El plan para controlar la producción y venta de marihuana en Uruguay como una de las formas de combatir el narcotráfico anunciado por el gobierno excluirá la provisión de esa droga a extranjeros para evitar el «narcoturismo», aclararon las autoridades en declaraciones a la prensa.
«No vamos a permitir el narcoturismo. Holanda cometió ese error», afirmó el secretario general de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay, Julio Calzada, en declaraciones a «El País».
Según Calzada, «esa es una definición muy importante en este plan», que todavía está en etapa de elaboración y requerirá para su implementación de una serie de cambios legales.
El anuncio de la medida -que generó gran polémica en el país y recibió críticas de gobiernos de la región- se enmarca en un paquete de 15 disposiciones que lanzaron el miércoles las autoridades uruguayas ante los niveles crecientes de inseguridad pública en el país, que asocian en parte al consumo de pasta base de cocaína.
Calzada apuntó en «El País» que se prevé que comercios privados o clubes de cannabis vendan hasta 30 gramos de marihuana por mes a los usuarios que se registren.
Se estima que en Uruguay hay unos 75.500 consumidores de marihuana. En base a eso, se calcula que se requerirá una producción de unos 28 mil kilos de cannabis al año para abastecer al mercado. Lo más probable es que el Estado arriende tierras a propietarios privados a los que adjudicará permisos de producción, dijo «El País».
Calzada puso énfasis en los controles del suministro: «Tenemos que garantizarle a la ciudadanía que ni un solo gramo de la droga terminará en el mercado negro. Eso es clave no solo a nivel local sino también regional; no podemos ocasionarle un problema a los países vecinos hasta que ellos no adapten su legislación».
El secretario general de la Junta Nacional de Drogas aseguró que la marihuana legal será pura y el precio incluirá impuestos que serán destinados a financiar políticas preventivas y de rehabilitación de los adictos.
«Pretendemos dividir los mercados del cannabis y de la pasta base, y asegurar que el consumidor de marihuana tendrá esa droga y no terminará pasándose a otras sustancias.
“Esta es una política pensada desde el eje de la seguridad, como lo hicieron los holandeses, y desde una perspectiva sanitaria», explicó.