Por José Odisio
Foto: Juan José García
«El domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar…». El hit que más sonó en la tarde el Coloso despidió a los jugadores tras el partido. Newell’s no mereció perder, incluso pudo ganar si no le anulaban un gol a Cocoliso González por un off side milimétrico, pero la Lepra transita un camino de confusión y aura oscura y cuando el 0 a 0 era lo más justo, una contra de Panchito González encontró a Militello y fue derrota en el Parque. Y la reprobación final de los hinchas, enojados con Astore, los jugadores, Soso y el árbitro Dovalo.
No puede salir del pozo Newell’s. No le sale nada. Y si bien hay responsabilidad en el armado del plantel de Capria y la dirigencia y errores de Soso, tampoco liga. Porque con Defensa debió empatar, incluso ganar, pero se fue sin nada.
Jugar con línea de cuatro le dio más estabilidad al equipo. Con Jacob rápido para los cruces y Salcedo firme en el juego aéreo, Defensa no encontró caminos sencillos para inquietar a Navas. Montero y Luciano cuidaron su sector y el doble cinco Regiardo y Sotelo ocupó espacios, aunque sin tanto quite.
Las únicas chances del primer tiempo llegaron por dos despejes falsos, y en ambos remates apareció la seguridad de Navas.
El problema del Newell’s inicial fue la generación de juego. Maroni tuvo buenas intenciones y malas decisiones; Silvetti se empecinó siempre en la jugada individual; y Herrera fue más voluntad que claridad. Flojito Plaza, demostrando que el nueve seguía siendo un déficit sin solución.
Por eso las únicas chances llegaron de pelota parada, con un cabezazo claro de Luciano que despejó Bologna con un manotazos; otro de Montero desviado; y un remate pifiado de Maroni.
El hincha por momentos perdió la paciencia y reprobó a los futbolistas y al presidente Astore. En otros momentos recordó la necesidad de ganarle a Central; y cuando tuvo algún indicio positivo en cancha, alentó por la victoria. Ese mismo torbellino de emociones pareció contagiar a los futbolistas, en especial en ataque, y el partido empezó a transitar el terreno del gol-gana.
Soso, fiel a su costumbre, movió el tablero en el entretiempo. Adentro Banega, Chiaverano y Funez, puesto por puesto en los tres casos, para evitar confusiones de otros partidos.
Funez fue más de lo mismo, Chiaverano hizo poco, Silvetti siguió con un partido errático y Banega nunca encontró destinatarios claros.
Y ahí apareció el cambio que pudo encender la chispa. Entró Carlos González y la gente se ilusionó. Y la primera que tocó, la mandó al gol con una media vuelta. Gol y alivio. Festejo interminable. Desahogo. Y apareció el VAR. Sí, un off side milimétrico, imposible de percibir. Ni siquiera los jugadores de Defensa lo reclamaron. Pero el VAR sentenció y fue más bronca y decepción.
Para peor, Newell’s fue a buscar el triunfo sin muchas ideas y en una contra, Defensa encontró por primera vez espacios a los 48 minutos del complemento. Desborde y centro de Panchito, volea de Militello y derrota.
El final fue con bronca. Con reclamos fuerte a los jugadores por el partido del domingo. Un Clásico que tiene un valor determinante para todos, directivos, Soso y futbolistas. Más que nunca.