El lunes 20 de agosto, la reconocida artista rosarina Graciela Sacco, quien falleció en noviembre último, hubiese cumplido 62 años. Para mantener vivo su legado, la Secretaría de Cultura y Educación municipal organizó una muestra planteada en dos aspectos que buscan, en conjunto, resaltar la dimensión múltiple de su recorrido artístico a través de alguna de las obras más representativas de su producción. Poniendo el centro, precisamente, en esa dimensión múltiple de su trabajo, la curadora Belén Antola junto a un equipo coordinado por Georgina Ricci, ahondó en las dicotomías “público-privado” e “interior-exterior”, ofreciendo a los rosarinos un conjunto de obras que pueden observarse tanto en las salas de las Galerías del Centro Cultural Parque España (Ccpe, Sarmiento y el río) como en el diálogo cotidiano de los ciudadanos con la urbanidad plena de sus calles.
De esta manera, Territorio Sacco, es una suerte de cartografía artística de la ciudad, significada por una serie de intervenciones en el espacio público que buscan restituir las “interferencias urbanas” como Sacco las llamaba, generando un nuevo itinerario, propio y singular, de Rosario.
Pero también hay trabajos inéditos que no llegaron a mostrarse nunca antes, últimas producciones y otras inconclusas que estaban en el taller de la artista que sólo la curadora supo hacia dónde iban y que las sacó de la intimidad para mostrarlas bajo el rótulo Mágico Primitiva. Graciela Sacco y Rosario en las Galerías del Ccpe hasta el 7 de octubre.
“En esta muestra, a diferencia de los otros homenajes que se le realizaron en el país, la obra está repartida entre adentro y afuera del museo en partes iguales. Algo que le interesaba mucho a mi madre era intervenir el espacio público. Para ella era una prioridad, y las obras más emblemáticas de esta muestra me parece que están fuera del museo”, opinó Marco Garavelli en diálogo con El Ciudadano.
Durante la recorrida por las intervenciones urbanas y las galerías que realizó El Ciudadano junto a familiares de Sacco, la curadora, autoridades municipales y el equipo organizador, la referencia a la artista como alguien que se fue repentinamente y antes de tiempo era tristemente inevitable. “Queda su obra”, comentó en ese tono su hijo Marco en una de las postas donde yace la obra Entre nosotros, realizada por su madre en 2001 y que se puede ver en el edificio semienterrado del Jardín de los Niños.
Hasta ese territorio dedicado a los más pequeños en pleno corazón del Parque Independencia llegó la obra de Sacco para colmar varios espacios del predio con Esperando a los Bárbaros, una instalación donde ojos de hombres, mujeres y niños, llevan a la pregunta “¿Somos los que observamos o nos observan?”, como supo referir alguna vez la curadora Diana Weschler.
La intervención urbana, por su carácter intrínseco, representa un acto efímero. La misma continúa en el Museo Castagnino con una serie de pegatinas en las paredes exteriores del edificio pertenecientes a la serie ¿Quién fue? (la misma también puede observarse en el frente de la Facultad de Humanidades y Artes de Entre Ríos 758 y el Museo de la Memoria de Córdoba 2019). La imagen, el último trabajo de la artista es, según el curador y crítico de arte Fernando Farina, “el eslabón final de una manera de enunciar; un proyecto pensado para el espacio público pero que, a la vez, cuestiona el espacio íntimo; un dedo que nos señala, nos intimida, nos acusa”. Se trata de una obra que abrió y cerró la muestra en Buenos Aires con la que el Museo Nacional de Bellas Artes recordó a la artista rosarina.
Otra de las intervenciones públicas corresponde a El Incendio y las vísperas, que se observa en la explanada del Museo de la Memoria, y Bocanada, obra paradigmática de 1993 donde Sacco expone en planos cerrados los contornos de distintas bocas abiertas. En papel y vinilo, la serie vuelve a empapelar varios puntos de la ciudad: el ingreso al Túnel Arturo Illia, el nuevo frente de la Facultad de Humanidades y Artes (Corrientes 745), el ingreso a la Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto (Sánchez de Bustamante 129), y el frente de La Toma (Tucumán 1349).
Otra de las intervenciones es Peligro de extinción: alas de ángel junto a las puertas de escuelas, una forma de denunciar lo que sucedía en los 90 y que parece volver a repetirse, y señalan el peligro de extinción de la educación pública que tapiza el frente de la Escuela Municipal de Danza y Arte Escénico Ernesto de Larrechea (España 674), la Biblioteca Argentina (Pasaje Álvarez 1576), y la Hemeroteca Municipal (Santa Fe 1553).
“Mi madre, en un principio, no tenía reconocimiento en Rosario y cambió su carrera cuando, en el 96, fue seleccionada para ser la representante argentina en la Bienal de San Pablo haciendo una carrera en la que saltó por encima, incluso, de Buenos Aires. A partir de ahí, y entre el hecho de ser mujer y del interior, siempre siguió adelante con muchísima convicción y seguridad con lo que hacía”, expresó Marco en otro momento del recorrido.
La inauguración de la muestra también sirvió para la puesta en valor de algunas obras que la artista supo donar a instituciones públicas de la ciudad. Una de ellas, de la serie Sombras del Sur y del Norte, es El incendio y las vísperas, un dispositivo artístico instalado en el ala nueva de la Facultad de Humanidades y Artes donde se aprecia una instalación de vidrio que se expresa con luces y sombras proyectadas sobre una pared.
“Es una muestra más personal, como en crudo, que se acerca más a la piel de mi madre, y es en Rosario, que era su ciudad, donde ella creó prácticamente todas sus obras, más allá de su trabajo en el exterior”, dijo Garavelli, que vino especialmente desde Madrid junto a su hermana Clara quien vive en Londres para acompañar este homenaje a su madre.
Para agendar
«Territorio Sacco» continúa en exhibición en distintos espacios urbanos de la ciudad mientras que la muestra fija «Mágico Primitiva. Graciela Sacco y Rosario» se podrá visitar, hasta el 7 de octubre, en las Galerías del Centro Cultural Parque de España de Sarmiento y el río