Por Silvina Molina- Télam
La ley de aborto, que cumple un año el 30 de diciembre, el cupo laboral travesti trans y los programas estatales de apoyo inmediato ante situaciones de violencia de género son los logros que destaca la primera ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de Argentina, Elizabeth Gómez Alcorta, quien también analiza los desafíos para su tercer año de gestión.
Además de las políticas mencionadas y en el marco del ciclo de entrevistas que la agencia Télam viene realizando a integrantes del Gabinete Nacional para conocer las metas 2022 del gobierno, Gómez Alcorta ponderó: «Logramos algo muy importante: poner en agenda la organización social de los cuidados».
—¿Cuáles son los tres logros que destaca de los primeros dos años al frente del Ministerio?
—Aborto. Es sin dudas la conquista más histórica que vamos a tener por su contundencia e importancia. También el cupo laboral travesti trans porque implica dar un paso importante para modificar una realidad vinculada a una población que tiene 40 años de expectativa de vida en pleno siglo XXI. Y el programa Acompañar, a partir del cual terminamos este año con más de 105.000 mujeres siendo acompañadas por seis meses con un salario mínimo, vital y móvil. Para el primer año (de su puesta en vigencia) ha superado las expectativas (oficiales). Cada mujer que ingresó al Acompañar es una mujer que está en riesgo y que el Estado acompaña para salir de ese riesgo de violencia extrema.
—¿Usted considera que este es el programa que hizo que la cifra de femicidios se estabilice?
—Es posible pero es muy difícil poder dar alguna respuesta categórica porque los fenómenos de los femicidios y travesticidios son muy complejos. No tenemos dudas que en un momento tan particular como la pandemia, donde en la Argentina y en todo el mundo aumentaron las violencias por motivos de género, nuestro país pudo sostener las tasas de femicidio. Eso habla del trabajo, no solo del Ministerio, de todas las provincias, de muchos municipios. En ese contexto, el Presidente (Alberto Fernández) resolvió crear el Acompañar, que implica una inversión muy grande del Estado.
—Se necesita dinero para gestionar estas políticas preventivas. ¿Con qué presupuesto cuenta el Ministerio y cómo lo ejecuta?
—Ejecutamos íntegramente el presupuesto inicial que se nos asignó. Pedimos una segunda y una tercera ampliación. Para pedir ampliaciones hay que tener ejecutado el presupuesto, quiere decir que estamos al día. Del presupuesto inicial se ejecutó el 183%. Por eso se necesitaron las ampliaciones. Esto también marca la voluntad política del Gobierno. Estimamos que vamos a terminar el año por arriba del 90% (considerando las ampliaciones). La principal diferencia en términos del presupuesto inicial y del de ahora está vinculado a la cantidad de mujeres que necesitaron el Acompañar y el Estado respondió. Nunca se detuvieron los ingresos, no hubo cupo.
—¿Va a continuar el Acompañar?
—Va a seguir. No tiene plazos. Una de las principales demandas del movimiento de mujeres en Argentina era que el Estado provea de asistencia económica a quien está en situación de violencia de género. Porque sabemos que entre las muchas necesidades que tiene para poder salir de esa situación, una de las principales es la asistencia económica. Para poner en marcha el Acompañar ya firmamos convenios con 618 de los 2.300 gobiernos locales que hay en el país. También estamos trabajando en cómo se hace el acompañamiento psicosocial en esos municipios para ver cuáles son las salidas que pueden dar entre provincia y municipio a esa mujer.
—Después del Acompañar, ¿cuáles son las salidas que ofrece el Estado a estas mujeres?
—Pusimos en marcha el programa Producir, de asistencia económica y técnica para fortalecer o para crear unidades comerciales, emprendimientos productivos de los más variados. Hay de todo: panadería, cooperativa, cuidado personal, hilados, construcción, estética, estampado, gestión menstrual ecológica, arte y medios y mucho más. Todos están en marcha. En cada uno de esos emprendimientos tienen que estar incluidas mujeres que hayan estado o estén en situación de violencia de género. El trabajo tiene que ser coordinado con los municipios y con las provincias porque estamos con un volumen muy grande de ingreso. Hay un trabajo muy importante con empresarias y empresarios para empezar a asegurar cupos para personas que hayan estado en situaciones de violencia de género. La idea es el año que viene ir por más, porque además por cada unidad productiva hay 5, 10, 15, 20 personas que están trabajando.
—¿Cuántos emprendimientos están incluidos en el Producir?
—Son 183 en todo el país. También trabajamos una línea específica del programa Potenciar Trabajo, que administra el Ministerio de Desarrollo Social, para mujeres en situación de violencia de género. Allí había 11.700 (beneficiarias) hasta noviembre y hay más de 6.000 personas trans. El Ministerio de Producción también viene llevando adelante una política muy activa para incentivar la contratación de mujeres y personas trans. Los sectores más difíciles para la recuperación son los más feminizados. Viene creciendo Argentina, hay reactivación continua, sobre todo en la industria y la construcción que son dos sectores masculinizados. En este contexto, destaco el rol del programa Registradas, que incentiva la contratación, la formalización y la bancarización de un sector con 98% de (participación laboral de) mujeres, el de las trabajadoras de casa particular. Vinculo todas esas iniciativas porque cuanto menos capacidad tengamos de alcanzar autonomía e independencia económica, habrá más desigualdad y violencia. Este caminito hay que hacerlo porque es un camino que ayuda a pensar porqué hay que generar igualdad, porque eso hace que bajen las violencias.
—Y también en este contexto entran como políticas públicas el cuidado de la niñez, de las personas mayores, de quienes tienen alguna discapacidad. ¿Es así?
—Los cuidados son clave. Logramos algo muy importante: poner en agenda la organización social de los cuidados. La pandemia lo puso sobre la mesa, lo dejó al descubierto. Hubo una crisis de cuidados. Tenemos que reorganizarlos con una lógica de igualdad de género. Si no hay servicios públicos para una persona que tiene discapacidad o persona mayor o para niños, el cuidado recae en las mujeres. Entonces se requiere un Estado motorizando, creando esos servicios de cuidado, creando infraestructura. El ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, es un aliado en ese sentido. El Ministerio de Desarrollo está trabajando en la creación de 300 Centros de Desarrollo Infantil. Por otra parte, estamos trabajando (desde la cartera de Mujeres, Géneros y Diversidad) en un anteproyecto de ley, que brindará el marco normativo para pensar todo esto como una política de Estado.
—Cuidados será entonces una de las prioridades para iniciar el tercer año de gestión. ¿Algún otro eje pendiente para el año que viene?
—Sí, la reactivación económica con igualdad es fundamental. Pensar de modo más estratégico la recuperación.
—¿Qué hace que su Ministerio sea distinto a los demás?
—Primero es un Ministerio que tiene legitimidad porque nace de una lucha, entonces hay un vínculo dialéctico entre el movimiento de mujeres y el Estado. La gente lo siente como propio. Genera mucha expectativa y porque el movimiento de mujeres es el actor colectivo más dinámico y más transformador que tiene la Argentina, Latinoamérica. Eso quiere decir que hay una demanda hacia el Estado muy fuerte. Queremos generar suficiente institucionalidad para que el Ministerio se quede como un pilar de las políticas de Estado. Por ejemplo, el Acompañar es de las mujeres. Hay una lógica distinta que es un desafío muy grande.