Más allá de los vaivenes de rendimiento y atractivo que pueda tener el básquet rosarino temporada a temporada, es irrefutable que es una formidable cantera de talento, por cantidad y también por calidad. Siempre hay una joya a pulir, una aparición temprana, y este 2015 está mostrando los primeros pasos en la categoría principal de pibes que la rompen en inferiores y los diferentes seleccionados (local, provincial, nacional).
Quizás el caso más resonante es el de Marco Giordano, talentoso y “maduro” base de Temperley de tan sólo 14 años (cumplirá los 15 el próximo martes) al que le tocó asumir la conducción de la primera en un momento complicado, con el equipo último y la ausencia del base titular. “Sé que es un momento de mucha responsabilidad, y se me hace duro por el desgaste físico porque entreno con varias categorías, pero dentro de la cancha lo tomo con calma”, le explicó Giordano (figura en las menores y parte de un gran equipo del Negro) a El Hincha, al tiempo que resaltó: “El técnico (Nicolás Arámburu) me pide que juegue tranquilo, que haga lo mejor y me apoya para todo”. Giordano es clave para el equipo, con buena participación en el goleo pero también inteligencia para guiar al equipo.
La pata que siempre, parece, le faltará a Rosario es la de la proyección por no contar con equipo de Liga, por lo que los pibes deben irse muy jóvenes a otra ciudad, lo que no siempre es bueno. Marco lo toma con calma: “Por ahora mi idea es seguir en el club, entrenando y sumando en lo técnico y físico”.
Un caso similar en cuanto a proyección, es el de Julián Eydallín, perimetral de Talleres de Villa Gobernador Gálvez que ya disfruta de minutos en el equipo superior. En este caso el pibe de 15 años recién cumplidos comparte situaciones (presencia en selecciones, figura de inferiores) con Giordano, pero a él no le toca tanto protagonismo en la primera por ahora, ya que Talleres tiene un equipo más largo y con variantes en su puesto: “Me siento bien cuando me toca jugar. Entreno todos los días con la primera y siento que confían en mí para tomar los tiros o jugar bien. Noto la diferencia en lo físico porque es más duro”. El escolta de 1,92 (imposible no compararlo con Nico Brussino) relató lo que le dice su entrenador Juan Manuel Gattone: “Quiere que juegue como sé jugar, me pide que me divierta, que me sirva para aprender más y desarrollar mi juego”.
Y Julián coincide con Marco en esperar un poco para dar el salto: “Me hicieron propuestas y les dije que no. Quiero terminar la secundaria en Rosario y después ver. Mi familia me apoya en todo”.
Marco Giordano y Julián Eydallín son dos de las nuevas promesas del básquet de la ciudad, dos de los pibes que vale la pena disfrutar los sábados por la tarde y que ahora ya salen a la cancha los domingos mostrando que pase lo que pase, en Rosario hay talento.