autoestima como militantes del peronismo y del Frente de Todos. Después de tiempos muy difíciles, como los que tuvimos en la pandemia, después momentos muy difíciles como los que se vivieron como consecuencia de la guerra, con el quiebre de bancos en los Estados Unidos, y también con esa imagen terrible en el espejo retrovisor que fue el brutal endeudamiento que Mauricio Macri contrajo para la Argentina. Son esos tres elementos los que nos tienen que dar la fuerza y la autoestima necesaria para que salgamos a la búsqueda de las condiciones que haya que crear para ganar las elecciones.
—¿Cómo ve el escenario en Santa Fe?
—Daría toda la sensación de que tal cual hicimos en los años anteriores vamos a ir a elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias. Si algo tuvo virtuoso el proceso electoral de 2019 que lo llevó a Omar Perotti a la gobernación de la provincia es que nosotros logramos construir una primaria muy competitiva. Yo creo que el peronismo de la provincia de Santa Fe es lo suficientemente grande y lo suficientemente diverso como para que sea imposible que “entre” en una sola fórmula. Ante esa situación, y en una provincia que no tiene reelección de gobernador, está claro que la primaria abierta, simultánea y obligatoria puede ser un instrumento interesante para resolver las candidaturas de nuestro espacio. Yo creo que conformando bien el dispositivo electoral, y también haciéndonos cargo de los aciertos, de las deudas pendientes de la gestión de gobierno, el peronismo santafesino tiene que aspirar a retener la gobernación y que un compañero de nuestro espacio pueda seguir los pasos del gobernador Perotti.