No se pueden fallar tres penales, el fútbol no es tan generoso como para permitir tanto desprecio por ganar. Newell’s se despidió con un reprobado enorme de la Copa Argentina tras empatar sin goles ante un pobre Central Córdoba, y luego protagonizar una espantosa serie desde los doce pasos donde Carabajal, Velázquez y Miljevic hicieron lucir al arquero rival con remates débiles llenos de miedo escénico. Y ahora, sin ningún objetivo a la vista y un fracaso rotundo, Sebastiàn Méndez se va y habrá que analizar bien lo que viene.
Newell’s fue previsible, una vez más, con pocas variantes tácticas, aunque le alcanzó para llegar algunas veces al arco santiagueño.
El partido pedía atacar por el sector de Pillud, pero Besozzi se iba en amagues y no podía sacar ventajas. Entonces Newell’s optó por las subidas de Armando Méndez, quien encontró un buen socio en el paraguayo Cardozo.
De todas maneras, la Lepra no podía relajarse, la velocidad de Ángulo fue un problema para Martino y hubo un par de sustos para Hoyos, aunque la impericia de los rivales dejaron esos ataques en acciones intrascendentes.
Newell’s, con poco, debió irse al vestuario en ventaja. Pero cuando la mano viene pifiada todo es más complejo. Cardozo se encontró solo en el área chica tras un centro y cuando intentó patear, la pisó y se perdió una chance clara. Un rato más tarde probó de cabeza y la pelota se fue cerca
También falló Miljevic de frente al arco, tras una escalada de Méndez. Y el propio volante tuvo el gol de cabeza, pero atajó con rebote el arquero.
El segundo tiempo fue un espanto. Entre nervios e incapacidades, Newell’s no generó una jugada de gol. Fue tan malo ofensivamente que Méndez optó por terminar en cancha con el pibe Silvetti de nueve y el uruguayo Ramírez en el banco. Y casi lo pierde, porque sobre el final hubo un centro que hizo dudar a todos y Andueza atropelló la pelota sobre el travesaño. Era el final, pero hubo un guiño para seguir con vida.
Y llegó la suerte de los penales, y con un equipo tan débil desde lo mental, el final estaba escrito. Tres penales fallados, por ejecuciones deficitarias, fueron el final bochornoso de la Lepra en una Copa Argentina que le dio un guiño que Newell’s no supo cómo aprovechar.