Esta semana comenzó en Estados Unidos la temporada de verano. Pero según una encuesta del diario «Times Picayune» de Nueva Orleáns «los turistas todavía meditan si cancelar o no sus reservas» y la industria turística, desde Luisiana a Florida, tiembla a causa del petróleo.
En esta localidad reina la desolación en lugar del tradicional alboroto, la mayoría de las casas de playa están atrancadas y a oscuras como consecuencia del cierre de sus playas.
Como subrayando que nadie debe meterse en el agua, los soldados descargan esta mañana barreras de color naranja en la playa. «Normalmente, esto estaría lleno de gente», se lamenta Chassa Santiny, camarera del restaurant Starfish, cercano a la playa, que este mediodía tiene ocupada apenas una cuarta parte de sus mesas. «Mucha gente ha cancelado sus reservas. No hay mucho que podamos hacer salvo esperar que, con suerte, quizás ganemos algo de dinero más entrado el verano», señaló.