Lo que se vio de Newell’s ante Racing el miércoles pasado fue simplemente un espejismo. Una irrealidad. La verdadera cara de este equipo se vio anoche en La Bombonera, donde fue vapuleado por Boca, en la cuarta fecha del campeonato. Fue 4-1, pudo ser peor.
La diferencia entre un equipo y otro fue abismal. En velocidad, juego, precisión. Boca hizo todo lo que Newell’s no pudo ni siquiera intentar. Lo aplastó.
En apenas cinco minutos, la Lepra estaba 0-2. Prácticamente salió perdiendo desde el vestuario porque a los 33 segundos Rodrigo Betancur abrió el marcador cuando se encontró con la pelota dentro del área y sin marca alguna. Enseguida, Carlos Tevez amplió el marcador con un tiro libre al medio del arco que encontró a Ezequiel Unsain a contrapierna. Y a los 37, Jonathan Silva apareció solo en el segundo palo, su remate se desvió en Ignacio Scocco y descolocó a Unsain para poner el 3-0.
El arquero leproso, que no pudo salir al complemento por una fractura en el maxilar que sufrió en la última jugada del primer tiempo, impidió un papelón aún peor al taparle dos mano a mano: primero a Sebastián Palacios y luego a Tevez. También el línea colaboró cuando levantó el banderín equivocadamente luego que Palacios picara habilitado y definiera al primer palo.
Con el ingreso de Lucas Mugni por Scocco y el consecuente cambio de sistema (pasó de un 4-4-2 a un 4-1-4-1), Newell’s logró equilibrar un poco las cosas. Es cierto, Boca ya no tenía urgencias y bajó un cambio en el complemento.
Así llegó el descuento de Maxi Rodríguez, tras una buena definición desde afuera del área.
Pero Boca no tardó en volver a marcar diferencias en el juego y en el resultado. Tevez pasó entre varios y tocó para que Palacios la empujara.
Newell’s recibe a Diego Osella sumido en una crisis futbolística muy evidente. Enorme desafío para el DT reconstruir algo de las cenizas en las que se convirtió este equipo.