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Gestionan «tarifas diferenciadas» para fábricas recuperadas en crisis

El titular de la Dirección de Fábricas Recuperadas, Eduardo "Vasco" Murúa, pedirá que las fábricas autogestionadas paguen "tarifas diferenciadas" del 50 por ciento del total del valor del servicio eléctrico por dos años hasta superar la crisis y que "se recupere la demanda y la producción"

El titular de la Dirección de Fábricas Recuperadas, Eduardo «Vasco» Murúa, pedirá que las fábricas autogestionadas paguen «tarifas diferenciadas» del 50 por ciento del total del valor del servicio eléctrico por dos años hasta superar la crisis y que «se recupere la demanda y la producción».

«El costo de la electricidad no es el principal problema; el verdadero problema es la falta de demanda; una vez recuperado eso, la energía, cara o barata, debería estar en el costo de los productos y no sería una afectación directa de las empresas», reflexionó.

En una entrevista con Télam difundida este domingo, Murúa remarcó, sin embargo, que «los cuatro años de gestión de Mauricio Macri dejaron a las empresas muy endeudadas en temas de energía y con tarifas muy altas para la demanda que existe hoy».

Por eso, su dirección ya tuvo reuniones con la Secretaría de Energía para avanzar en el diseño de un esquema de «tarifas diferenciadas del 50 por ciento por dos años, o al menos uno, hasta que la economía se recupere un poco y se active la demanda».

En otro orden, Murúa juzgó que el «10 por ciento de la economía» del país funciona en modo de cooperativas y autogestión, sector en el que está incluido el trabajo informal, como las «changas», y que reúne a una gran cantidad de trabajadores, pero poco capital.

Orgulloso de su trayectoria en IMPA, Murúa aseguró que su mayor logro, en caso de permanecer en la dirección los cuatro años de gestión del Frente de Todos, será «salir a la calle y recibir el saludo de todos los compañeros», como le ocurre tras 22 años de trabajo en una empresa recuperada.

Murúa reivindicó el hecho de que en las fábricas recuperadas todos cobran el mismo sueldo, desde los coordinadores hasta el portero, y juzgó que esa modalidad es «fundamental para tener autoridad a la hora de tomar decisiones».

«Tenemos que tener autoridad para decir `esa plata no se toca, se guarda para capital de trabajo’, frente a compañeros que tal vez están muy justos en el día a día», puso como ejemplo Murúa e insistió: «Así, nadie te puede reprochar que como vos cobrás más decidís sobre las ganancias».

 

Murúa aspira a manejar presupuesto de $ 5.000 millones

 

En otro tramo de la entrevista con Télam, Murúa  aseguró que «la cooperación supera la competencia», que llegará el día en que las multinacionales serán «expropiadas» y que un presupuesto de 5.000 millones de pesos y un fideicomiso le permitirá al área que conduce dotar de capital de trabajo en el 2020 a las fábricas que en los últimos años padecieron «salarios de hambre».

Murúa se convirtió en diciembre pasado en director de un área que por primera vez tiene espacio en la estructura institucional del Estado y trae en su legajo la recuperación de la empresa laminadora IMPA, en 1998, y la creación del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), que nuclea a unas 400 organizaciones autogestivas de todo el país.

En la entrevista con Télam, Murúa se mostró más cómodo en su rol de «coordinador» del trabajo colectivo que en identificarse como funcionario de una dirección que depende de la Secretaría de Economía Social, en manos de Emilio Pérsico, encuadrada a su vez en el Ministerio de Desarrollo Social, que conduce Daniel Arroyo.

«Estamos pidiendo un presupuesto de 5 mil millones de pesos para este año para fortalecer la economía de todas las empresas recuperadas: su producción, la comercialización y el salario de los compañeros», señaló Murúa y reveló además que entre sus aspiraciones está también la confección de un registro que incluya a todas las fábricas autogestionadas del país.

Un universo de 22 mil trabajadores de algo más de 400 empresas está bajo su órbita, al igual que una decena de colaboradores -también miembros de fábricas recuperadas- que trabajan en la flamante dirección y que en estos
primeros meses se dedicaron a resolver «situaciones de emergencia», como revertir cortes de energía en empresas que no pudieron afrontar los siderales aumentos de las tarifas.

Por eso, Murúa ya inició conversaciones con la Secretaría de Energía y con las empresas proveedoras del servicio para acordar «tarifas diferenciadas» por 1 o 2 años para las fábricas recuperadas que intentan salir a flote y planes de pagos «accesibles» para las que arrastran deudas que no pueden afrontar por la caída del consumo y de la producción.

«Los últimos cuatro años fueron muy difíciles; los trabajadores pasaron de tener un salario más o menos normal a tener un salario de hambre; si los empleados formales perdieron el 30 por ciento de su capacidad de compra, nosotros perdimos el 60 por ciento y, por eso, nuestro objetivo es armar un fideicomiso destinado a 4 líneas de crédito y 4 de subsidios», resumió Murúa.

Ese futuro fideicomiso, al que en la dirección llaman «Fuera cuevas», servirá para «bajar el costo financiero» de los préstamos, ideados para trabajadores que «pusieron el cuerpo» para recuperar una fábrica, pero «no tienen forma de conseguir el capital para el trabajo inicial».

Con todo, desde la dirección de Murúa declaran con cierto orgullo que «durante la gestión de (Mauricio) Macri ninguna fábrica recuperada cerró», pese a haber estado «con la soga al cuello» y mientras muchas pymes sí tuvieron que bajar sus persianas.

En este escenario, Murúa reivindicó una función de «resistencia» de parte de los trabajadores organizados y consideró que las fábricas recuperadas «generan conciencia» y aportan a la denuncia de un «sistema capitalista que está acabado» porque «ya no da soluciones».

«Las sociedades se volvieron cada vez más injustas a partir de la lógica del capital, pero la salida no es instalar la autogestión. Sí lo hacemos nosotros: resistimos desde ahí este modelo que excluye, resistimos la lógica de las corporaciones. Y ese es nuestro aporte: seguir existiendo para resistir y poner sobre el tapete un sistema que no le da solución a nadie», reflexionó.

Consultado sobre el carácter temporario del trabajo autogestionado, Murúa respondió sin dudar: «Sí, nosotros creemos eso», pero aclaró que eso no significa «volver al sistema», sino al colapso total del sistema capitalista.

«El capitalismo no resiste más; lo único que puede generar el sistema capitalista es muros, guerra y descarte, y el mundo necesariamente va a tender a otro modo, al de la cooperación entre los pueblos para organizar el mundo», afirmó, confiado, y hasta expresó su sueño: que «un día serán expropiadas las multinacionales», a las que acusa de «expropiar el conocimiento, privatizar la riqueza del pueblo y fugar capitales».

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