Sociedad

Crónica del Caos N° 54

Gianni Vattimo: la hora del “pensamiento débil” capaz de cambiar el mundo

Mientras la ONU sigue sin poder avanzar frente a las sucesivas crisis planetaria, las nuevas generaciones -cultoras del "pensamiento débil" acuñado por Gianni Vattimo- dan pelea al cambio climático con argumentos legales


Por: Elisa Bearzotti

Esta semana, como cada año desde octubre de 1945, la Organización de las Naciones Unidas está realizando su 78° Asamblea Anual en New York. Apenas finalizada la Segunda Guerra Mundial -con su secuela de horror y genocidio- la creación de la ONU perseguía un objetivo esperanzador: mantener alejada cualquier tipo de contienda global, definiendo una agenda de trabajo conjunto que apuntara a una paz sostenible. Hoy, casi 80 años después, la meta continúa lejana, los momentos de tensión no han menguado, y los poderes internacionales no lograron encontrar aún un punto de equilibrio, ni se preocuparon de asegurar las bases de la armonía entre las naciones: la equidad y el bienestar de la población. En esta ocasión, la guerra en Ucrania, la emergencia climática y los reclamos de países emergentes para acelerar el combate a la pobreza y las desigualdades tomaron el centro del escenario, describiendo un tiempo de creciente polarización y de crisis combinadas, el más peligroso desde el fin de la Guerra Fría, según diplomáticos y analistas.

A pesar de los desafíos cada vez más acuciantes -crisis políticas, el persistente coronavirus, la inestabilidad económica, la creciente inequidad planetaria y los desastres naturales frecuentes, como terremotos, inundaciones e incendios- la ONU no se da por vencida y este año el tema del Debate General fue “Reconstruyendo la confianza y la solidaridad global: acelerando la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible hacia la paz, prosperidad y progreso para todos”. “Ha llegado la hora de actuar”, dijo el secretario general António Guterres frente a decenas de líderes mundiales, e hizo hincapié en que los Estados deberían “apoyar” una reforma de la arquitectura financiera internacional para sacar a muchos países de la parálisis en que se encuentran por el peso de su deuda externa. “En este mundo gangrenado por las polarizaciones, para cumplir con el objetivo existencial de la ONU de preservar la paz y proteger al planeta no queda otra alternativa que renovar las instituciones internacionales del siglo XXI para que estén basadas en la equidad, la solidaridad, la universalidad y sean más representativas de todos las naciones”, indicó el funcionario, y subrayó: “El mundo ha cambiado; nuestras instituciones no”.

En este contexto, no resulta menor la impronta dejada por ciertos intelectuales, capaces de “leer” con antelación las líneas del tiempo. Tal el caso del filósofo italiano Gianni Vattimo, fallecido esta semana a los 87 años, cultor de un pensamiento disruptivo centrado en el compromiso con lo que llamó “las filosofías de la diferencia” que le permitieron reinterpretar la posmodernidad como una “liberación”. Vattimo deja una profunda huella en el mundo de la filosofía contemporánea, especialmente por su teoría del “pensamiento débil”, la corriente que lo hizo famoso y con la que pretendió confrontar con las formas de pensamiento fuerte del siglo XIX y XX –tales como el marxismo y el capitalismo- predicando una actitud donde prima la expansión del pluralismo y la tolerancia. Argumentaba que -después de Heidegger y Nietzsche- el concepto de un ser absoluto o un sujeto racional había perdido su fundamento. En su lugar, alentaba la interpretación y la diversidad de discursos como el núcleo de la reflexión filosófica.

Para el filósofo, la crisis de la modernidad se refleja en todos los ámbitos, desde los valores estéticos hasta los culturales y sociales. Su enfoque lo llevó a tomar distancia de los ideales que la representan, como el progreso y la crítica. Vattimo estaba convencido de que el postmodernismo implicaba el “fin de la historia”, es decir, de la concepción moderna de la historia como curso unitario y progresivo de eventos, a la luz de la ecuación según la cual “nuevo” es sinónimo de “mejor”, y habilitó como pocos los cuestionamientos políticos, económicos y ambientales de las generaciones actuales. El intelectual también tuvo un papel relevante en la reivindicación de los derechos de las personas LGBTQ+, definiéndose como “homosexual y cristiano”. “Si no hubiera sido gay, nunca habría emprendido esta profunda reflexión sobre la no normatividad de las esencias naturales, que constituye el alma del pensamiento débil”, dijo en cierta oportunidad. Precisamente, el concepto -que sostiene la necesidad de abandonar las afirmaciones dogmáticas de verdades absolutas y universales en favor de una visión más modesta y abierta de la filosofía- surgió de la experiencia de marginación de Vattimo como homosexual y cristiano, incluido su choque con la jerarquía eclesiástica. En sus últimas entrevistas el filósofo se mostraba pesimista. En una de sus frecuentes visitas a la Argentina amplió ese desencanto hacia el mundo: “La realidad es que no creo en el progreso. Tendemos hacia una sociedad controlada, hiper organizada en cuanto a las relaciones de poder, y dominada por unos pocos. Quizá soy pesimista también porque soy viejo. Quizá los jóvenes encuentren la manera de luchar por un mundo mejor para ellos mismos”, señaló.

Reafirmando la esperanza de Vattimo en las nuevas generaciones, seis jóvenes portugueses presentaron esta semana una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) contra más de 30 estados, por su inacción frente al calentamiento global. El juicio -que arrancará el 27 de septiembre en Estrasburgo y podría crear precedentes a nivel de la justicia climática- fue impulsado por jóvenes entre 11 y 24 años, luego del incendio forestal que en 2017 afectó el centro de Portugal y arrasó con decenas de miles de hectáreas. “Los gobiernos en el mundo tienen el poder de parar esto (el calentamiento global) y los europeos tomaron la decisión de no hacerlo”, criticó Catarina dos Santos Mota, de 23 años, una de las demandantes. Los y las jóvenes aseguran temer por su salud, y sufrir de “ansiedad frente a las catástrofes naturales y a la perspectiva de vivir en un clima cada vez más cálido”. De manera que -basándose en textos internacionales como el Acuerdo de París de 2015 y la Convención Europea de Derechos Humanos- decidieron empuñar las armas legales y ejercer su derecho a vivir en un mundo habitable.

Esta acción y otras parecidas confirman las intuiciones filosóficas de Gianni Vattimo. Esta es la hora del “pensamiento débil” que -con un estilo descontracturado e incluyente- defiende la simplicidad, reniega del trabajo a destajo y es mucho más consciente de los ciclos vitales. Un pensamiento que habilita los cambios necesarios para reconstruir un planeta en crisis, y es capaz de timonear el caos porque ha nacido dentro de él.

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