A Giovanna Loiudice nada ni nadie la detiene. Hace casi diez años padeció un grave accidente automovilístico que le terminó ocasionando la pérdida de funcionalidad del 75% del cerebro. Quedó con múltiples discapacidades, pero no se rindió jamás. Y encontró en el ciclismo adaptado una forma de seguir recuperándose. Comenzó a competir y rápidamente se erigió en la representante de Argentina en la categoría triciclo. “Mi sueño es seguir andando, disfrutando y trabajando por mi discapacidad”, contó la joven de 19 años.
“Por ahí no quiero entrenar, aunque rápidamente me pongo las pilas y salgo a pedalear”, dijo entre risas Giovanna. “Andar es mi pasión”, afirmó en un alto de la práctica que realiza tres veces por semana en el estadio municipal Jorge Newbery.
La joven comentó que “andar en bici empezó siendo un divertimento. Era para salir de la rutina diaria, que abarcaba ir a la escuela y a las distintas terapias. Pero luego comenzó a gustarme y fue así que arranqué a competir”, acotó.
Fruto de la tenacidad y crecimiento deportivo se erigió en una de las embajadoras argentinas del reciente Parapanamericano que se realizó en Maringá, Brasil.
Incursionó en paraciclismo y se bañó en oro. “Haber ganado dos medallas y viajado al exterior fue algo liberador, algo de otro mundo”, narró Giovanna, quien además fue la primera mujer argentina en competir en esta especialidad.
Otro dato revelador es que hace poco dio el presente en una gira mundial que abarcó competencias en Bélgica y Alemania. Corrió con su triciclo, que pesa más de 40 kilos cuando uno para su categoría oscila los dos kilos. Así y todo se destacó.
”Mi sueño es seguir andando y seguir disfrutando y trabajando por mi discapacidad”, agregó Gio, quien vive “en Córdoba al 6000, entre los barrios Ludueña y Belgrano”.
“Está despertando potencial”
Sandra Atencio es la mamá de Giovanna y comentó que “ella tuvo su primer contacto con el mundo del ciclismo mientras estaba internada en una clínica de Escobar, donde estuvo un mes en terapia y uno en el piso”.
Luego dijo: “En octubre de 2012 volvimos a Escobar y estuvimos un año. Volvimos en sillas de ruedas postural, sin hablar. Fue entonces que empezó su terapia en Rosario, pese a que cada seis meses debíamos ir a Buenos Aires para que la evaluaran. Y en una de las pruebas le dieron un triciclo. Así comenzó todo”.
“Empezó a andar para distenderse un poco de tantas terapias porque siempre hizo doble turno de rehabilitación”. Gio fue avanzando a pasos firmes. Siempre acercándose hacia la meta. Es que la palabra rendirse no está en su ADN.
Después llegó el momento de retomar el colegio. Un nuevo avance en su vida, sin dudas. “Volvió a la escuela en sexto grado para socializar y también reintegrarse. Fue una lucha como toda persona con discapacidad. Terminó la primaria y arrancó la secundaria en Soldado Argentino (barrio Echesortu), donde finalizó sin problemas”, afirmó Sandra.
“Ella sueña con dedicarse al ciclismo adaptado. De poder contarle a otros chicos lo que hace. La ida a Europa la incentivó a estudiar inglés. Le despertó el gigante que todos tenemos adentro”, clamó su madre, quien además confesó: “Como mamá me siento orgullosa, pero más feliz porque veo que puede lograr tener la posibilidades que todos tenemos y que depende de cada uno”.
Sandra además expuso que “en diciembre pasado falleció el papá de Giovanna y ahora se me hace cuesta arriba afrontar los gastos. Sobre todo porque recién pude lograr que se jubile, pero todavía no entró su pensión, que será para Gio”.
Atencio remarcó que “Giovanna entrenaba en las ciclovías del barrio, pero cada dos cuadras tenía que frenar por los semáforos. Si hace fuerza no puede hacer velocidad, y como estoy pasando por un momento complejo y no puedo pagar todos los días las clases de un profesor, el secretario de Deporte y Turismo, Adrián Ghiglione, me dio el espacio en el estadio municipal Jorge Newbery para entrenar y un lugar para que guarde el triciclo”.
“Giovanna funciona con un 25 por ciento del cerebro, pero gracias a la estimulación todavía no tiene un techo y puede seguir progresando”, puntualizó Sandra. Y agregó: “Comenzó haciendo 10 cuadras, luego 20 y así cada vez más hasta que se aburrió, por lo cual su entonces profesor Cristian la anotó en 2018 a una carrera inclusiva en las Altas Cumbres (Córdoba) donde salió quinta. De ahí es como que se enamoró más de la bici e incluso me dijo que nunca más iba a salir quinta. Y nunca más salió quinta. Siempre está entre los primeros”.
Luego Sandra comentó que “empezó a tener torneos en diversas provincias hasta que terminó compitiendo con hombres, con la desigualdad que eso representa. En el país no hay mujeres al nivel de Giovanna. Así y todo ganó varios nacionales y en 2020 salió primera en la Vuelta de San Juan corriendo con hombres”.
Mientras que en mayo fue con la selección nacional al Premundial de la Unión Europea, que se realizó en Bélgica y Alemania. “Quedó como la quinta corredora mujer del mundo y primera en su categoría”, contó orgullosa su madre.
“En la segunda carrera, que fue de pista, le prestaron un triciclo de un kilo y medio. Ni bien dio dos pedaleadas se cayó porque hizo mucha fuerza debido a que está acostumbrada al suyo (pesa 40 kilos). Después corrió y le sacó una vuelta y 15 minutos al resto. Asustó a los presentes porque no podían creer el potencial que tiene. Además, ahí estaban las mejores del mundo”.
“Incluso la número 1 del mundo, que tiene 37 años y hace 18 se dedica a competir, le pidió una foto porque le dijo que ella le iba a quitar el puesto. Así y todo, Gio no toma dimensión de todo. Ella solo quiere tener la sensación de libertad que le da la bicicleta y el placer que tiene de ser libre. Eso te llena el alma”, desprendió con lágrimas.
Rol clave del terapeuta
Cristian Cardozo es terapeuta y hasta hace unos días fue el entrenador personal de Giovanna. “El progreso que tuvo fue inexplicable porque científicamente hablando no podría estar como está tras el accidente que tuvo a los nueve años”, deslizó el profe.
“Después del tratamiento largo, de muchas terapias, que aún continúa, llegó al mundo de la bicicleta para salir un poco de lo cotidiano. En esto encontró algo que no imaginamos. Es su libertad”, puntualizó.
Y agregó: “Al no tener estabilidad por su discapacidad debe entrenar con una tricicleta, que fabricamos con el kinesiólogo Gonzalo Serrano. La probamos en la Vuelta de San Juan en 2019. Salió primera en su categoría y segunda en la general”.
Cardozo además afirmó que “Gio necesita cambiar la bici porque tiene una de acero cromo. Es muy artesanal y encima pesa casi 40 kilos cuando una de competición no llega a los dos kilos”.
Por último, dijo: “Giovanna dice que la bici le da la posibilidad de hacer algo que es inimaginable. Le da libertad y la chance de dar un ejemplo a las demás personas que tienen una discapacidad porque ella no nació así. Quiere ayudar desde su lugar, y lo está logrando”.