Los bancos reflejaron por primera vez en sus resultados los efectos de una actividad económica que se mantuvo débil en el segundo trimestre y una fuerte regulación oficial, dos condiciones que sólo pudieron ser sorteadas con éxito por los grandes jugadores del sistema financiero. Los más chicos, en cambio, debieron mantenerse a flote con negocios más reducidos y reflejar ganancias inferiores a la inflación.
En los resultados que presentaron durante la semana pasada a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, las seis principales entidades privadas que cotizan en el mercado local informaron mejoras en sus resultados del segundo trimestre de 2015. Pero sólo tres de ellas, que concentran en conjunto el 25 por ciento del mercado, comunicaron beneficios superiores a la variación de precios: el Galicia obtuvo un 30 por ciento más que en el mismo período del año anterior; el Santander, un 43 más y el BBVA, un 67 por ciento más.
En el mismo lapso, el Patagonia registró una suba del 20,9 por ciento; el Macro, una del 12, y el Hipotecario, una del 8,7 por ciento. Estos tres bancos representan apenas el 11 por ciento del sistema.
Los clientes pagan
Los mayores ingresos que percibieron los bancos provinieron de las comisiones cobradas a clientes, de los intereses por tarjeta de crédito y de los rendimientos obtenidos por la tenencia de títulos públicos y privados, entre los cuales se incluyen las letras del Banco Central, que dejaron un rendimiento promedio del 27 por ciento anual.
Los ganadores de siempre
La fuerte regulación que impuso el presidente del banco Central, Alejandro Vanoli, terminó por golpear con mayor fuerza a las entidades medianas y pequeñas del sector bancario.
Un ejemplo de esto fue el tope a las tasas de interés de determinados créditos, como los personales, prendarios y de tarjetas de crédito. La limitación fue más difícil de sobrellevar para los bancos que trabajan con menor escala de clientes y un volumen de liquidez más reducido. En los últimos meses, ante la floja demanda del sector privado, las grandes entidades resolvieron volcar sus préstamos a individuos a una tasa de interés sensiblemente menor a la exigida por el Central.
Para un crédito personal, por caso, llegaban a lanzar promociones con tasa de interés nominal menor al 30 por ciento anual. El peso que tienen dentro del sector les da cierto margen de maniobra para hacerlo.
Pero la decisión dejó poco espacio para hacerlo a las entidades más chicas, que simultáneamente sufrieron un fuerte incremento en su estructura de costos: tanto en el fondeo, por el que debieron empezar a pagar tasas de interés más altas a los ahorristas minoristas; como en la masa salarial, por la recomposición de los trabajadores del sector.
Tienen banca
Sólo entre el Galicia, el Santander y el BBVA Francés, que lideran el ranking de bancos privados tanto por préstamos como por depósitos y por activos, obtuvieron resultados por 2.450 millones de pesos durante el segundo trimestre. El resto de los cotizantes (Macro, Hipotecario y Patagonia), en cambio, reunieron 1.490 millones de pesos.
Bancos como el HSBC, el Mariva, el Supervielle y el ICBC, que por estos días también presentaron sus estados contables en la Bolsa de Comercio, reflejaron en el primer semestre de este año ganancias un 40 por ciento menores a las del mismo período del año pasado. No obstante, para estos casos la comparación se hizo contra una época en la que los bancos obtuvieron resultados extraordinarios por los efectos de la devaluación, que llevó adelante el ex presidente del Banco Central Juan Carlos Fábrega en enero de 2014.
A la espera
Los banqueros saben que la época de oro para el sector mostrará un estancamiento en 2015. No tanto por la supervisión del Central como por la caída de la demanda que perciben ante los desequilibrios de la macro economía y la incertidumbre política. Y saben que, en este contexto, la supervivencia será una nueva prioridad, a la espera de tiempos mejores.