El amor después del amor, la continuidad a pesar de aquello que se rompió, palabras que parecen inconexas en un discurso inestable, fractalizado y posdramático, pero profundamente empático con el que intentan que el espectador se reconozca en más de uno de esos lugares, “en conexión con sus vivencias y sus emociones, con sus amores a cuesta, en un viaje único y entrañable”.
Las Chicas Materiales, un equipo de actrices rosarinas también cercanas a la difusión de las escénicas en la ciudad a través de las redes sociales, presenta por estos días Glosario posamoroso, cada domingo, en el Cultural de Abajo.
El material, surgido de un cruce casual en redes del equipo artístico local con el dramaturgo y director porteño Miguel Mango es, según adelantan, “la presentación escénica de un conjunto de palabras que forman parte del vocabulario moderno en el contexto de una separación amorosa, donde cuatro actrices transforman el escenario en un cuerpo poético, mientras exponen las palabras y definiciones que conforman el vasto universo del duelo”.
Dirigida a un público adolescente y adulto, la propuesta cuenta con el trabajo en escena de las actrices Ainés Arribalzaga, Cecilia Tesei, Julieta Peirone y Lucía Boero, Las Chicas Materiales, un equipo vinculado a las escénicas con diferentes inquietudes que surgió a comienzos del 2023.
La ficha técnica de Glosario posamoroso se completa con el diseño de iluminación de Stefania Bonatto, diseño sonoro y música original de CharlyTo Breviere y Miguel Mango, asesoramiento de vestuario de Liza Tanoni, asesoramiento coreográfico y de movimiento de Aldana Fernández, asesoramiento escenográfico de Rodrigo Frías y Lucía Palma, realización escenográfica de Sebastián Tesei, fotos de ensayos de Walter Hellmund y Sol Garcia Casanova, fotos de función de María Clara Tesei, diseño gráfico de Soraya Vargas, operación de luces de Pablo Pizarro, asesoramiento de producción de Fran Alonso, asistencia de dirección de Matías Federico y dramaturgia y dirección de Miguel Mango.
Palabras de un diccionario
“La dramaturgia de esta obra surgió de un diccionario que, literalmente, no fue concebido para la creación escénica. Tomamos este elemento que aparentemente no tenía nada que ver con el teatro dado que yo venía trabajando con unos materiales que recopilaba con la idea de hacer un unipersonal, hablando del duelo. Este libro me organizó el proceso y a fuerza de trabajo, de mucho laburo con las chicas en los ensayos, se fue creando la dramaturgia de esta obra, que tiene más tintes de texto posdramático, algo que remite a la idea que apareció desde el principio que tenía que ver con no contar una fábula, no intentar crear personajes, evitar todo tipo de identificación de las actrices con el material”, contó Miguel Mango.
Y sumó, sobre el resultado, que quizás resuene diferente en cada espectador o espectadora: “Lo que se generó fue un texto que no lo podríamos encasillar dentro de la comedia o el drama. Igual, cuando digo esto, cuando digo que estamos hablando del duelo que sigue a la ruptura de una relación amorosa, piensan que la obra es un bajón, y no es así para nada. El encuentro del público con este material es bastante simpático, la gente se ríe mucho; tiene más que ver con una cuestión de identificación de lo que se está planteando, de resonancia en cada uno de esa problemática y, obviamente, del gran carisma que tienen estas actrices rosarinas, Las Chicas Materiales”.
El duelo, un tránsito
El director y dramaturgo habló además acerca de cómo el tiempo puede poner en el tono del humor algo que se vivió como trágico: “Yo me hago cargo de esa reacción posible en un escenario, en un teatro, donde se hable de estas cosas. Hay algo que tiene que ver con la distancia de lo acontecido: todas los conceptos que se tratan en la obra, y resonando otros que quedaron afuera pero que de algún modo están, al compartirlos con espectadores que no conoces, sentís que les resuenan esas mismas cosas de las que se está hablando que quizás disparen la risa. Hay algo ahí, detrás de un momento doloroso, y yo no le quito valor a eso, al dolor. Pero después, a la distancia, uno logra verlo de otra manera y entender que quizás era cuestión de tiempo. Decimos que, de algún modo, el duelo es un tránsito y en el cual no estamos solos: lo que me pasó a mí le pasó a otros y le va a pasar a otros también. Eso tiene un correlato en la obra no con palabras sino con la idea de volver a empezar todo el tiempo: muchas veces nos levantamos solos y otras necesitamos ayuda. De todos modos, la obra no da ninguna respuesta ni tampoco ofrecemos una receta para el duelo sino todo lo contrario. Pero lo que buscamos es mostrar que a partir de lo que nos pasa, avanzamos en la vida”.
Y completó: “Hay una de las chicas que dice en un momento de la obra que «todo lo que se pudre formará una nueva pareja». De algún modo, todo lo que nos pasa, nos configura para que quizás podamos ser mejores en próximas relaciones, aunque quizás nos tengamos que pasar toda la vida tratando de aprender”.
La magia de las redes
“Yo no quería trabajar el concepto del desamor desde un costado triste, me parecía importante evitar la idea del pozo, hicimos hincapié en eso. Buscamos ir más por el lado de la continuidad: atrás de cada secuencia viene otra, detrás de un concepto de viene otro, y hay algo de lo infinito que aparece ahí, incluso podría ser la obra infinita. Es una obra donde la continuidad tiene un peso específico: nunca sucedió, pero la gente podría llegar tarde, ingresar a la sala, e igual entender lo que allí está sucediendo porque no hay una narrativa o una fábula. Y eso podría ser infinito porque podríamos seguir desarrollando conceptos y secuencias, y estar allí dos, tres o cuatro horas, como en la vida, después de un amor vendrá otro amor”, contó el director porteño que se cruzó con el equipo artístico local a través de las redes y por una afinidad y búsqueda cercana.
“Este encuentro sucedió por error (risas). Nos conocimos, tuvimos una reunión virtual, yo venía buscando un grupo para trabajar, pero tenía ganas de que sea un grupo ya formado, no quería salir a buscar actores y actrices para tal o cual personaje. Hablamos de ideas comunes, coincidimos en muchas cosas, ellas me cayeron bárbaro, y cuando termina la reunión me dicen que son de Rosario. Es esta idea porteñocéntrica que pensamos que todo es de acá y pasa acá, que todo el mundo vive acá (risas). Fuimos adelante de todos modos, nos organizamos con los viajes y los encuentros para los ensayos. Y aquella idea del unipersonal, dado que todo empezó a funcionar, fue quedando de lado y tomó cuerpo esta otra idea que es hoy la obra. Todo se multiplicó en cuatro voces y la verdad es que fue muy placentero; ellas se entregaron al trabajo desde el principio, me parecieron súper osadas y aventureras, a partir de la idea de lanzarse a trabajar con alguien que no conocían. Para el primer encuentro, se vinieron para Buenos Aires, a mi estudio, y desde allí no paramos. Incluso superaron lo que yo veía quizás como un obstáculo: pensaba que ellas eran demasiado jóvenes, que el cuerpo poético-escénico no podría contar lo que contamos del desamor, y sin embargo, ellas pudieron también superar eso y eso pudo con todo lo demás”, concluyó el director.
Para agendar
Glosario posamoroso se presenta los domingos de mayo, a partir de las 20, en el Cultural de Abajo, de Entre Ríos 579 (casi esquina San Lorenzo). Las entradas generales en la boletería tienen un costo de 5.500 pesos. Las anticipadas con descuento, a 5.000, se reservan vía WhatsApp en el +549-3413 233084. Más información: https://www.instagram.com/laschicasmateriales/