El dolor y la alegría. Dos sentimientos tan contundentes, tan profundos. Un contraste que a la vez conviven en días muy particulares para el entrenador rosarino Gonzalo Bogado, quien apenas semanas después de perder a su padre, se consagró bicampeón de la Cañadense con Sportivo Rivadavia de San Genaro al derrotar otra vez a un gigante como es Sport.
“El club confió en un proyecto y lo mantuvo. Se sostiene la base y le vamos sumando lo que necesitamos, con una mirada a las inferiores que son competitivas y nutren a la primera. Es un club serio que hace las cosas paso a paso, entonces cuando desde la cabeza las cosas están claras, el proyecto se desarrolla de manera proporcional”, explicó Gonzalo, quien agregó: “La ciudad encontró en el básquet un evento importante, un partido en San Genaro es algo social también, hay una red mayor de contactos y recursos que apuntala el proyecto”.
Y Bogado también le dedicó unas palabras a los tres “rosarinos” del equipo, Julián Mendia, Renzo D’Amari (es de Puerto San Martín) y Lucio Grimauldo (es de San Lorenzo).
“Julián es el capitán. Llegó desde el inicio del proceso. Es un jugador muy competitivo que ama el juego, es muy responsable a la hora de entrenar y clave en los momentos en los que la pelota quema”, analizó.
“Renzo a pesar de su juventud tiene una gran experiencia y genera mucho juego. Nos da fluidez, está con mucha confianza y encontró un lugar en el que está cómodo. Eso se nota en la cancha”, explicó.
“Lucio encajó desde el primer minuto en la localidad, se hizo querer y nos aportó mucho desde su potencia e intensidad en defensa. Le toco estar en rehabilitación durante esta final y esperando volver. Es un jugador súper positivo”, cerró.
