El gobierno de Venezuela tomó este martes el control de las instalaciones de Goodyear, un día después de que el fabricante de neumáticos estadounidense anunciara el cese de operaciones, sumándose el cierre de otras multinacionales debido a la crisis económica que atraviesa el país bolivariano.
En un comunicado leído en la televisora estatal VTV, el gobierno venezolano de Nicolás Maduro anunció que puso en marcha «todos los procedimientos» para «restablecer la operatividad y productividad de la planta» de Goodyear en la zona industrial de Valencia, estado Carabobo (norte).
El lunes, con una comunicación colgada en la entrada de la planta, Goodyear informó que había sido «forzada a cesar sus operaciones».
El gobierno chavista tildó la ocupación como una «medida de protección» para los 1.160 trabajadores del lugar y solicitó a la Fiscalía iniciar «una investigación penal contra los propietarios y responsables de la empresa CA Goodyear de Venezuela (GDV) para determinar su responsabilidad ante este hecho de sabotaje y boicot».
La compañía norteamericana aseguró haber cumplido con el pago de salarios y beneficios laborales a sus empleados, además de disponer de un monto «adicional extraordinario» que será desembolsado en los próximos días, así como 10 llantas para cada trabajador.
La fábrica apenas llegaba a 20% de la capacidad instalada para producir 10.500 neumáticos diarios, según sindicalistas.
El gobierno venezolano enmarcó la decisión de Goodyear en una «escalada de ataques» contra un plan de reformas lanzado por el presidente Nicolás Maduro en agosto pasado, sin poder frenar una crisis caracterizada por la escasez de productos básicos y una hiperinflación que el FMI proyecta en 10.000.000% para 2019.
El cierre «se suma al expediente de desestabilización y continuas agresiones que desde Estados Unidos se promueven contra Venezuela», agregó.
La escasez de repuestos y neumáticos, combinada con elevados precios, ha provocado que 90% de la flota de transporte público se encuentre varada.
Con el argumento de estar respondiendo a boicots, el gobierno venezolano ha ocupado en el pasado instalaciones de compañías internacionales.
Una medida semejante tomó en agosto contra otro fabricante de neumáticos, Pirelli, que cerró su planta en el país por falta de materia prima tras 28 años de operaciones; así como contra la empresa irlandesa Smurfit Kappa, fabricante de cajas de papel para embalaje.
Otras trasnacionales como Kellogg y Kimberley Clark han abandonado Venezuela en los últimos años.